Gigena dijo que hubo “poca información propia”

Admitió que las pruebas clave las aportó España.

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Maidana (el primero de la fila de imputados) lloró en la audiencia cuando los policías relativizaron sus informes.

BUENOS AIRES (ABA).- En un relato deshilado y por momentos ambiguo, el exjefe de “Operaciones Federales”, Luis Abel Gigena, indicó que su rol en el caso “Manzanas Blancas” partió de un mail y un llamado telefónico que recibió de la policía española. El hombre cuyo testimonio se anunciaba como “clave” en el juicio por el contrabando de más de tres toneladas de cocaína reconoció que operativamente no tuvo participación y que se limitó a tomar los datos de la investigación de España y a realizar informes a través de sus subordinados. “Aquí casi no había información propia”, respondió Gigena cuando la defensa lo interrogó acerca de imprecisiones constatadas en el expediente. Tanto Gigena como el testigo que declaró después (uno de sus exsubalternos, Eduardo Agostini) admitieron que los elementos aportados “no fueron chequeados” porque no era función de ellos. Gigena (52 años, excomisario, actualmente en disponibilidad) aludió a una comunicación que recibió de su par español, Ricardo Toro Vázquez, en la que éste le avisaba sobre una investigación que en su país involucraba a personas supuestamente relacionadas con el contrabando que se había descubierto en la Argentina y a partir de allí tomó contacto con un agente –cuestionado por la defensa de Valentín Temes Coto, conocido como el Greco– con quien “intercambió información”. Gigena afirmó que asistió al juzgado de Jorge Brugo porque se había enterado “por los diarios” del caso en cuestión y sabía que ese magistrado lo tenía; comenzó entonces a realizar escuchas telefónicas, delegando los informes en subordinados. Así justificó Gigena algunos errores u omisiones que cometió, como poner que el destino de lo incautado era Barcelona cuando se trataba de Vigo; confundir el nombre de las empresas de los contenedores, o determinar que Temes Coto era socio de su exesposa, Flora Durán Chao, en Frutol, cuando hacía varios años se habían desligado. Esa mujer pasó varios meses presa en España y fue liberada. Gigena reconoció su firma en todos los informes, pero cuando se le consultó sobre su contenido dijo que se limitó a reproducir lo que le decían sus subalternos Agostini y otro policía de apellido Blanco. En esa línea incluyó su apreciación acerca de la relación de subordinación del empacador allense y también imputado, Nelson Hinricksen, y de Oscar Fresno respecto de Temes Coto. Dijo no recordar por qué no se incluyeron en la investigación cerca de 100 llamados a Jacques Joubert y concluyó que el destinatario de la frustrada operación era José Ramón Villanueva Graña, por lo que le informaron desde España. El testimonio de Agostini fue más rico, dado que Gigena le delegó casi toda la responsabilidad. Destacó que la adjudicación de responsabilidades que realizó fueron “hipotéticas”. El momento más duro fue cuando la defensa de Claudio Maidana lo interrogó acerca de por qué concluyó que el Claudio mencionado en las escuchas (dicen Claudia en realidad) era Maidana. El inspector policial volvió a decir que hizo una interpretación. Maidana lagrimeó. “Esto es demasiado serio como para hacer suposiciones, mi defendido lleva más de dos años y medio preso”, afirmó su defensora. Agostini consideró que contaba con elementos relevantes para calificar a los episodios como una “maniobra delictiva”, entre otros indicios por el “flujo de llamadas” entre los imputados.

“Manzanas blancas”, el juicio


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