Italia reimpone restricciones por el virus y crecen en Europa la desconfianza contra AstraZeneca

Gran parte de Italia reimpuso ayer restricciones contra el covid-19, mientras aumenta la presión en Francia y Alemania para que se endurezcan también las medidas, en un clima de crecientes recelos en Europa contra el uso de la vacuna de AstraZeneca.


En todo el mundo se han administrado más de 350 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus. La de AstraZeneca, una de las más baratas, es crucial para las naciones más pobres, pero en Europa son varios los países –Irlanda y Holanda los más recientes el domingo- que suspendieron su uso por temor a que provoque trombos, algo que no se ha demostrado.


Y aunque las campañas de vacunación avanzan, la amenaza del virus persiste, por lo que las autoridades italianas restablecieron este lunes restricciones en tres cuartas partes del país hasta el 6 de abril para hacer frente a la propagación de la cepa detectada inicialmente en el Reino Unido.
«Cada dosis de la vacuna inyectada es un paso más hacia la salida de la crisis», declaró el domingo el ministro de Salud italiano, Roberto Speranza. El Ejecutivo pretende doblegar la curva de contagios con el despliegue de la vacunación y las restricciones.


Las medidas incluyen el cierre de escuelas, restaurantes, comercios y museos en Roma y Milán, entre otras ciudades, y se instó a los habitantes a quedarse en casa salvo para ir a trabajar, al médico o por motivos de causa mayor.

Presión en Alemania y Francia


En Alemania, donde el gobierno suavizó recientemente algunas restricciones relacionadas con los contactos sociales, la asociación de médicos de unidades de emergencia reclamó una reimposición «inmediata» de medidas «severas» para hacer frente a la tercera oleada de la pandemia, en especial por la propagación de la variante británica del virus.
Según advirtió el director científico de esa asociación, Christian Karagiannidis, sin restricciones más duras, el número de pacientes en cuidados intensivos podría pasar rápidamente de los 2.800 actuales a los «5.000 o 6.000».


Y Francia, que esperaba evitar otro confinamiento a nivel nacional, intenta descongestionar las unidades de cuidados intensivos de la región parisina, saturadas por el repunte de contagios de covid-19, evacuando a enfermos hacia otras regiones por vía aérea a partir de este lunes y con «una operación más masiva», en tren, hacia finales de semana.
La pandemia de coronavirus ha matado a más de 2,6 millones de personas en todo el mundo, y la mayor parte de la humanidad está sometida a restricciones de mayor o menor grado contra el covid-19.


Portugal, que tuvo que imponer un segundo confinamiento general en enero tras la explosión de casos durante la Navidad, reabrió este lunes guarderías, escueles, peluquerías y librerías, en el marco de un desconfinamiento gradual que se prolongará hasta principios de mayo.
«Entramos hoy en la primera fase del desconfinamiento, que debe ser muy prudente, gradual y con cuentagotas», afirmó en Twitter el primer ministro Antonio Costa. «No podemos correr riesgos y echarlo todo a perder», subrayó.

Preocupación por AstraZeneca


Inmersas de lleno en la lucha contra el virus, las autoridades sanitarias de Italia y Francia respaldaron el uso de la vacuna anticovid de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, mientras que otros países suspendieron su utilización por miedo a posibles efectos secundarios, como trombos sanguíneos.
Irlanda y Holanda se sumaron o a la decisión de frenar la aplicación de esa vacuna tomada antes Dinamarca, Noruega y Bulgaria.


Sin embargo, Andrew Pollard, director del grupo de vacunas de la universidad de Oxford, aseguró este lunes que «hay pruebas muy tranquilizadoras de que no hay un aumento del fenómeno de los trombos aquí en el Reino Unido, donde se han administrado hasta ahora la mayoría de las dosis de Europa».


Previamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) también habían afirmado que la vacuna es segura y de que no existen pruebas de que haya provocado esos coágulos sanguíneos.


El inmunizante de AstraZeneca conforma el grueso de las inyecciones enviadas a países empobrecidos a través del programa Covax, apoyado por la OMS, para garantizar la vacunación en todas las partes del mundo. En América Latina, cuatro países recibieron dosis a través de ese sistema, Guatemala, El Salvador, Perú y Colombia, según la Organización Panamericana de Salud (OPS).
Georgia también se beneficia del programa Covax, que entregó al país 43.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca, con las que Tiflis empezó su campaña de vacunación ayer lunes.


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