«Un marciano de Hollywood en Argentina», el documental que reunió a Andy Muschietti, Campanella y Guillermo del Toro

“George Pal: Un marciano de Hollywood en Argentina” se mete de lleno con la figura del realizador de origen húngaro nominado cuatro veces nominado al Oscar por Mejor Cortometraje Animado, sobre todo su poco conocido paso por la Argentina. Entrevista con Ramiro San Honorio, director del proyecto.

Con “George Pal: Un marciano de Hollywood en Argentina” nos encontramos con un documental que se mete con la figura del realizador de origen húngaro George Pal, una figura poco conocida que merece ser (re)conocida. Nominado cuatro veces nominado al Oscar por Mejor Cortometraje Animado (1943, 1944, 1947 y 1948), recibió, en cambio, un Oscar honorífico en 1944 por el “desarrollo de nuevos métodos y técnicas” en la producción de Puppetoons, una serie de animación con marionetas para la Paramount. 

La película, dirigida por un argentino inquieto, curioso y cinéfilo, Ramiro San Honorio (Buenos Aires, 1980), desde sus comienzos, hace un repaso dinámico de la filmografía de George Pal (cuyo nombre real es György Pál Marczincsak), hasta sus datos menos conocidos de su pasado en Europa y su llegada a Hollywood, pero, sobre todo de su paso por Buenos Aires.  Se trata de un relato que reivindica al creador e impulsor de un sello único, quien supo ser un faro para muchos realizadores contemporáneos en el ámbito de la animación, el cine fantástico y la ciencia ficción (ver abajo). 

Esta pieza documental, que tendrá su estreno en abril en el marco del Bafici, presenta una narrativa extensa en testimonios de profesionales que se meten con la obra de este realizador y productor: son miradas que se refieren al mundo de la realización, animación, producción, arte y diseño.  

Lo dijimos, curioso, creativo, valiente, soñador, impulsivo, ansioso, inspirador, divertido, San Honorio es capaz de transmitir la pasión por el cine. En esta ocasión se rodea de sus amigos para un documental indispensable. Dijimos amigos, ¿quiénes? Tomen nota: Axel Kuschevatzky, productor de “Argentina, 1985”, sólo por nombrar su última criatura; Andy Muschietti, el realizador argentino que dirigió la saga moderna de “It”; y Guillermo del Toro, el director mexicano ganador de tres premios Oscar por “La Forma del agua” y la reciente “Pinocho”.  No son los únicos, por supuesto, ya que si algo caracteriza a este documental es su carácter coral.

En diálogo con RÍO NEGRO, San Honorio habla de este trabajo audiovisual, de la importancia de George Pal para el cine de género y de cómo fue que logró reunir semejantes colaboraciones para su documental 

Ramiro San Honorio, director del documental “George Pal: Un marciano de Hollywood en Argentina”, que tendrá su estreno en abril, en el marco del Bafici.

P: ¿Hace cuánto que te dedicas al cine?  

R: Hace más de 20 años que estoy en esta profesión. Soy millenial (risas) para muchos libros teóricos. Todo empezó a los 22, 23 años. Todavía no cumplí 43 porque cumplo en julio (risas).  

Estudié en el Instituto Nacional de Cine, en Buenos Aires. En el INCAA, en el ENERC y en la Universidad Interamericana. Soy realizador cinematográfico y me especialicé en guiòn, después de haber hecho cursos, seminarios y la experiencia en tevé. Trabajé mucho para History Channel, National Geographic, Discovery Channel, Canal Encuentro, aunque vengo de la ficción. Eso hay que aclararlo. Trabajé en todos los géneros y todos los formatos 

P: ¿De qué trata este documental? 

R: El documental es un trabajo de investigación, de archivo. Trata sobre el vínculo que tuvo un productor muy famoso de Hollywood, de los años 50, 60 y parte de los 70. Fue un director y productor emblemático, que se caracterizó por películas de ciencia ficción y fantasía. Hoy, en varios países, es un referente de la ciencia ficción e incluso de la animación. Los primeros pasos que hizo en Europa y Estados Unidos fueron de animación: estamos hablando de George Pal (su nombre real fue Julius György Marczincsa). 

Fue un húngaro que se dedicó a hacer animaciones y documentales. Un cineasta que tuvo que huir cuando empezó la guerra y se instaló en Hollywood, entonces empezaron sus primeros pasos como productor de animación primero y después con películas de Live Action. Empezó una carrera que tuvo títulos emblemáticos como “Destino la Luna”, “Los Hermanos Grimm”, “El Pequeño Gigante”, “La Máquina del Tiempo”, “Expedición a la Atlántida”, “La Guerra de los Mundos”, “Las Siete Caras del Dr. Lao”, entre otras. Como productor, tiene una gama de más de cincuenta películas, la gran mayoría taquilleras y reconocidas en la historia.  

El documental trata no de la vida filmográfica de este director, sino que tiene dos revelaciones: revela que la familia de George Pal tiene una parte en la Argentina, es decir, que cuando él emigra a Estados Unidos, una parte de su familia húngara se instala en Buenos Aires. En la actualidad, los sobrinos segundos viven en la Argentina y son testimonios del documental.  

El otro dato revelador es que Pal visitó el país en 1953, estuvo en Buenos Aires y este es un dato que nadie conocía, salvo obviamente familiares y algún que otro investigador biógrafo, que no aseguraba, pero sabía de algún viaje a Sudamérica. No había datos, pero este documental tiene testimonio vivo de Susana y Francisco Leovey (sobrinos segundos de Pal). Eran muy pequeños, pero pudieron conocer a su tío. Además, logramos encontrar documentación de su estadía en el Hotel Plaza, de Retiro (plaza San Martín). Hay telegramas de Pal mientras estuvo en la Argentina. El trabajo quiere hablar del vínculo de este gran director de Hollywood con Argentina.  

P: ¿Por qué elegiste universidades, escuelas y festivales para su difusión? 

R: El origen de este proyecto empezó siendo chiquito: lleva muchos años, desde mi adolescencia; mi mejor amigo, me contó que su tío abuelo era George Pal (obviamente, no le creí), ahí empieza esta épica (risas). Muchos años después, cuento la relación familiar de este productor famoso con Argentina en una trilogía de libros que se llama “Movie Secrets”, en la que cuento anécdotas y curiosidades de película. Eso empezó a ser el primer peldaño. 

El salto exponencial para el documental fue en pandemia, cuando Susana Lovey (la tía de mi mejor amigo) lo llama y le cuenta que tiene unas valijas que contenían material de Pal en Argentina. Había cartas, filmaciones, fotogramas, postales, escritos, cámaras y demás, que fueron de Pal. Todo está en el documental. Casi como un homenaje a la familia de mi amigo: después cobra más fuerza, los documentos fueron cada vez mejores, se empieza a recopilar más fotos y se sumaron más entrevistados.  

Empezamos a ver a críticos e historiadores del cine, quienes se suman con mucho gusto al proyecto. Muchos lo hacen de forma colaborativa, empiezan a sumarse figuras, que lo hacen de manera solidaria. Me preguntan a dónde lo iba a presentar y ellos sugerían que fuera de forma gratuita, porque considero que el proyecto nació siendo colaborativo. Tenía un claro objetivo: revelar parte de la historia del cine mundial y nacional, porque eso es una perlita que encontramos sobre esta figura y además es algo personal. Pensamos que la mejor manera de difundirlo era de forma gratuita, que el conocimiento fuera accesible para universidades, escuelas de cine, para que los jóvenes descubran el cine de esa época, que conozcan a este creador y sepan parte de la historia argentina. Por eso, el primer circuito va a ser el de festivales, como material revelador que es, para cualquier cinéfilo y para la industria en sí, que pueda estar al alcance de todo el mundo.  

P: ¿Cuál es la relevancia que tiene en estos días el género?

R: El documental ha tenido varias eras, varias décadas, donde ha resurgido: de la mano de las plataformas, de los medios digitales, donde todos los temas sobre los que uno quiere indagar se los puede proyectar como investigación audio visual. El documental es un método extraordinario, de hecho, el cine nace en formato documental. Los Hermanos Lumiere ponen la cámara a la salida de una fábrica de obreros, sobre una estación de tren. Eso cotidiano, lo primero que vemos a través de una cámara es la documentación. Hoy la formación es cien por ciento documental. Es una herramienta perfecta para dar a conocer distintos temas. Salir a explorar con la cámara todavía sigue siendo su fortaleza. Podemos entrevistar a gente que está del otro lado del mundo, con buenas imágenes y gran sonido.  

Con relación al género de fantasía y ciencia ficción, la relevancia es importante. Creo que los grandes temas de la humanidad, existenciales, éticos, morales, están en películas de ciencia ficción y de fantasía. El drama y la tragedia humana está puesta en la narrativa de ciencia ficción, porque nos plantea puntos todavía no vividos o mundos fantasiosos que la humanidad no ve, que existen en otros planos, en otros universos, ese planteamiento mágico tiene que ver con la naturaleza humana, el relato, la fantasía, la leyenda, el mito. El mito y la leyenda tienen algo que atrapa, tienen algo de “verdad”. 

En un mundo en el que muchas de esas proyecciones, gracias a la tecnología y los descubrimientos, empiezan a hacerse reales. Esto que parecía imposible o magia, hoy es ciencia real, algo posible. Ciertos relatos se adelantan a la época. Los viajes en el tiempo, por ejemplo. “Destino a la Luna”, Pal proyectó esta película 19 años antes de que ocurriera. 

Hay varias películas que hablan de inteligencia artificial, cómo una nave puede charlar con una persona. Aún nos sorprende la IA. George Pal fue un visionario, porque tomó textos de grandes escritores. 

P: ¿Cómo fue tu trabajo de dirección? 

R: La dirección es la impronta general que se le va a dar al proyecto, la mirada, el punto de vista. Todo eso lo coloca el director. Lleva a cabo, también, la investigación. En mi caso, recopilé, acompañé, investigué, creo que el ochenta por ciento del trabajo del documental de George Pal tiene que ver con la investigación. Es un documental de archivo, de post producción, de edición, ahí si estoy en el comando todos los ajustes que hubo que hacer, un ida y vuelta a diario, constante tanto con la productora que es Victoria Chamorro como con el montajista que es Lautaro Gómez. Vamos avanzando, viendo cortes y, obviamente, con los productores y entrevistados fuimos investigando. Tengo el doble rol de productor y director.  

P: ¿Cómo fue trabajar con grosos como Muschietti, Campanella, Guillermo Del Toro y Axel Kuschevatzky, entre otros? 

R: Fue un sueño. Me cuesta porque en el caso de Andy Muschietti, de Guillermo del Toro, Campanella, son personas con las que siempre tuve un “ida y vuelta”, muy amigable, de amistad, de personas abiertas, muy generosas: además, son extremadamente talentosas. 

Guillermo te contesta y te escribe mensajes, dudás, le haces una pregunta y a los diez minutos el tipo te está respondiendo. Tanto él, como Andy tienen agendas saturadas y te responden igual. Andy se propuso para hacer la voz en off del documental y me dijo contá conmigo. A todos ellos les gustan los desafíos. Todos sabían un montón de Pal y todos quisieron estar en este proyecto. Hoy que los veo en la post producción digo “¡wow!, qué amigos talentosos tengo”. Luis Grane es un artista ilustrador de Pixar, todos grosos que se pusieron a disposición.  

P: Si te pido una síntesis, ¿Qué te sumaron a nivel aprendizaje, personal y profesional? 

R: El aprendizaje es que hay mucha gente que valora al cine, a las obras que tienen condimento emocional… Tengo que nombrar a Axel Kuschevatzky, que es fundamental para el documental, fue el primero que me dijo “hace un documental con esto”. Estaba con “Argentina, 1985” en los Oscar y nos mandábamos mensajes, fotos y yo le mandaba cómo iba quedando. Es un fanático del cine. Es un profesional y demostró ser un enorme productor. Es la persona que más sabe del cine. Me llevo de Axel su profunda admiración por el cine y por la historia del cine.

P: ¿Cuál es la parte que más disfrutas de este trabajo?   

R: Una de las cosas que más me apasiona en particular del documental es que uno puede implementar la narrativa y la estructura que se utiliza para la ficción en un propósito documental, puede uno indagar como si fuera un cuento de ficción. Si vos contas cómo fue esta historia de este documental, no te lo cree nadie (risas). Tiene una dosis de ficción, al final. Cómo conseguir lo imposible, nuestra premisa con la productora Victoria Chamorro (fue alumna mía en UADE), apuntar a lo imposible para hacerlo posible. Siempre logras cosas. Nunca vimos un limitante. Los “no” terminan siendo “no” de gente muy importante.  


La reunión de «Los Simuladores»

P: ¿Qué es eso de reunir a “Los Simuladores”, es que se viene la película?  

R: Tuve la oportunidad de juntarlos dos veces: cuando terminó la serie, los actores se separaron, como si fueran una banda y cada uno se fue por su lado y encaró cada uno sus proyectos. Pasó casi una década y ahí fue cuando hubo un evento (Argentina Comic Con). Yo estaba como organizador y propuse (estaba el auge de la serie en Netflix y le iba muy bien) que había que volver a tenerlos como invitados a “Los Simuladores”. Tenía contacto con dos de ellos, con Federico D’ Elía y con Diego Peretti y más tarde lo tuve con Alejandro Fiore. Después se unió Martin Seefeld.  

Teníamos problemas de agenda y nada más. Damián (Szifron), el director, me dijo: “Si logras juntarlos, va a ser un milagro, ni yo pude hacerlo” (risas). Le respondí: “Estoy seguro de que los voy a poder juntar”. Hicimos una apuesta. Les dimos la sorpresa de que Damián estuvo en el evento. Fue una doble sorpresa para ellos. Eso ocurrió en la “Comic Con”. 

En pandemia, se conmemoraba el aniversario de la serie y justo estaba el inicio de la cuarentena, donde la gente salía sin barbijos y sin ningún tipo de cuidados. Justo Federico me estaba hablando y yo le decía: “qué desastre con la pandemia en Europa y en todos lados”. Sería una linda misión para “Los Simuladores” le dije y Federico se rio. No estaría mal que ustedes como misión puedan hacer un spot para que se respeten las medidas de precaución. A Fede le encantó e inmediatamente llamó a Diego, a Fiore y a Martín y entonces nos pusimos de acuerdo. Me dicen: “hace el guion”.  

Mi idea era que el video se hiciera más viral que el virus y lo logramos. Llegó a toda Latinoamérica. Se hizo conocido por el segundo retorno de “Los Simuladores”. Los pude reunir de forma virtual y el video lo editó una alumna mía. Mi nombre figuró al final y muchos no llegaron a leer los créditos (risas). Szifrón es un tipo muy generoso porque me hizo sentir parte, de alguna manera.  


Una vida de George Pal

George Pal estudió arquitectura antes de convertirse en escenógrafo en el estudio UFA de Berlín. Tras la llegada al poder del Partido Nazi en 1933, abandonó Alemania y vivió en varias ciudades europeas antes de establecerse en Estados Unidos en 1939. Al año siguiente firmó un contrato con Paramount. Continuando con los experimentos en pantalla que había iniciado con marionetas animadas en stop-motion, Pal desarrolló la serie Puppetoons. Estos innovadores cortometrajes llegaron a sumar más de 40 e incluyeron Rhythm in the Ranks (Ritmo en las filas, 1941), The 500 Hats of Bartholomew Cubbins (Los 500 sombreros de Bartholomew Cubbins, 1943) y Jasper and the Beanstalk (Jasper y las habichuelas, 1945).

Tras el cierre de la franquicia Puppetoons por Paramount en 1948 debido al aumento de los costes, Pal se dedicó al cine. Fue productor de Destino Luna (1950), de Irving Pichel; Cuando los mundos chocan (1951), de Rudolph Maté; y La guerra de los mundos (1953), de Byron Haskin. Todas las películas ganaron el Oscar a los efectos especiales, y la productora de Pal recibió el premio por Destino Luna. Tras aceptar un contrato para producir y diseñar películas para MGM, Pal debutó en la dirección de largometrajes con Tom thumb (1958), una versión disneyana del famoso cuento infantil, con el bailarín Russ Tamblyn en el papel principal. La película, que incluía una secuencia de Puppetoons, ganó un Oscar a los efectos especiales.

La máquina del tiempo (1960) fue aún más espectacular. Rod Taylor interpretó al intrépido viajero en el tiempo de H.G. Wells, e Yvette Mimieux fue Weena, la inarticulada niña Eloi a la que salva de los monstruosos Morlocks. La película fue un gran éxito de taquilla y ganó un Oscar a los efectos especiales. Tras la decepcionante Atlántida, el continente perdido (1961), Pal tuvo otro éxito con El maravilloso mundo de los hermanos Grimm (1962), una producción de Cinerama protagonizada por Laurence Harvey y Claire Bloom. Esta última película fue codirigida con Henry Levin, pero las contribuciones de Pal son evidentes, sobre todo los numerosos dragones exóticos y otras criaturas, así como una excelente secuencia de Puppetoons.

Fuente: https://www.britannica.com/


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