Ignacio con su otra abuela: “La abuela Tenchi… todo felicidad. Gracias!”

Hortencia, de 91 años, expresó que quería contarle “la historia de su padre”.

DERECHOS HUMANOS

La madre de Oscar Motoya, padre de Ignacio Hurban, conoció este lunes a su nieto luego de 36 años de búsqueda. El joven, también nieto de Estela de Carlotto, subió a la red social una imagen del encuentro con la frase: “La abuela Tenchi… todo felicidad. Gracias!”

De esta forma ya tuvo el encuentro con sus dos abuelas. La semana pasada con Estela, madre de Laura Carloto y con Hortencia, mamá de Oscar.

En declaraciones radiales, Ardura contó que la actividad política de su hijo comenzó después de hacer el servicio militar, y si bien ella también fue perseguida al igual que toda su familia, nunca militó activamente.

En relación al encuentro con Ignacio, Hortencia expresó que no se imaginaba cómo sería, pero que quería contarle “la historia de su padre”. “Son historias tan amargas que uno no sabe si va a poder conocerlos, si va a poder verlos”, había expresado durante la charla radial.

Dudó por primera vez de su identidad en 2010

Ignacio Hurban dudó por primera vez de su identidad en un encuentro de Músicos por la Identidad, organizado en San Fernando en 2010.

“Yo no me acordaba de él. Uno da muchas charlas y en todos lados. Pero aquel encuentro en San Fernando fue un granito de arena para que dudara. Un acercamiento que valió la pena”, relató Francisco Madariaga -nieto recuperado número 101- que fue uno de los promotores de aquella iniciativa.

Según reconstruyó el diario “El Argentino” Zona Norte, aquel taller de Músicos por la Identidad donde Ignacio Hurban dudó por primera vez se realizó en la Residencia San Fernando, ubicada en Libertador 1880, y fue gestado desde Abuelas, junto al Ministerio de Educación de la Nación, a través del Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles para el Bicentenario.

“Era una semana de encuentro con un grupo de participantes que habían sido seleccionados entre aspirantes. Eran docentes de música de distintas partes del país. La jornada era por la mañana con una cuestión más teórica y durante la tarde los integrantes del taller iban trabajando algún tipo de arreglo”, contó al diario zonal Juan `Pollo` Raffo, compositor, director y tecladista.

Raffo ya conocía a Ignacio, ya que le había dado algunas clases particulares.

Al referise a la restitución de la identidad de Ignacio, el compositor cuenta que “fue muy emotivo; por la doble cuestión de por un lado la alegría que significa para toda la sociedad, y puntualmente el hecho de que es una persona con la que yo había tenido este vínculo”.

De aquel encuentro también participó Ariel Alberto, un guitarrista que se inscribió junto a tres colegas tucumanos.

“Prácticamente convivíamos esa semana. Ignacio estaba en piano y nos contaba que era de Olavarría y tenía una orquesta”, recordó Alberto, y contó que intercambiaron sus discos y hasta los visitó en Tucumán.

“(Cuando me enteré), le mandé un mensajito de abrazo y felicidad. Se me movió todo, fue una emoción muy fuerte”, expresó.

“Fue una explosión de alegría” afirma Carlotto

Por su parte, Estela de Carlotto consideró que la aparición de su nieto fue una “alegría” que se manifestó como “explosión de un pueblo que necesita tener buenas noticias” y destacó la continuidad de la búsqueda de los jóvenes privados de su identidad porque son “desaparecidos vivos”.

Carlotto recordó que hubo encuestas que demostraban que la aparición de su nieto, Ignacio Hurban, fue una alegría para “una mayoría abrumadora”.

También habrá “quienes van a tratar de que se les vaya esa alegría con una mala noticia”, remarcó luego, en el programa 6, 7, 8 de la Televisión Pública.

Carlotto insistió que el “pasado no se debe olvidar”, en referencia a los hijos de personas desaparecidas durante la dictadura pero resaltó: “El presente lo estamos luchando para el futuro porque estos nietos que hay que encontrar son desaparecidos vivos”.

La titular de Abuelas recordó que en un comienzo su familia desconocía quién era el padre de su nieto, a quien su hija llamó Guido, pero con el paso del tiempo “se combinó el estudio” al que se sometió la familia del joven Oscar Montoya, con el trabajo de las instituciones, lo que permitió su identificación.

En ese sentido, reconoció que él único de la familia que conoció a la pareja de su hija Laura fue su esposo, ya fallecido, porque la visitaba cuando vivía en la clandestinidad como integrante de Montoneros.

“Mi esposo lo conoció”, pero “en la clandestinidad”, aunque entonces solo “miraba a su hija” por lo tanto, cuando “describió” a su pareja, “dijo (que) ‘tenía cara de bueno, me parece que era del sur, me parece que era sindicalista’. Le parecía, pero después el rostro que le mostramos de los organismos (de derechos humanos) no lo encontró nunca y el chico estaba ahí, aunque lo describió de otra manera”, precisó

Por eso, resaltó, “la buena voluntad de la familia paterna de avenirse a analizarse por si acaso”, a la vez que el Equipo de Antropología Forense trabajó hasta dar con los restos del joven Montoya, que había sido enterrado como NN en el cementerio de Berazategui.

Por eso, “cuando llega Guido (a pedir el estudio para determinar su identidad) estaba todo” para poder identificarlo, puntualizó.

También Carlotto relató las instancias del encuentro con su nieto, sus temores, porque en otros casos de identificación de jóvenes apropiados estos habían rechazado a sus familias biológicas.

“Cuando yo lo recibí lo abracé y le dije ‘Guido, por fines estamos juntos’ y el me dijo ‘despacito, despacito’, puso límites, me di cuenta, vamos a respetarlo”, contó.

Pero luego, ese mismo día, cuando llegó la “despedida” vino “el abrazo de nuevo y ahí me dijo ‘chau abu’”, dijo, lo que la emocionó porque sintió que ya era “su abuela”.

También reveló que instruyó a sus otros nietos para el primer encuentro: “Les dije, por favor, no lo agarren, no le pregunten, no lo atosiguen. Cuando entró ese segundo día en la casa de Claudia (Carlotto), más que primos se encontró con estatuas: Todos duros”, describió.

Carlotto elogió nuevamente al matrimonio que crió a su nieto de quien consideró son “gente muy buena, por eso él es muy bueno”.

También aseguró que le “encantó” conocer a la “abuela Hortensia”, la madre de Oscar Montoya que llegó desde el sur.

En un comienzo “me dio un poco de celos, dije esta va a ser más atrapante” porque “es una abuelita, delgadita y frágil”, mientras ella tiene un carácter más avasallante, acostumbrada a “dirigir”, remarcó.

Agencias


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