El pintor callejero que creó un clásico
El Chiringuito es un clásico del centro de Bariloche, pero no especialmente para los miles y miles de turistas que pasan por el frente de sus locales de Quaglia y Rolando, ambos al 200, sino especialmente para los que viven todo el año en la ciudad.
¿Cuál es la clave de estos restaurantes? A Néstor Torres, su dueño, no le cuesta responder: carta sencilla, precios accesibles y atención rápida.
No son los únicos locales gastronómicos que tiene Torres, pero aun así su pasión es el arte: pinta cuadros con sus manos. Así reunió el capital inicial. Y para no perder la maña, cada año vuelve a partir para ejercer el mismo oficio en otro continente.
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