Gabriel Di Meglio: «En Estados Unidos, Dorrego se forjó en federalismo»

Un regreso a Manuel Dorrego, a través de una biografía que tiene la virtud de volver al relato que abreva en fuentes, en archivo y deslinda el color, la anécdota y la exaltación de virtudes como eje central del mismo. Así emerge el Manuel Dorrego doctrinario, pacientemente inclinado a fortalecer sus ideas vías su duro paso por los EE. UU.

Entrevista al historiador, autor de «Manuel Dorrego»

– En 1816, el Directorio que lidera Pueyrredón, destierra a EE. UU. a Dorrego por causas que bien pueden sintetizarse en «porque molesta» con sus ideas y estilos, su dureza contra el centralismo porteño. Ahora, desde su libro, cabe inferir que le hicieron un favor para su formación intelectual. ¿Lo ve así?

– Pero a cuenta de que sufrió mucho su destierro. Solo, lejos de su familia, en un país que prestaba reducido interés en el proceso de independencia, al menos del sur del continente. EE. UU, además, no quería colisionar con España -que para ese tiempo aún peleaba contra la revolución en el Cono Sur, especialmente porque aspiraba a quedarse con Florida, donde primaba España- ni con la Europa de la Santa Alianza que la apoyaba. Y a cuenta también de que la estadía de Dorrego hasta 1820, aún hay que seguir buceándola, meterse más en presencia de Baltimore…

– Entonces…

– Sí, reflexionado desde la consolidación de su formación intelectual, el destierro favoreció a Dorrego. Una cuestión que lo atrajo fue ver cómo EE. UU, a menos de medio siglo de su independencia, conformaba un aparato institucional fundado en lo que llamó soberanía del pueblo, ajeno a la existencia de jerarquías dinásticas, que en todo podrían haber gravitado en el pasado colonial del país. Se armaba la Nación, por así decirlo, alrededor de un núcleo duro de principios de neto corte republicano. Esto se transmite claramente en los papeles que va dando forma Dorrego… También en sus «Cartas apologéticas». Este núcleo duro coincidía con el pensamiento de muchos de los que luchaban por construir naciones en las excolonias: elecciones, sistema representativo, poderes ejecutivos que se elegían y no se heredaban… derechos. Dorrego llegaba desde un Buenos Aires donde la élite porteña, vía sus medios -«La Gaceta», uno de los más importantes- despreciaban. A la democracia concretamente, a la que definían como alentadora de turbulencias, discordias que afectaban el derecho de propiedad, la seguridad personal, etc. En EE. UU, Dorrego vive «más democracia»…

– Él encuentra un sistema federal que pareciera ser blanco de contradicciones, disputas, etc…

– Está, diríamos, bajo revisión…

– ¿Él toma partido en esas idas y vueltas?

– No. Pero pispea, escucha, anota, reflexiona. Lo que usted llama disputas, quizá no hayan sido muy intensas. Pero hay debate sí alrededor del contenido de poder que debe tener el poder central. Está claro que para la época -y es lo que yo trato en un tramo de mi investigación- el sistema federal montado no funcionaba con el equilibrio con el que había sido diseñado por los padres fundadores de la Nación. Y a poco andar la Constitución de los EE. UU, el grupo federalista había logrado ir imponiendo la idea de un poder central poderoso. Los antifederalistas se oponían. Alexander Hamilton, en tanto hacedor de los federalistas, había logrado llevar a la Casa Blanca a George Washington y luego a John Adams. Pero éste no pudo ser reelegido y llegó el turno de Thomas Jefferson.

– Pero todo este trámite es muy anterior a Dorrego en EE. UU…

– Por supuesto. Pero él ve funcionar, aun bajo disputas, una línea marcada por Jefferson, línea que -como señalo en mi trabajo-abrevaba en el ideario del republicanismo clásico: la cohesión, unión de la Nación era la consecuencia de una autonomía y la igualdad entre los Estados que la integran. Esta línea se mantuvo con Madison y Dorrego; se nutre, se entusiasma con ellas. Vive además en un país que es menos de la mitad, en términos generales, de lo que es hoy. Pero con un «interior», digamos, donde se reclama democracia y más democracia, un reclamo del que son protagonistas muy activos los veteranos que lucharon en la guerra de la Independencia contra Gran Bretaña…

– Sin embargo, el de Dorrego es un tiempo en EE. UU. donde se acentúa la esclavitud.

– Y él nota eso. De hecho, esa acentuación era la consecuencia de la consolidación de agrarismo contra las ideas industrialistas que llegaban del norte. Él nota, por ejemplo, que cada Estado fija su derrotero electoral, pero ve también que sólo lo podían hacer quienes tuvieran propiedades o ingresos mínimos. Él traduce en sus escritos el entusiasmo que le genera asistir a los debates que buscan la ampliación del derecho al voto. No lo verá, porque vuelve…

– ¿Baltimore era no de los faros del debate nacional sobre los Estados Unidos?

– No necesariamente. Era y es un puerto importante sobre el Atlántico y ahí recalaba mucha información, recalaban corsarios que luchaban por la independencia en el sur de América… comenzaba a insinuarse, debido a la gravitación comercial del puerto lo que podríamos llamar atisbos de sindicalismo. Y ahí van a parar, en un hecho que pasa bastante inadvertido para la historia argentina y como desterrados, Chiclana, Manuel Moreno, French, Agrelo… Y se encuentran con Dorrego, que sí… forjó mucho de sus ideas en el federalismo de EE. UU. Las trajo, luchó por esas ideas y lo asesinaron por esas ideas…

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com


Entrevista al historiador, autor de "Manuel Dorrego"

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