Entre Ríos y su música

El ritmo-danza, que nació en Portugal, cruzó el océano, traspasó fronteras y se instaló definitivamente en la provincia del Litoral para convertirse en su música.

LA CHAMARRITA

No existen dudas: los verdaderos difusores y quienes colocaron la chamarrita en el concierto nacional fueron los reconocidos Hermanos Cuestas. ¿Quién no recuerda “Juan del Gualeyán”, “El peoncito de estancia”, “Soy entrerriano”, “Canción de cuna costera” y tantos otros éxitos? Toda la rica historia de esta música litoraleña es contada en un encuentro distendido y amable por Néstor Cuestas, exintegrante del famoso dúo entrerriano. –¿Qué es la chamarrita? –Es una danza originaria de las islas Azores, Portugal; vino con los inmigrantes hasta el sur de Brasil, bajó por el Uruguay y se instaló finalmente en la provincia de Entre Ríos, adquiriendo en cada uno de estos lugares la impronta de cada región. Es así que se la llama de distintas maneras: “chimarrita”, “cimarrita”, “chamarra”… Este ritmo adquiere real preponderancia en nuestra zona con la llegada de los alemanes del Volga, con la introducción de un instrumento musical llamado acordeón. A este acordeón se lo denominaba “verdulera”, era de dos hileras y ocho bajos. Según cuenta la historia, los troperos lo incorporaron a sus largos viajes y el contoneo de estos viajes les fue dando forma al ritmo de la chamarrita y al tanguito montielero. –¿Cómo es que se rescata este ritmo en Entre Ríos? –Es Linares Cardozo, de La Paz, quien rescata la chamarrita y, a través de la recopilación y estudio de este ritmo, comienza a difundirla junto con Santos Tala en toda la provincia de Entre Ríos. –¿Los Hermanos Cuestas comienzan musicalmente haciendo chamarritas? –No, nosotros cantábamos folclore norteño, zambas y chacareras, ya que la música entrerriana prácticamente no existía. Pero en 1963 cantamos por primera vez “Canción de cuna costera” y “Como los pájaros”, de Linares Cardozo. Ese mismo año viajamos a Misiones con la delegación de Entre Ríos y previo a actuar yo me enfermo y era imposible cantar; se lo trasmito a mi hermano Rubén y se produce una pequeña discusión. Es allí cuando le digo a mi hermano que en virtud de mis dificultades para cantar él supliera esas falencias de mi disfonía chiflando, imitando los pájaros, ya que siempre familiarmente lo hacía. En principio no quería pero luego accedió. Fue tal éxito de su imitación de los pájaros que el público terminó de pie aplaudiendo nuestra actuación. Al año siguiente en Cosquín ese chiflido imitando a los pájaros fue la consagración definitiva de los Hermanos Cuestas para el gran público; nacía allí un estilo, un canto nuevo, verde, fresco, en el idioma universal de los pájaros. En 1974, cuando nos otorgaron en Cosquín el premio Revelación, los compases de la chamarrita tenían una bandera clara y distintiva, la de la provincia de Entre Ríos. –¿Por qué cree que la chamarrita todavía no ha tenido la repercusión nacional que hoy sí tiene el chamamé? –Fundamentalmente porque la chamarrita es difícil de tocar; para ejecutar este ritmo es necesario ocupar los cinco dedos de la mano en el acompañamiento con la guitarra y esto hace que no sean tantos los músicos que lo hacen. Igualmente, dentro de la provincia de Entre Ríos se ha gestado un movimiento importante de músicos chamarriteros y lo que más alienta es que la mayoría de ellos es gente joven. Podemos mencionar a Los del Gualeyán, Los Chamarriteros, Las Voces de Montiel, Los Musiqueros Entrerrianos, El Canoero y muchos otros. –¿Cree que en Cosquín se sigue privilegiando la música y a los músicos del norte del país sobre el resto? –Sí, pero esto tiene que ver con las decisiones políticas que adoptan los distintos gobiernos en apoyo de la cultura. Estos apoyos son necesarios para que los músicos puedan difundir la música de cada región de distintas maneras, como por ejemplo trasladarse de un lugar a otro para que esa música se conozca. Recuerdo que cuando cantábamos como los Hermanos Cuestas el gobernador de Entre Ríos nos alentó fuertemente a que continuáramos haciendo conocer nuestra música, la chamarrita, a lo largo y ancho del país y dijo: “No podemos conformarnos con vender solamente gallinas y huevos, sino también cultura”. –¿Cómo es que a comienzos de los años 70 ustedes deciden grabar chamarritas con orquesta y coros, algo inédito para esa época? –Porque la chamarrita comenzaba a tener identidad propia y desde el punto de vista musical había que diferenciarla del chamamé. En eso también tenía que ver hasta nuestra vestimenta, que a partir de ese momento comenzó a ser de traje. Los arreglos musicales con orquesta y coro también le dieron su impronta a nuestra música entrerriana.

Rodolfo R. Romero


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