Generación eléctrica propia, un resguardo ante los cortes

Bariloche y la zona tuvieron apagones reiterados en los últimos meses. Los hoteles más modernos tienen equipos de gran potencia. Crecen las ventas de luces de emergencia.

Los cortes de energía que se repitieron en esta ciudad durante las últimas semanas renovaron el interés por las alternativas tecnológicas para suplir ese servicio básico, por ejemplo las luces de emergencia y los más costosos grupos electrógenos.

Entre quienes ya tienen el equipamiento de generación propia se cuentan los grandes hoteles, frigoríficos, supermercados, algunos restoranes y cervecerías y empresas como Invap (sólo para su sala de satélites).

Los domicilios particulares con grupo electrógeno son todavía muy pocos, pero crecen en forma progresiva, según indicaron comerciantes del rubro.

El costo del equipo más sencillo es de unos 20 mil pesos. Pero un negocio importante, sin cámaras de frío, necesita como mínimo un generador de 7.500 vatios (W), que no baja de los 65.000 pesos.

En el último mes se produjeron tres cortes eléctricos importantes que afectaron a Bariloche y la región. El 18 de marzo la caída del servicio se extendió desde las 20 hasta la medianoche y la CEB lo atribuyó a “la falla de un alimentador” que no era de su responsabilidad. Otros cortes afectaron el 18 y 19 de marzo a la zona sur de la ciudad por “un hecho vandálico” sobre un transformador.

El miércoles pasado también hubo una interrupción prolongada en horario nocturno por un incendio que se produjo en Collón Cura y sacó de servicio dos líneas de alta tensión.

Uno de los encargados de ventas de Electricidad Pizzutti, empresa líder en el tema, dijo que a raíz de esos cortes se multiplicaron las consultas por grupos electrógenos, pero admitió que la mayoría de los interesados no se decidió por la compra.

“En cambio, sí se agotaron las luces de emergencia –agregó–. Tuvimos que mandar a pedir más mercadería al local de San Martín de los Andes”.

Mientras mostraba los generadores eléctricos de varias marcas que tenía a la venta, indicó que los de 2.800 W cuestan 26.000 pesos, “y de ahí para arriba”. Las luces de emergencia con carga completa durante entre 6 y 10 horas y cuestan desde 350 a 1.500 pesos.

El vendedor dijo que el asesoramiento al cliente depende de “cuánta energía quiere disponer en caso de un corte”. Explicó que “para una casa de tres ambientes, con los artefactos normales, para reemplazar el servicio que brinda la CEB hace falta un equipo de 4.000 W. Pero para mantener sólo la heladera y un par de lámparas con la mitad alcanza”.

Dato

$ 20.000
es el precio de un equipo generador a combustible líquido, de los más sencillos, en el mercado local.

Aclaró sin embargo que “hasta hace unos años para una familia promedio bastaba con generadores chicos, pero hoy no. Por la falta de gasoducto hay muchas casas que no tienen gas natural y tienen cocina, termotanque, todo eléctrico. En esos casos necesitan un grupo electrógeno de 7.000 por lo menos”.

Dijo que “también influye la falta de reserva fría, que antes alcanzaba para atender la demanda del centro y algunos barrios”. Hoy Bariloche tiene un parque de generación térmica auxiliar que no depende de la CEB, pero la respuesta es muy menor.

El dueño del hotel Inacayal y exdirectivo de la Asociación Hotelero Gastronómica Hugo De Barba afirmó que “todos los hoteles grandes, de 4 y 5 estrellas, tienen grupo electrógeno. Es fundamental para evitar inconvenientes y forma parte del servicio. El resto de los hoteles no tienen porque es difícil de implementar si no está previsto desde la construcción. Un equipo para un hotel necesita un recinto de 4 por 4 metros como mínimo, con la ventilación y el depósito de combustible”. Son equipos de 150 a 180 kW.

Es difícil de implementar si no está previsto desde la construcción. Un equipo para un hotel necesita un recinto de 4 por 4 metros

Hugo de Barba, empresario hotelero de la ciudad de Bariloche

Ese tipo de máquinas de generación propia están automatizadas para que, al producirse un corte, se pongan en no más de 15 segundos. Y lo mismo cuando vuelve la energía de red.

De Barba dijo que “hoy es un punto a tener en cuenta en los hoteles y restoranes, porque cada vez hay más cortes”.

El gerente de la CEB, Federico Lutz, señaló que no tienen detectado un auge de ventas de generadores. “Me parecería raro que fuera así, porque la solución global pasa por otro lado”, señaló.

Cuando hay cortes programados la Cooperativa exhorta en forma anticipada a quienes tengan generación propia para que la pongan en marcha, pero Lutz dijo que es un mensaje dirigido a “los grandes usuarios, que tienen esa obligación por marco regulatorio”.

Hubo épocas en las que contar con un grupo electrógeno para eventuales cortes de energía era tomado como una precaución exagerada. Hoy ya son varios los comerciantes que lo valoran como un recurso necesario, porque no pueden darse el lujo de perder jornadas de trabajo.

Es el caso de Diego Asteggiano, que tiene siempre listo en su local un generador de importante capacidad, comprado hace ya varios años, durante la crisis del volcán de 2011.

La fiambrería y vinoteca “Don Diego” está ubicada en avenida Los Pioneros 4529 y nunca se queda a oscuras. Cuando hay un corte Asteggiano desconecta el pilar que le baja energía de la red y enchufa el grupo electrógeno naftero, que gasta alrededor de un litro por hora para mantener encendidas las luces del negocio, las heladeras, registradora y otros equipos.

“Para mí es una solución, cubre bien la necesidad, con todo prendido, aunque a veces corto la heladera de bebidas, porque es la menos necesaria”, explicó.

Dijo que el grupo electrógeno “es de los grandes, de origen chino, bastante ruidoso. Esa es una de las desventajas, y otra es que se descompone no por uso sino por desuso. Si está mucho tiempo parado, puede pasar que cuando te haga falta no arranque”.

Sus clientes tienen en cuenta que –aun cuando la ciudad se queda sin luz– su local será el único iluminado de la cuadra. Diego dijo que estuvo revisando precios hace poco y reconoció que “hoy no lo podría pagar”. Aun así ya hay colegas que, advertidos por los cortes recientes, empezaron a imitado.

“Cuando pasa un tiempo sin problemas con la luz algunos ven el grupo que tengo en la puerta y se ríen. Pero ahora cambió la mirada. Mi vecino, el de la carnicería, se compró uno”, señaló Diego.

Ese carnicero sufrió en el corte prolongado de hace unas semanas, que fue justo un sábado por la tarde, el drama de no poder cobrarles a sus clientes con tarjeta de débito a crédito.

El precio de la carne y el pago en efectivo no se llevan bien en la Argentina inflacionaria que vivimos. Un asado para media docena de personas puede costar más de 1.000 pesos.


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