El primer gobernador de Neuquén, en lo más alto de la barda

Los restos de Olasocaga y de su esposa descansan al final de la avenida Argentina. Una versión asegura que el coronel no quería el traslado de la capital.

Sobre avenida Argentina a pocos metros de la plaza de las Banderas y en uno de los puntos más altos de la ciudad se encuentra el monumento donde descansan los restos del primer gobernador del territorio, Manuel Olascoaga, y de su señora, Delfina Urtubey.

En los archivos históricos se revela que en 1904 el gobernador Bouquet Roldán, se instaló en la nueva sede de la capital denominada oficialmente Neuquén. Según algunos reportes periodísticos de la época, la medida fue cuestionada por Olascoaga por considerar un lugar inhóspito y sin posibilidades de progreso. El coronel Manuel José Olascoaga fundó la primera capital de la provincia, en Chos Malal, el 4 de agosto de 1887 y hay versiones que no quería que moviera de allí.

Los restos del primer gobernador de Neuquén no siempre descansaron en la capital neuquina, ya que antes estaban en Mendoza, tierra de la cual era originario y donde también tuvo una extensa carrera.

Elsa Esther Bezerra, miembro de número de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén, indica que el 5 de agosto de 1980 se lee en el boletín Municipal N °150 una disposición del gobierno de la provincia, en aquel entonces el general Domingo Trimarco, donde autoriza a la municipalidad de Neuquén a “sancionar y promulgar una ordenanza declarando de interés municipal el traslado y ubicación en esta ciudad del monumento mausoleo donde descansarán los restos del ilustre patriota coronel Manuel José Olascoaga y de su señora esposa”.

Además menciona que se “autoriza a la Comisión de Homenaje a construir el monumento antes mencionado a dicho prócer en el Lote M, manzana B de la chacra 130 sobre la avenida Argentina frente a la plaza de las Banderas, aceptando la donación efectuada por esta comisión”.

Una crónica de “Río Negro” reseña que sus restos fueron recibidos el 10 de junio de 1983 por el gobierno y el pueblo neuquino con los máximos honores militares, en un acto que se realizó en el aeropuerto, y posteriormente en Casa de Gobierno. En Mendoza, antes de partir hacia la capital neuquina, sus restos fueron despedidos con todos los honores .

Una delegación neuquina viajo oportunamente a Mendoza a recibir los restos. “La delegación es presidida por el coronel Rodolfo García, en representación del gobierno del Neuquén; por la presidenta de la Comisión de Homenaje al coronel José Manuel Olascoaga, Nélida Alvarez de Del Pin y por la señora Balkis Ale de Barbosa, en representación de la Agrupación de Nativos del Norte Neuquino “Picún Peñí”.

El registro narra que luego del acto en el aeropuerto de Neuquén sus restos se trasladaron en caravana. “Una cureña trasladó la urna funeraria acompañada por una caravana oficial y por delegaciones civiles desplazándose por ruta 22 e ingresando por avenidas Olascoaga, Argentina, y calle Roca hasta detenerse frente a la Casa de Gobierno”, rememora la crónica del momento.

En su mensaje de homenaje el gobernador de entonces, general Trimarco, declaró: “Noventa y dos años han transcurrido y el coronel Olascoaga regresa al epicentro de sus gloria reclamado por el pueblo neuquino y consentido el hecho por sus familiares y comprovincianos”.

El 11 de junio de 1983 se realizó el acto central, dividido en dos partes. La apertura se produjo con la conmemoración al centésimo cuarto aniversario de la campaña al desierto, en la explanada de las plazas de las banderas.

Posteriormente se trasladó hasta el lugar donde se encuentra erigido el monumento-mausoleo, la delegación oficial presidida por el gobernador de Neuquén, altas autoridades militares, ministros del Poder ejecutivo, intendentes de Neuquén, Chos Malal, Cutral Co, Picún Leufú, y Piedra del Águila. Asistió también una comitiva que viajó desde Mendoza, entre la que se contaba familiares directos del coronel Olascoaga. Sus nietos coronel Mario Lauro Olascoaga (R), y el general (R) Manuel José Olascoaga, y el coronel (R) Jacinto Saturnino Torres Anzorena. El frío acompañó durante toda la jornada.

Luego del toque de silencio a cargo de las bandas del Batallón de Ingenieros 161 y de la Policía del Neuquén se descubrieron las placas recordativas.

“Se inició con el descubrimiento de la placa de los hijos de Olascoaga, continuó con la del pueblo y gobierno del Neuquén y posteriormente la Comisión Neuquina de Homenaje, descubrió dos placas: la primera en memoria del primer gobernador del Neuquén y la segunda en nombre de su esposa Delfina Urtubey de Olascoaga”, indicó.

La escultura hecha

por Atilio Morosín

Datos

El monumento-mausoleo está ubicado en el extremo de la avenida argentina. La estatua fue esculpida por el artista plástico Atilio Morosín.
Elsa Bezerra, miembro de número de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén, detalla que “el monumento con su figura de pie tiene una altura de tres metros, lo muestra con capote militar con un teodolito en su mano izquierda y un libro en la derecha, síntesis de sus trabajos geográficos, topográficos, de etnografía y lingüística”.
Una empinada escalinata conduce hasta la estatua y el pequeño cajón de cemento donde descansan sus restos y los de su esposa. Alrededor y protegidos por altos pinos, la cartelería ofrece al visitante un recorrido por la vida y obra de este hombre que dejó su nombre inscripto en la historia de Neuquén.
Una comitiva de niños de escuelas primarias y secundarias fueron la guardia de honor en el acto oficial.

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