El petróleo empuja a Pekín hacia Occidente
Por Olivier Baube
Las enormes necesidades de petróleo que tiene una China en pleno crecimiento van a empujar a las autoridades de Pekín a cooperar con Occidente, en particular con Estados Unidos, aunque al mismo tiempo se incrementarán las tensiones, vaticinan los analistas.
«La inserción de China en el mercado petrolero acerca los intereses» de Pekín y Washington, estimó Pierre Noel, especialista de geopolítica de la energía en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI). «China tiene el máximo interés en la estabilidad de Oriente Medio», agregó ante los participantes de un coloquio sobre China, organizado el martes por la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS).
Y es que el consumo de petróleo de China se eleva a unos 6 millones de barriles por día (mbd), el 8% de la demanda mundial, pero sobre todo representa cerca de un cuarto del crecimiento de la demanda global, indicó este experto. En 25 años, el gigante asiático necesitará cerca de 15 mbd, de los que diez millones serán importados, porque China también es -un hecho menos conocido- el sexto productor mundial de petróleo, por delante de Kuwait.
En estas condiciones, Pekín necesitará imperiosamente que haya seguridad petrolera. Para lograrlo, puede crear una reserva estratégica, lo que está en proyecto, según Noel, o «contribuir a asegurar el corredor petrolero entre Oriente Medio y Asia, incluso hasta el propio Oriente Medio», agregó el experto. Si China se decide por esta vía, «tendrá que dialogar como mínimo con Estados Unidos», sugirió Noel.
Para François Godement, especialista en Asia en el IFRI, China no tiene los medios de llevar a cabo una política de confrontación, como se ha podido comprobar por ejemplo en el caso de Taiwán. En este asunto, particularmente explosivo en su relación con Estados Unidos, China se esfuerza ante todo en «preservar el statu quo actual», señaló Jean-Pierre Cabestan, gran especialista del mundo chino y de Taiwán en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS).
En cualquier caso, «el hecho de que China importe más petróleo no es en sí una causa de conflicto con Estados Unidos», según Noel. Sobre todo, porque «la diplomacia energética» se inclinará más por el gas que por el petróleo, «en dirección de Rusia, Asia central e Irán en particular», este último, muy preocupado por enviar su gas natural hacia China, cuya demanda también será creciente, aseguró. La reducción de la parte del carbón, que cubre el 70% del consumo, es un «objetivo mayor de China», según el investigador.
Otros expertos, como François Heisbourg, que dirige la FRS, se muestran más prudentes sobre el futuro de las relaciones de Pekín y Washington. «El mito movilizador del acceso al petróleo continúa funcionando. Todavía estamos en la geopolítica del oleoducto», subrayó, sin descartar que en el futuro se pueda producir una «ruptura geopolítica» en la carrera que se va a iniciar en materia de seguridad petrolera. China desea los recursos petroleros y gasíferos de Siberia, en lo que compite con Japón y Corea del Sur, advirtió por su parte Pascal Lorto, consultor y antiguo director de estudios económicos de la compañía Total, en una nota de opinión publicada el martes por el diario francés «Le Figaro». Este considera que Estados Unidos alienta a Seúl y Tokio para «tratar de constreñir la subida en potencia de China al jugar sobre las fragilidades del suministro energético», alimentando también la tensión. De hecho, según este experto, «la guerra por el petróleo no ha hecho más que empezar». (AFP)
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