Figuritas, papelitos… ¿Y con la basura? qué hacemos?

Más allá de la alegría por el Mundial y los álbumes, la psicopedagoga se pregunta ¿qué hacemos con nuestros us consumos? ¿Con el papel de figurita? ¿Lo tiras con la yerba? ¿Sabes que así estás alimentando los basurales a cielo abierto? ¿Sabés que si la yerba la tiras a un espacio con tierra podés armar un compost? ¿Sabés que cuando cambiamos nuestros hábitos de consumo ayudamos al medio ambiente?

Laura Collavini
laucollavini@gmail.com

Corresponde que antes de empezar a escribir le agradezca a Jesi hacerme tomar conciencia de todo el movimiento que surge en relación con las figuritas. Lo voy a compartir.
En lo personal, el folclore de estas me parecen super interesante. Desde tener el álbum, clasificar, en algunos casos enumerar, ir hacia atrás, adelante. Comparar, hacer una lista de las que se tienen, las que faltan. Estar atentos a quiénes juntan, coordinar para hacerlo es un ejercicio social excelente. Surge la satisfacción cuando se logra completar, pero también la adrenalina en cada paquete que se abre. Nos encontramos con la frustración que se cuenten más repetidas que las que se puedan sumar al álbum.
En esta oportunidad se sumó otro condimento. La dificultad en encontrarlas. Los kioscos recorridos, la sensación de sentirse excluido. ¿Cómo las conseguiste? ¿Dónde? Por supuesto para este ejercicio es menester contar con cierta posibilidad económica.


Pero llegan los contrastes. Mientras como mamá recorro los kioscos, armamos estrategias familiares para llegar en tiempo y forma al kiosco que recibe en el día y hora indicado, esperando que nos haya quedado alguna, hay otra realidad. En el mismo momento. En esas mismas horas en las que cientos de niños reciben figuritas compradas por adultos, otros niños mueren aplastados por un camión de basura.
Entonces me siento tonta alegrándome porque gracias a nuestro trabajo podemos alimentar el folclore del mundial y del álbum. Sabiendo que es comercio para miles, siendo conscientes que esta es la realidad consumista.

Sin embargo, la brecha es demasiado grande y no me gusta. Se desluce la alegría de cientos cuando tantos otros niños, de la misma edad, menores o mayores están hurgando en la basura para comer.
Figuritas y gaseosas contra hambre. ¿En el medio qué?

Millones de personas que se enteran de que hay un basural cuando alguien muere ahí pero que siguen tirando sus consumos abriendo un tacho. Llenándolo de todo lo que ya no quieren, para que otros se hagan cargo. Suena a hipocresía.

No respeto a ningún político que no haga algo, y cuando digo algo no es hablar. Las palabras se las lleva el viento. Hacer algo es mirar a la niñez y sacar los basurales a cielo abierto esparcidos por todo nuestro país. Los microbasurales que alimentamos todos los dias.

En el basural «El Volcadero» comen unas 200 familias cada día.

Chicho, Juan, Pedro, Ernesto, Joaquín, Estela, Cinthia. Pongan todos los nombres que le vengan a la mente. Alguno está ahora sacando basura para ver qué se puede llevar a la casa.
Diciendo “Qué barbaridad” no cambiamos nada. Por favor dejemos de decir semejante expresión que implica “no quiero saber más nada con esto, lo dejo en manos de otros”.
¿Y qué puedo hacer yo? Me dicen cuando esa expresión me exaspera.

¿Qué haces con tus consumos? ¿Con el papel de figurita que sacaste? ¿Lo tiras con la yerba? ¿Sabes que así estás alimentando los basurales a cielo abierto? ¿Sabés que si la yerba la tiras a un espacio con tierra podés armar un compost?
¿Sabés que cuando cambiamos nuestros hábitos de consumo ayudamos al medio ambiente?
Conozco a muchos chicos que tienen o tuvieron que ir al basural a buscar comida o una madera para armar un estante, o rescataron a un juguete roto.


Los pollos vencidos tienen su destino final en la panza de una persona que busca algo en el basural.
Muchas veces cuando veo la cantidad de bolsas tiradas en microbasurales o en los basurales, cuando veo volar una bolsa o un cigarrillo aplastado en el piso, imagino que tienen nombre y apellido, que puedo ir y llevárselas a cada casa y decir…” Se te cayó esto”.

Es necesario que tomemos conciencia que las personas no deben ingresar al basural, que es peligroso. Que los niños deben estar en el colegio y en sus casas siempre en resguardo de personas responsables y sanas mentalmente.

Podemos cambiar hábitos, aunque nos cueste. Aunque no estemos acostumbrados. Pero tal vez sea necesario pasar por la experiencia de ver con los propios ojos y sentir el dolor desgarrador de la humillación que implica sacar algo de la basura para comer. Tal vez sea necesario ver cómo tu basura se descompone y que un niño hambriento va a buscar algo que dejaste, entre las ratas.
Exijamos con presencia a estos políticos nacidos de nuestro vientre que se modifique y que los funcionarios funcionen. No va a suceder por arte de magia. Gente, hay que ponerle garra, así como cuando pensás dónde vas a ver el mundial.


Hacete un espacio en la cocina y ponete una botella para los plásticos, llena la botella despacito y la compactas con la punta de un palo de amasar (por ejemplo) una botella no ocupa mucho espacio. Te va a sorprender cuánto plástico consumimos.

Residuos vegetales que pueden compostarse.


Poné un recipiente con tapa bajo la mesada, chiquito, no hace falta gran cosa. Llénalo con todo lo orgánico que consumís. Llevalo a algún espacio con tierra destinado al compost y déjate sorprender por las plantas que te crecen y la tierra fértil que generas.
Si vivís en departamento podés armarte alguna compostera económica. Hay miles de opciones en internet.


Me pongo ácida. Si. Porque es necesario dejar de poner la culpa y responsabilidad en el otro y mirar la propia vida. Nuestras responsabilidades, mentiras, hipocresías.
“Es un garrón poner todo en el eco envase”. Pero te quejás cuando te muestran un pez con plástico adentro.
“Qué loco que los chicos tengan hambre en este país” ¿Si plantamos semillas en las veredas? En el árbol de la puerta de tu casa. Simplemente un cambio. No vas a cambiar el mundo. O sí. Porque cuando el agua estancada se empieza a mover, la vibración puede llegar muy lejos.
Salgamos de nuestro lugar de confort. Que los goles podamos gritarlos todos juntos.


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