Hijo de desaparecidos interpeló a los represores: «¿dónde está mi papá?»

El testimonio del hijo del periodista desaparecido de Cinco Saltos fue central en la audiencia del juicio La Escuelita. La próxima será el 30.

“Qué pasó después, es lo que vengo acá a saber: ¿dónde está mi papá?… si saben dónde está, lo quiero saber”, interpeló Lucas, mirando a la cámara de video, en el centro de la sala donde se lleva a cabo el juicio por delitos de lesa humanidad en Neuquén.

Con una foto en alto de su padre, Jorge Asenjo, buscó en el lente de la cámara a los acusados. El público presente en la sala de audiencias se quedó congelado unos segundos porque en primer plano de las pantallas estaba el rostro de Lucas con la foto de su padre desaparecido que exigía una respuesta; y luego del silencio. Con el mismo tono sereno agregó: «soy Lucas, el hijo de Jorge Asenjo, periodista», a poco de finalizar su testimonio.

Luego consultó al tribunal si los imputados estaban y el juez Alejandro Cabral le respondió que lo veían desde el zoom.

Entre otros, estaban atentos al relato el exjefe de Inteligencia del Comando, Oscar Reinhold, y el civil de Inteligencia del Ejército, Raúl Guglielminetti, desde la U31 de Ezeiza. En la U34, de Marcos Paz, también estaban Norberto Condal y Jorge Di Pasquale. Otro que siguió la audiencia ayer, fue el comisario rionegrino retirado Desiderio Penchulef, por entonces jefe de la comisaría de Cinco Saltos.

Los acusados no están obligados a seguir las audiencias por zoom, según lo autorizó el Tribunal cuando comenzó la etapa testimonial en febrero pasado, por eso, no siempre están conectados los 15 imputados que están acusados de secuestros, torturas, desaparición forzada y violaciones en este juicio.

Guglielminetti era custodio de Sapag

Desde que se inició el proceso, la mayoría de los testigos identificaron a Guglielminetti en el traslado de las detenidas a la Policía Federal, al centro clandestino del Batallón, al avión o a las cárceles, en los secuestros, en la tortura, en la Universidad del Comahue, en LU5, y ayer uno de los testimonios lo señaló como custodio de Felipe Sapag.

Carlos Gargiulo conoció a Jorge Asenjo en 1973. Compartía relación de amistad con el periodista, que hacía liquidaciones de sueldos en el empaque de Cordero (foto Yamil Regules)


Fue Carlos Gargiulo, que en período 73 al 76 tuvo trato continuo con Asenjo, a quien empleó como administrativo para liquidar los sueldos del personal, en uno de los empaques de Cordero que tenía 800 empleados, entre chacras y galpón. «Él era de River y yo también, cuando nos juntábamos, hablábamos de Sabella, de Alonso, de Buenos Aires, también de política, él era de izquierda», dijo el empresario.

“Con los años, nos dimos cuenta. Guglielminetti era uno de los custodios de mi suegro (Felipe Sapag) cuando era gobernador y lo acompañaba al interior; también trabajó en el diario Sur Argentino y fue hasta custodio de Alfonsín. Era servicio, y uno no daba un peso, pero a eso se dedicaban”, dijo quien fuera, en ese tiempo, esposo de Silvia Sapag.

Describió que cuando fue el secuestro de Asenjo, se fueron de la región con Silvia por consejo de Felipe Sapag. Fue en ese viaje que se enteró del secuestro de Asenjo, de Mirta Tronelli y de Darío Altomaro.

«A Tronelli la conocía por su papá, que era de Cordero, en realidad a él conocía. Y a Altomaro porque eran artistas», dijo ante el tribunal. Aseguró que Néstor Pujó (vecino de Asenjo en Cinco Saltos, ya fallecido) y su hermano fueron a hacer averiguaciones por Asenjo pero que no obtuvieron nada. Aseguró que él también cuando regresó, fue al Comando para saber del paradero de Asenjo, pidió hablar con Reinhold y no logró respuestas.

El secuestro en Cinco Saltos y el traslado a Bahía Blanca

Por lo que se conoció durante la audiencia, Asenjo había sido empleado de Vialidad Nacional y llegó a la zona en la década del ’70. Era corresponsal del diario «El Mundo» y ejercía el periodismo, vivía en Cinco Saltos donde también puso una casa de fotografía, y se empleó como tenedor de libros en una de las empresas frutícolas de Cordero.

Su hijo Lucas encontró registros de que era colaborador o militante del PRT en su búsqueda por la identidad en Buenos Aires, y por los dichos de su pareja en 1976, Nilda Valente, «tenía charlas políticas con las chicas», en referencia a Cecilia Vecci y Mirta Tronelli.

Valente testimonió por videoconferencia y aseguró que cuando estaban en Cinco Saltos tenían una relación cercana y hasta de familiaridad con los Vecchi y Tronelli, y que al momento en que se produjo el secuestro, el 12 de junio de 1976 a la madrugada, Jorge Asenjo hace días que estaba nervioso, porque «a las chicas» Vecchi y a Tronelli, las habían desaparecido en procedimientos en Neuquén.

Lucas, agregó que Néstor Pujó -amigo y compañero de trabajo en la frutícola- le dijo que Asenjo guardaba algunas Estrellas Rojas -revista de difusión del PRT- en el trabajo, y que su madre lo vio quemar libros y publicaciones antes de que lo secuestraran.

“Yo sé que no les puedo aportar mucho de lo que pasó, lo que se juzga acá, es lo que me falta», sostuvo Lucas. Explicó que su mamá estaba embarazada de 4 meses cuando fue el secuestro y que se enteró después de los 25 años que era hijo de un desaparecido.

Lucas integra H.I.J.O.S en Mar del Plata y viajó a Neuquén para relatar lo que reconstruyó en los últimos 15 años de la vida y desaparición de su padre (foto Yamil Regules)


De los conocidos y amigos de su padre, como Néstor Pujó y Gargiulo, supo cómo fue el secuestro en Cinco Saltos. De sobrevivientes como Nora Rivera se enteró cómo fue llevado en un avión hasta Bahía Blanca, y del relato de ex detenidos, como Raúl González (ex diputado del PJ), supo de las torturas y último destino que conocido de su padre en “La Escuelita” del V Cuerpo del Ejército.

«Yo tengo 44 y él tenía 37 cuando desapareció. Estos juicios son para lograr la mayor condena para los responsables y también para que se sepa la verdad, la gente quiere saber qué pasó; ojalá permitan que se transmitan los testimonios porque aquí uno se desnuda y no lo hace otra vez. No es lo mismo leerlo después», requirió Lucas al tribunal.


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