Infartos en Argentina: aumentan los casos en pacientes cada vez más jóvenes

Los infartos agudos de miocardio son la principal causa de muerte en nuestro país y afectan a más de 40.000 personas por año. Los especialistas advierten que la obesidad, la diabetes y el sedentarismo están llevando a que aparezcan a edades más tempranas.

Durante años las estadísticas sanitarias han demostrado que los infartos agudos de miocardio encabezan la lista de causas de muerte en la Argentina. A pesar de que muchos de los factores de riesgo son prevenibles, la enfermedad mantiene un fuerte impacto y ahora los especialistas alertan sobre un fenómeno preocupante: cada vez se registran más casos en personas jóvenes.

“El riesgo se incrementa a partir de los 45 años en los hombres y de los 55 en las mujeres, pero la obesidad y la diabetes están favoreciendo presentaciones más tempranas”, explica el doctor Juan Pablo Costabel, jefe de la Unidad Coronaria e Internación del ICBA Instituto Cardiovascular. El especialista agrega que, en la mujer, la pérdida del efecto protector de los estrógenos tras la menopausia iguala e incluso revierte la diferencia respecto a los varones.


Factores de riesgo conocidos y no tan conocidos


Entre los principales factores que predisponen al infarto se encuentran la hipertensión arterial, la dislipidemia, el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad y la diabetes. A esto se suman los antecedentes familiares de enfermedad coronaria precoz.

Costabel aclara que hay otros condicionantes que muchas veces pasan inadvertidos, como el estrés crónico, los trastornos del sueño o el descanso insuficiente. “No deben minimizarse, ya que favorecen procesos inflamatorios y aumentan el riesgo cardiovascular global”, advierte.


Una cifra que preocupa


En Argentina se producen más de 100 infartos por día, lo que representa alrededor de 40.000 casos por año. La mortalidad cardiovascular alcanza cerca del 30% de todas las muertes en el país, un porcentaje similar o levemente superior al promedio mundial.

“La cifra incluye la mortalidad intrahospitalaria, que ronda el 8%, pero también los fallecimientos previos a la llegada al hospital y los posteriores al alta, vinculados a reinfartos, arritmias o insuficiencia cardíaca”, señala Costabel.


Síntomas de alerta


Foto gentileza.-

El signo más frecuente de un infarto es la opresión o dolor en el pecho que puede durar varios minutos o presentarse de manera intermitente. Puede irradiar hacia el brazo izquierdo, el cuello, la mandíbula o la espalda. También son señales de alerta la sudoración intensa, la sensación de mareo, el malestar estomacal, los vómitos o incluso el desmayo súbito.


Controles y prevención


El cardiólogo Martín Fasan, del staff de Cardiología del ICBA, remarca que los controles médicos anuales son claves, sobre todo en personas con antecedentes familiares o factores de riesgo. Estos pueden incluir análisis de sangre, electrocardiogramas, ecocardiogramas, pruebas de esfuerzo y estudios de imágenes para detectar placas en las arterias.

Además, la prevención está al alcance de la mayoría:

  • Ejercicio físico: al menos 150 minutos por semana de actividad aeróbica moderada.
  • Alimentación saludable: rica en frutas y verduras, con reducción de carnes rojas y eliminación de ultraprocesados.
  • Abandono del tabaco y consumo limitado de alcohol.
  • Control del estrés y descanso nocturno adecuado.

La importancia de actuar rápido


Ante un episodio de infarto, los especialistas son claros: el tiempo es músculo. Cuanto antes se actúe, menores serán las secuelas en el corazón. “No hay que dudar en acudir a la guardia o llamar al 911”, afirma Fasan.

Por otro lado, la formación en reanimación cardiopulmonar (RCP) es fundamental. Una intervención a tiempo puede mantener la circulación de sangre y oxígeno hasta que llegue el equipo de emergencias, aumentando de manera significativa las posibilidades de supervivencia.


Durante años las estadísticas sanitarias han demostrado que los infartos agudos de miocardio encabezan la lista de causas de muerte en la Argentina. A pesar de que muchos de los factores de riesgo son prevenibles, la enfermedad mantiene un fuerte impacto y ahora los especialistas alertan sobre un fenómeno preocupante: cada vez se registran más casos en personas jóvenes.

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