«Adolescencia»: por qué nos interpela tanto a los adultos esta serie de Netflix
La serie de Netflix hace foco en las identidades masculinas forjadas en el universo digital atravesado por la misoginia extrema, la hipersexualización y el masculinismo. Jamie, el personaje central, bien podría ser un hijo nuestro. Cómo activar cambios en este contexto.
Por Paula Tripicchio (*), especial para «Estar bien»
Cuantas reflexiones nos despierta estar sumergidos en nuestra sociedad actual. Una sociedad desconectada, hostil, violenta, egocéntrica….¿Cómo podemos pretender criar hijo/as sanos en ella si no revisamos antes que vida estamos llevando a cabo?
La serie “Adolescencia”, de Netflix, nos ha generado un gran impacto y brindado información relevante sobre en que mundo hoy vivien nuestros hijo/as. Claramente es aterrador el mundo virtual del cual son jóvenes presos. Un mundo que genera inseguridad, ansiedad, baja autoestima, comparación constante con el otro, quien muestra vivir un aparente presente maravilloso. Una realidad virtual “ideal” pero no real. Nuestros hijos están sumergidos en ese mundo, algunos más y algunos menos, pero todos son de alguna manera esclavos de ello.

Pero no solo son víctimas de ese mundo virtual sino de una sociedad que vive enajenada y donde la agresividad y la insatisfacción son moneda común. Pensemos que nuestros chico/as crecen, conviven y aprenden de esas dos realidades, la virtual y la física. Y cuando hablo de sociedad incluyo al clima escolar, familiar y social. ¿Nos pusimos a pensar como adultos cuánta responsabilidad tenemos en todo esto? ¿Somos conscientes que quienes habilitamos los celulares y las redes somos los padres? ¿Chequeamos en que sitios y que perfiles siguen nuestos hijos? Pero ademas de todo eso y lo más importante: ¿damos el ejemplo? ¿somos madres y padres presentes y comprometidos? No conectamos muchas veces con nosotros mismos ni con los otros y sus necesidades. La comunicación en las familias se fue perdiendo por que ya no sabemos de que hablar con nuestros hijo/as. Esa realidad virtual a la cual pertenecen nos quedó muy lejos, y por ignorancia no entendemos en donde están metidos.

Vivimos en un mundo donde la falta de respeto y el atropello al otro son moneda común. Las escuelas no evolucionaron en este cambio vertiginoso, muchas de ellas quedaron desactualizadas y dejan desprovistos a los docentes de las herramientas suficentes para concetar con los alumnos y con aquella pasión que los llevo a elegir esa vocación.
¿Podemos hacer algo? Sí, claro. El cambio debe empezar por uno. Aunque también nosotros seamos víctimas de esta sociadad y muchas veces nos cueste lidiar con lo que nos toca, debemos despertar, hacer algo desde donde podamos y desde allí generar un cambio. Y para eso debemos preguntarnos qué hacemos para sembrar en nostros mismos amor, respecto, valoración, dignidad para después trasnmitirlo a las nuevas generaciones. Como adultos quizás nos faltó aprender la materia más importante: conectar más con nosotros mismos, autovalorarnos, comunicar lo que sentimos y necesitamos, empatizar y respetar más al otro e informarnos de todos los riesgos que suceden no solo en la calle sino también en las redes. Si eso sucede, podemos quiza criar a nuestros hijo/as de una manera más consciente, presente, amorosa y cuidada.

Pensando en la serie Adolescencia solo me queda concluir que los responsables de todo aquello que le sucede a Jamie, un adolescente pero un niño a la vez, somos los adultos. Los adultos creamos las redes, las habilitamos y no las monitoreamos. Nosotros somos los que creamos escuelas donde se huele un mal clima social y desperdiciamos una valiosa oportunidad de conectar con los mas chico/as, aprender de ellos, acompañarlos en su desarrollo y guiarlos. ¿Cómo podemos pensar en educar y en criar a nuestros hijo/as sino está presente la comunicación, el monitoreo, entendido desde el cuidado o la guia en casa? Y cuando pienso en chicos y chicas como Jamie, pienso en todas las oportunidades que tenemos para rescatarlos. Cuanto amor nos falta para cosechar en nosotros mismos y en nuestros hogares…. Ese es el único camino que nos aleja de la violencia, algo que se instaló en nuestra sociedad y que circula cada vez más en nuestros vínculos.
(*) Psicóloga ( MN 28.172)
paulatripicchio@gmail.com
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