Cercos vivos: todo lo que hay que tener en cuenta

Pensar el lugar, elegir las especies, determinar las distancias correctas entre plantas, poner a punto el riego son algunas de las cosas a tener en cuenta. El ingeniero Luciano Fernández Carro, del vivero La Deseada, de Cipolletti, explica los pasos en detalle.

En los últimos tiempos, los cercos vivos se han convertido en uno de los métodos más utilizados para rodear un terreno y es muy común ver los tupidos bloques verdes protegiendo la privacidad de las viviendas.
La elección del cerco vivo para nuestro lugar o para espacios verdes – no solo es por una cuestión ornamental y decorativa- sino también por los beneficios que aporta al ambiente.


Para tenerlos, hay que proyectarlos de acuerdo a su utilidad y también es imprescindible saber qué especie es la correcta para cada situación. Es que la amplia variedad aporta diferentes rasgos llamativos y ornamentales, según las características que cada una destaca brindando al lugar, una vista admirable de variados colores, dependiendo cada estación.
En esta oportunidad, RÍO NEGRO consultó al ingeniero agrónomo Luciano Fernández Carro, del vivero La Deseada S.R.L., de Cipolletti.


Carro aconseja tener en cuenta tres factores importantes: primero, realizar una correcta selección de especies; en segundo lugar la adecuada instalación en el terreno y por último, el mantenimiento para un desarrollo óptimo.

Las plantas se vuelven no sólo un marco colorido sino también fuentes de vida de la diversidad.


“Debemos considerar los factores climáticos (sol, vientos predominantes, temperaturas extremas de verano e invierno) y de suelo (pendientes, drenajes, tipo de suelo: arenoso, arcilloso o franco (las partes superficiales del terreno cuya composición está en proporciones óptimas). En muchos casos, se presentan situaciones mixtas, con pleno sol, vientos y sectores de sombra por construcciones o vegetación existente”, explica Fernández Carro.
Según el profesional es importante hacer un relevamiento que incluya estos datos para hacer una selección de especies adecuada y recomendar las correcciones de suelo necesarias y previas a la plantación.

El violeta y verde le dan un toque especial a este cerco vivo.


En segundo lugar, explicó que es conveniente tener en cuenta los factores funcionales como: delimitar terrenos, aportar intimidad, seguridad, ocultar vistas indeseadas y/o filtro sonoro.
“En todos los casos, se busca una estructura perenne, que conserve su follaje en las cuatro estaciones y responda a los demás requisitos los cuales pueden ser: alturas definidas que se manejarán con poda (cierres de tender, sectores de canil y otros), que normalmente están ligados al desarrollo de los cercos perimetrales”, acotó.


Por último, para el ingeniero Fernández Carro, el tercer factor es estético y no por eso menos importante. “En la Patagonia árida, el uso de especies que van incorporando interés y variedad en las cuatro estaciones , transforman a los cercos mixtos en una alternativa única, en un marco atractivo y a la vez en un complemento del diseño general del jardín”.


“Teniendo en cuenta estos tres factores podemos detallar algunas especies aptas para cercos, en función de sus principales características técnicas y ornamentales”, argumentó el ingeniero y agregó que las especies para cerco deberán ser resistentes al clima y saludables por naturaleza para evitar plagas y enfermedades difíciles de curar.
Podemos considerar cercos monoespecie, en general para grandes extensiones y mínimo mantenimiento y, cercos mixtos, donde se buscará en primer lugar afinidad de convivencia, es decir, similares condiciones de clima y de crecimiento, que ninguna sea demasiado agresiva en su desarrollo, para comprometer el crecimiento de las demás.


“Luego, se elige la combinación de especies por el aporte que harán en colorido estacional (brotes, flores, perfume, frutos), y permanente (follaje perenne verde y de color)”, especificó el experto a Río Negro.
Las de follaje semi persistente, se colocan en menor cantidad e intercaladas con otras de follaje perenne considerando su valor, que suele ser una prolongada floración – explica -y en algunos casos, se convierten en un atractivo para animales benéficos como las mariposas, abejas y aves.
Una vez que se tiene resuelto el diseño con la selección de especies, hay que considerar la distancia de plantación y el tamaño de plantas recomendado, para un mejor desarrollo en el tiempo.

Paleta de colores impresionante, para que la vista sea un placer.


Como valor promedio para plantas de porte medio grande (envases de 10 litros, con buen desarrollo), la distancia es de 2 metros entre ellas. Para plantas medianas (envase 4 litros, con buen desarrollo), la distancia es de 1,5 m. En plantas pequeñas (plantín), la distancia no debería variar demasiado ya que no debemos perder de vista que el resultado en planta adulta será siempre el mismo, afirma Luciano y, si plantamos muy cerca, van a interferir unas con otras en su sistema radicular y aéreo.
Una vez resuelto el cálculo de las distancias de plantación estaremos en condiciones de calcular las plantas para el cerco.


Pero antes, hay que definir el sistema de riego, que por el mejor aprovechamiento del recurso y provisión a las plantas, es el de manguera de goteo, según Fernández Carro. En función de las características del parque o jardín, se puede resolver en forma automatizada, a través de programadores que funcionan con bombas para riego, o los de canilla, con presión de la red para pequeños espacios en jardines urbanos.
Si elegimos regar en forma manual (manguera), será aconsejable un riego profundo a cada planta (que llegue a la raíz), espaciado en función de la necesidad (días muy cálidos dos veces a la semana), hasta que el sistema radicular se adapte al nuevo terreno.


El siguiente paso será hacer los hoyos de plantación respetando el distanciamiento del diseño. Siempre serán un poco más profundos y anchos que el tamaño del envase (50% más de profundidad y ancho), para mejorar el suelo que va a estar en contacto con las raíces.
Podemos agregar un puñado generoso de humus de lombriz en la base del hoyo de plantación, o mezclado previamente con la tierra para completar el hoyo. Al plantar es importante hacer un riego copioso que encharque y nos muestre si hace falta agregar más tierra, para no dejar descubierto la raíz de la planta.


En superficie, al pie de cada planta, se puede fertilizar con algún iniciador que favorezca desarrollo de raíz (fósforo) incorporando además nitrógeno, potasio y micronutrientes. De acuerdo al producto, serán las dosis y fechas de aplicación recomendadas.
Una vez finalizada la plantación es necesario resolver la forma de guía para cada especie en función de su desarrollo (sostén) – aclara – y algunas se podrán doblar en espaldera para ayudar a cubrir más superficie rápidamente y estimular el crecimiento de ramas nuevas. En otros casos sólo es necesario ayudar a que se enreden solas (ej: jazmín de leche).


“Una vez que las plantas están con el soporte y guía adecuado definiremos con poda las alturas y anchos de cerco pautados en el diseño”, especificó y agregó también que “los cercos mixtos no sólo limitan espacios, también son fuentes de vida en la diversidad de recursos que ofrecen, hogar de aves e insectos benéficos que contribuirán al control de plagas en forma natural, y por supuesto, ¡un placer para los sentidos!”, concluyó el ingeniero Luciano Fernández Carro.


Las especies más utilizadas en cercos

Eleagnus: Según el experto, es el cerco base por excelencia en nuestra Patagonia árida por su estructura perenne, de rápido crecimiento y excelente sanidad. Se completa con gran floración estacional, de pequeñas flores muy perfumadas.


Oleas texanum: de similares características a los eleagnus, pero de mayor porte en ancho al final de la planta (adquiere una estructura leñosa que no puede controlarse con poda en espacios más limitados. Es recomendada para parques amplios)


Photinia fraserii: es excelente para utilizar por su follaje ornamental (brotes nuevos rojizos), que contrastan con otras especies en combinaciones mixtas. Su desarrollo es más alto que ancho, por lo que debe considerarse esto, a la hora de diseñar.


Nerium oleander, laurel de jardín: rústicos, sanos, y de prolongada floración (primavera y verano), en amplia gama de color. “Al principio es bueno protegerlos de heladas en el invierno si están expuestos. Puede helarse parte del follaje en invierno, con lo que tendremos que esperar a ver brotes nuevos en primavera”, afirmó.


La poda deberá realizarse en las épocas que cada especie tienda a desarrollar follaje nuevo, explica el experto, justamente para aprovechar esta condición de renovación. Esto va a depender de cada especie, ya que en algunos casos también trataremos de estimular la floración (rosas, buddleias, laurel de jardín).
Las herramientas de poda deben estar bien afiladas para evitar heridas que luego serán ingreso de otras enfermedades. Si podamos plantas con alguna enfermedad, la tijera puede ser factor de contagio, por lo que se recomienda estar atento, y siempre lavar y desinfectar las herramientas.


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