Weissel de Vista: «Vaca Muerta puede hacer de Argentina un protagonista global»
La industria está frente a una oportunidad extraordinaria. Hay apetito internacional por operar en nuevos plays no convencionales.
Por Matías Weissel, COO de Vista Energy
Cuando pienso en el crecimiento de Vaca Muerta, lo que más impresiona no es solo la velocidad con la que evolucionó su desarrollo, sino la transformación profunda que está generando en la Argentina. En 2012, cuando este proceso comenzaba, y del cual tuve el privilegio de ser parte, el país era importador neto de energía y el desarrollo del shale parecía una apuesta reservada para quienes confiaban en el potencial del recurso más que en los números del momento. Las certezas eran pocas, los desafíos enormes y el ecosistema industrial todavía estaba por construirse. Hoy, esa etapa quedó atrás.
Vaca Muerta representa el 60% de la producción total de hidrocarburos del país y las exportaciones de crudo alcanzan niveles que no se veían en décadas.
Ese salto tuvo impacto directo en la balanza comercial del país, que pasó de un déficit energético de 7.000 millones de dólares en 2013 a proyectar un superávit de 7.200 millones este año, con la perspectiva de alcanzar 30.000 millones de dólares anuales hacia 2030.
Vaca Muerta ya no es solo un recurso: es una política macroeconómica en sí misma. Si algo destaco del crecimiento de Vaca Muerta, fue la construcción colectiva. Operadoras argentinas e internacionales, independientes, empresas de servicios, Pymes, trabajadores, gobiernos provinciales y nacionales, sindicatos y vecinos. Cada uno aportó desde su lugar.
Hoy el país tiene una de ruta clara: sabemos cómo desarrollar Vaca Muerta, cómo operar con eficiencia y cómo escalar producción con estándares de clase mundial. Pero aún hay mucho por hacer.

La Argentina hoy opera con alrededor de 40 equipos de perforación; Estados Unidos, aún en un ciclo más maduro, tiene más de diez veces ese número.
Para sostener el crecimiento y convertir a Vaca Muerta en un polo definitivamente exportador, necesitamos atraer más jugadores para generar una mayor escala productiva y competitividad. La cuenca tiene espacio para múltiples modelos operativos que aporten diversidad, eficiencia y flexibilidad.
El aporte de Vista en este ecosistema fue desarrollar un modelo pensado específicamente para esta etapa de Vaca Muerta: un modelo joven, ágil, eficiente e innovador, con una cultura que alinea a toda la organización detrás de la creación de valor y la excelencia operativa.
Vista nació hace siete años como un proyecto en blanco y hoy es la compañía independiente más grande del país y el mayor productor de petróleo. Pero lo que explica esa evolución no es el tamaño, sino la cultura. En Vista, nuestros equipos trabajan con una mentalidad de fundador: se sienten dueños de la compañía y de cada proyecto, y ese sentido profundo de ownership es el que impulsa nuestro compromiso por la excelencia.
Esa lógica nos permitió estar entre los primeros en electrificar equipos de perforación y estaciones compresoras, en exportar crudo de Vaca Muerta en plena pandemia, en innovar con tecnologías de producción y en reducir complejidades operativas.
El dato
- 40 perforadores
- Hay en Vaca Muerta, mientras en Estados Unidos son cerca de 400, 10 veces más.
Ese diseño nos hace resilientes en escenarios volátiles y nos permite adaptarnos rápido a la demanda global. Contar con un proyecto de ciclo corto (perforar, completar y conectar un pad de cuatro pozos toma 120 días) como Vaca Muerta es una ventaja estratégica para la Argentina.
En un mundo donde la inversión global en upstream fue insuficiente durante la última década, donde la demanda seguirá creciendo en mercados emergentes y donde la geopolítica agrega volatilidad, tener un recurso de calidad, con costos competitivos y capacidad de acelerar o frenar actividad en cuestión de meses, es un diferencial que pocos países tienen. Vaca Muerta es uno de ellos.
La industria está frente a una oportunidad extraordinaria. Hay apetito internacional por operar en nuevos plays no convencionales. Compañías de Medio Oriente que avanzan fuerte con desarrollos de shale gas, o las norteamericanas, con know-how y capital, van a empezar a buscar nuevos horizontes productivos a medida que su producción madure. Vaca Muerta puede hacer de Argentina un protagonista de la industria global.
Además, el crecimiento de Vaca Muerta está generando una transformación decisiva y fundamental: la construcción de un nuevo ecosistema de talento joven en la cuenca.

Este desarrollo ya no convoca únicamente a ingenieros, geólogos o especialistas técnicos. También abre oportunidades reales para profesionales de finanzas, datos, tecnología, comunicación, recursos humanos, diseño, logística y servicios, así como para nuevos emprendimientos gastronómicos y proyectos vinculados al desarrollo urbano que hoy comienza a expandirse alrededor de la industria.
Vaca Muerta no es solo un motor de producción; es un entorno donde una nueva generación puede construir trayectoria, emprender, progresar profesionalmente y desarrollar un proyecto de vida. Ese costado, el del arraigo, el crecimiento personal y la creación de comunidad, también es parte del valor que brinda nuestro sector.
La responsabilidad es de todos. Los operadores, grandes y pequeños; el sector público; las empresas de servicio; la sociedad; y quienes trabajamos a diario en esta industria.
Vaca Muerta ya demostró que puede cambiar la matriz energética y macroeconómica de un país. La pregunta ahora es si estamos dispuestos a llevar ese impacto a la escala que el país se merece. Desde Vista, seguiremos apostando al desarrollo del shale con un modelo operativo basado en talento, innovación, eficiencia y seguridad. Un modelo que nació diseñado para Vaca Muerta.
Por Matías Weissel, COO de Vista Energy
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