En San Javier anhelan el desarrollo, pero lo que abunda son los reclamos

La pequeña localidad rionegrina de 1.000 habitantes nació como fuerte en 1782. La defensa de los malones es parte de su historia. Hoy el objetivo es seguir domando un vasto espacio rural

La conquista civil y política de la pequeña localidad de San Javier, nacida dentro de un fuerte en 1782 como avanzada para frenar el avance de los malones indígenas, trastoca hoy con el grueso listado de reclamos que exponen sus pobladores, quienes buscan accder a una mejor calidad de vida.

El historiador regional Héctor Pérez Morando, es quizá uno de los documentalistas que se preocupó por bucear en la historia de esta pequeña isla terrenal ubicada entre la ruta nacional Nº 3 y la margen sur del río Negro, a unos 30 kilómetros al oeste de Viedma.

Destaca un documento del presbítero Raúl Entraigas quien le atribuye a Francisco de Viedma y Narváez -fundador de Viedma y Patagones- la gestión de formar un “Fuerte Provisional” en inmediaciones de la disecada Laguna del Juncal, y bautizarlo “San Xavier de Laguna Grande”, en un homenaje que el colonizador español brindó al primer comandante del fuerte, el alférez Francisco Xavier Piera.

Luego se lo conoció como “Guardia Vieja” hasta tomar el actual nombre. Los historiadores recuerdan por entonces al cacique Escaquén y su tribu, que levantaron los toldos en las inmediaciones. Luego llegaron otros aborígenes, creando cierta preocupación.

En estos días todo pende del grado de avance, y de un fino hilo que pueden tensar las gestiones de las autoridades locales y provinciales para mejorar la imagen del poblado y brindarle respuestas a casi un millar de habitantes.

El objetivo es seguir domando el vasto territorio de este espacio rural, en medio de las chacras del Valle Inferior.

Hoy, algunos habitantes, se rebelan contra cierta imagen aislacionista. Se quejan de que la ausencia de asfalto en la extensa avenida de ingreso a la localidad desde la ruta nacional Nº 3 impide que las líneas de autotransporte de pasajeros -que vinculan a Viedma con el Sur o el Alto Valle- no ingresan al poblado.

Incluyen en las quejas la ausencia reiterada de médicos en el Centro de Salud. Los remedios deben comprarse en Viedma porque la farmacia cerró, y ven con ojos críticos que no cuenten con una estación de servicios.

El sector productivo reclama, además, por la falta de apoyo. (Ver recuadro)

De lejos, se observa las tranqueras cerradas de un flamante matadero móvil de punto fijo, todavía paralizado. En San Javier pocos saben de las razones ocultas del atraso, pero al pequeño complejo que podría traer progreso a esta pequeña población le faltan muy pocos pesos y gestión para concluir el sistema de tratamiento de efluentes, techados para los días de lluvia, el galpón para el grupo energético y replantear el diseño de los corrales, ya que están preparados solamente para animales grandes, y no para cerdos u ovinos.

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Calma y necesidades

Trabas y demoras por la planta de balanceados

Hace 30 años la comunidad recibió llave en mano del entonces gobierno alfonsinista, una planta de alimentos balanceados que no pudo administrar y cerró.

Hoy los productores de porcinos, buscan mejores horizontes. Sin embargo, no pueden avanzar con la instalación de una planta de balanceados porque en las gestiones de habilitación ante el Senasa necesitan que el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior no demore más en el circuito administrativo la entrega de un terreno en comodato. “En los organismos hay gente valiosa, pero hay gestiones para hacer porque tenemos apuro. Nos cuesta 30.000 pesos el envío al frigorífico de JJ Gómez a faenar y nos dejaron de pagar el subsidio de transporte hacia allá. Necesitamos decisiones políticas (por la planta de balanceados y la terminación del matadero de pequeños animales)”, dijo Eduardo Sequeiros, productor de porcinos.

Datos

$ 30.000
Lo que cuesta a productores de cerdos cada envío para faenar en JJ. Goméz. Esperan por el matadero local.
Tenemos sala de primeros auxiliados, policía, cloacas, y gas. El matadero es clave pero falta más de compromiso de todos. Marta Sánchez (empleada de forrajería)
Con la musica anduve por todos lados pero eché raíces acá. No hay naftas, ni farmacia. Hay que ir a Viedma seguido. Luis Gutiérrez (peón rural)
Es una comunidad ‘relinda’ que estoy conociendo por los chicos. Faltan proyectos comunitarios María Suárez (profesora de Arte de Secundario)

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