Qué pasa en tu cuerpo si reemplazás el café por té verde durante un mes
El té verde es una de las infusiones más consumidas en el mundo y se destaca por sus antioxidantes y beneficios para la salud.
El café es, sin dudas, la bebida predilecta para empezar el día. Millones de personas en todo el mundo lo eligen como primera fuente de energía. Sin embargo, cada vez más estudios destacan las bondades del té verde, una infusión tradicional de la cultura asiática que se extendió a Occidente gracias a sus múltiples propiedades.
Reemplazar el café por té verde durante un mes no significa renunciar a la cafeína ni al ritual de la taza caliente, sino apostar por una alternativa más suave y rica en antioxidantes, que puede impactar de manera positiva en distintos aspectos del organismo.
Energía más estable y menos nerviosismo

Una de las diferencias clave entre el café y el té verde es la forma en que aportan cafeína. El café concentra una dosis más alta, lo que provoca un efecto energético inmediato, pero muchas veces acompañado de nerviosismo, palpitaciones o bajones posteriores.
En cambio, el té verde contiene menos cafeína, y la combina con la L-teanina, un aminoácido que ayuda a mantener la calma y la concentración. El resultado es una energía más estable, sin picos ni caídas bruscas. Tras un mes de consumo, muchas personas notan una mejor regulación del estado de ánimo y mayor claridad mental.
Mejora en la digestión y el metabolismo
El té verde es conocido por sus catequinas, poderosos antioxidantes que favorecen la salud intestinal y estimulan el metabolismo. Al reemplazar el café, que en exceso puede causar acidez o molestias estomacales, se reduce la irritación y se favorece una digestión más liviana.
Estudios señalan que el consumo regular de té verde puede ayudar a aumentar el gasto calórico y favorecer la quema de grasas. Tras un mes de hábito, estos cambios pueden reflejarse en un mejor control del peso y sensación de ligereza.
Menos dependencia y mejor descanso
Beber café varias veces al día genera, en muchos casos, tolerancia y dependencia. Esto lleva a que el cuerpo “pida” cada vez más dosis para sentir el mismo efecto. El té verde, al tener menos cafeína, evita este círculo y permite mantener la vitalidad con menor riesgo de adicción.
Otro punto clave es el sueño. Quienes sustituyen el café por té verde suelen experimentar una mejora en la calidad del descanso nocturno. Al reducir los picos de cafeína, disminuye la dificultad para conciliar el sueño y se logra un descanso más reparador.
Beneficios para la salud a largo plazo
El consumo sostenido de té verde está asociado con:
- Reducción del colesterol LDL (“malo”).
- Mejor regulación de la glucosa en sangre.
- Disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Efecto antiinflamatorio gracias a sus compuestos bioactivos.
Tras un mes, estos cambios quizás no se perciban en forma visible, pero el cuerpo comienza a adaptarse a una rutina más saludable que, mantenida en el tiempo, puede tener un impacto preventivo importante.
Un cambio que vale la pena probar
Cambiar el café por té verde durante un mes puede ser un desafío para quienes aman el sabor intenso del primero. Sin embargo, los beneficios son múltiples: energía más equilibrada, digestión más liviana, mejor descanso y un aporte extra de antioxidantes.
No se trata de eliminar por completo el café —que también tiene virtudes—, sino de experimentar una alternativa más suave y saludable. En solo cuatro semanas, los resultados en el cuerpo y la mente pueden ser notables.
El café es, sin dudas, la bebida predilecta para empezar el día. Millones de personas en todo el mundo lo eligen como primera fuente de energía. Sin embargo, cada vez más estudios destacan las bondades del té verde, una infusión tradicional de la cultura asiática que se extendió a Occidente gracias a sus múltiples propiedades.
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