Familia Segat- Bercovich: trabajo fecundo en toda la región


Esteban fue galardonado como Vecino Destacado de este Neuquén que lo vio crecer, a principios de este siglo.


La Norpatagonia, como toda la Argentina, fue un lugar propicio para el asentamiento de grupos de inmigrantes que, en oleadas, fueron arribando a ella. Los inicios de la familia Segat lo realizó Juan Bautista, nacido en el Tirol, que con su esposa María Saliger y su hija Juana llegaron en 1900 a la Argentina. En el Hotel de los Inmigrantes se encontraron con paisanos, como por ejemplo los Segón. Se asentaron en el Puerto de Ingeniero White, donde Juan Bautista se desempeñó como capataz del ferrocarril. Allí nacieron María Rosa en 1908 (que se casó con Ahrtz), y Esteban en 1910 (que se casó con Albina Malisa).

La familia viajó a Europa a pasear, se desarrollaba la Primera Guerra Mundial y se quedaron en Sarajevo porque no pudieron regresar. En 1913 nació Ana (se casó con Sánchez) y en 1920, Marta, que haría lo propio con Moisés Rodríguez.

En 1928 regresaron todos a la Argentina y, una vez en Neuquén, fueron a vivir a calle Jujuy. El hermano de María, Rodolfo Saliger, ya estaba en Neuquén realizando la extensión de la red del ferrocarril a Zapala.

Esteban Segat trabajó, primero, en la fábrica de cocinas Barth, sobre calle Alcorta. Luego, en la Standard Oil, en el campamento en Plaza Huincul: se trasladaba en tren y regresaba en bicicleta; asistió al crecimiento de ésta localidad y de Cutral Co. Luego, en 1940, le compró a Recaredo Eiriz el terreno de Primeros Pobladores 856, donde construyó su casa.

Ese mismo año empezó a concurrir a la comunidad bosnia de Cipolletti, y dos años después conoció a Albina, hija de Catalina Braicovich y Juan Malisa, quienes habían tenido 5 hijos: Zdenka, Albina, Lidia, Ema y Mario.

Albina había nacido en Pazin, actualmente Croacia, antes Italia, el 31 de octubre de 1920: a los tres años vino con su mamá, papá y hermana Zdenka a la Argentina, donde nacieron sus otros tres hermanos.

Del puerto de Buenos Aires llegaron a Cipolletti porque había otros paisanos radicados, y se dedicaron a la agricultura. Primero fueron peones hasta que compraron su propia chacra de 6 hectáreas: vivían de la venta de verduras y aves que criaban, hasta que los frutales comenzaron a producir.

Esteban y Albina tuvieron 4 hijas: Sonia Beatriz en 1943, (se casó con Antonio Baggio, con el que tuvo 3 hijos), Norma Alicia en 1944 (se casó con Aldo Román, tienen 3 hijos), María Cristina en 1947 (que formó su familia con Alfredo Carabillo, con el que tuvo 4 hijos) y Marta en 1950, que tiene una hija. En la foto Esteban, Albina, sus cuatro hijas y la abuela , en la década del ’50.

Esteban había estudiado en la escuela secundaria, en Sarajevo, y se había recibido de Técnico Metalúrgico. Ya en Argentina, le compró el taller al señor Barthz y lo instaló atrás en su casa: se desempeñó como hojalatero, zinguero, plomero, arreglaba los conductos del aire acondicionado, para casa PAM, Rebo Refrigeración y refrigeración en Villa Regina.

Realizó durante muchos años los caños de chapa de cocinas y chimeneas para Hierromat en General Roca.

En Neuquén, fue instalador matriculado de gas y agua y conductos de calefacción. Se jubiló en la provincia en el Ministerio de Acción Social, Desarrollo Social.

Sus hijas recordaron con gran orgullo que habían entrado pocas máquinas plegadoras al país, y que una estaba acá, año 1965. Llevó una intensa vida social: fue socio del Club Pacífico, socio fundador de El Biguá, como lo atestigua el primer Boletín del Club octubre 1955; socio del Automóvil Club Argentino.

Hace unos años recordó en su castellano particular que “Cuando el pueblo cumplió sus 25 años se hizo un gran asado con cuero y todos fuimos invitados, y en ese momento se entregaban medallas a los pobladores”.

Fue galardonado como Vecino Destacado de este Neuquén que lo vio crecer, a principios de este siglo. La revista de los Instaladores AIGAS lo contó como uno de sus socios, entre sus compañeros técnicos.

Otra historia de trabajo fecundo, de inmigrantes asentados en el Alto Valle y cuyas vidas familiares se entrelazaron, se entrecruzaron y conformaron el entramado social de la región.

Beatriz Carolina Chávez


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