Juan José Campanella trae a Neuquén “Parque Lezama”
El director habló con “Río Negro” de la obra teatral que brindará cuatro funciones el próximo fin de semana.
Teatro
Un creador profundo, cálido, sencillo, esa lente que regala una manera distinta de ver las cosas, un artista muy a mano del público. Una charla con Juan José Campanella (sí, el ganador del Oscar por “El secreto de sus ojos”) deja al interlocutor con una sensación de tranquilidad o una paz placentera o un quedarse pensando “qué gran tipo parece”. Es la humildad del verdadero talento, en definitiva.
Luego de varios intentos por sostener la llamada telefónica que no dejaba de cortarse (requirió retomarla cuatro veces y mucha paciencia), Campanella dialogó con “Río Negro” y anticipó la visita de “Parque Lezama” que se verá en Neuquén el próximo fin de semana, habló sobre el final de “Entre caníbales” y se refirió a la actualidad nacional (ver recuadros).
“Cuanto más lejos más difícil es, porque no estamos haciendo las típicas idas de llevar dos banquitos y cámara negra sino que es un decorado muy grande y el traslado es carísimo, así que Neuquén es como el lugar más lejos al que podemos ir”, reflexiona el director, luego de más de 500 funciones y salas llenas en Buenos Aires. “Y nos ha ido bárbaro. La verdad es que Mendoza, Rosario, Mar del Plata fueron lugares a los que hemos vuelto porque nos ha ido increíble”, se sorprende, como si fuera un amateur.
-Muchas veces dijiste que esta obra te impactó en la juventud. ¿Por qué?
-Es una mezcla de forma y contenido. Cuando la vi, yo iba pensando en ver una comedia que había ganado el Tony, en Broadway, que es el premio más grande del teatro. Iba a ver una comedia con dos viejos en el parque hablando, y me encontré con una cosa que a mí me pegó muy fuerte, que es lo que le pasa a la audiencia. Me cambió muchas maneras de ver las cosas, me emocionó mucho y, además, personalmente, marcó el estilo de mis películas. Incluso hay gente que va a ver la obra y piensa que la escribí yo, porque se va a encontrar con esa mezcla de humor y emoción que es medio característica de las películas. Es una obra que, en cuanto a su forma, te reís durante toda la obra a carcajadas. Por momentos, muy, muy fuerte y al mismo tiempo con una emoción muy fuerte. Nunca en las más de 500 funciones que llevamos logré escuchar la última frase de (Luis) Brandoni, porque los “bravo” empiezan antes de que termine la obra. En la última frase ya empiezan los aplausos (se ríe). Es una obra que va ganando por puntos y, al final, igual termina con un knock out. Es bárbara. Lo puedo decir porque no es mía (se ríe); tiene más de treinta años. Si fuera mía sería de una arrogancia total. He perseguido décadas esta obra.
Hay que decir que el elencazo está integrado por Luis Brandoni y Eduardo Blanco, además de Federico Llambí, Carla Pantanali, Viviana Puerta, Germán Rodríguez y Mariano Reynaga.
“O maduramos y comenzamos a consensuar y a dejar de pelearnos, a abandonar el tono épico o va a andar mal”. Juan José Campanella.
Sigue Campanella: “Beto (un personaje radical, ex socialista) y Eduardo hacen una cosa increíble en el escenario. Igual aclaro que son siete personajes, no son ellos dos solos. Hay todo un mundo, la relación de uno de ellos con su hija. El padre tiene ochenta años y la hija cincuenta, pero hay una cosa muy fuerte ahí. Hay muchos personajes como habitantes de la plaza que se relacionan con los personajes. Eso por el lado de las formas, esa risa y emoción –anticipa el director-. Por el lado del contenido, no es una obra para nada sobre la vejez. Mejor dicho, no para nada: es un tema del que se habla. Pero, principalmente, y es lo que hace que la obra sea relevante ahora, es sobre el conformismo versus el compromiso. Porque los personajes van más allá de su edad: uno de ellos es un aguerrido luchador, que busca causas en donde puede y no se rinde nunca y, el otro, es un cultor del “no te metás”, del pasar desapercibido, del aceptar todo y de tratar de lograr lo mejorcito que puede conseguir aceptando todas las condiciones que le imponen. Ese es el conflicto principal de la obra. Es muy emocionante. Cada vez que la veo –te digo no voy a ir a Neuquén, se ríe- la he visto más de cien veces y me sigo riendo y hay tres momentos que aún hoy me siguen haciendo reír, me salen las lágrimas de emoción, no de tristeza. Eso nunca: yo no hago cosas tristes (se ríe).
-Será que el teatro está vivo. ¿Modificaste cosas?
-La verdad es que es notable lo poco que fue cambiando. Nosotros hicimos ajustes, obviamente, desde el ensayo hasta verla con público. Hicimos varios ajustes en los primeros dos meses, te diría.
Luego de eso es prácticamente la misma obra, algún agregadito, alguna cosa que se va encontrando en las funciones, pero la verdad es que no ha habido grandes cambios.
Por supuesto, ellos están cada vez más afianzados en el papel: hay una naturalidad y una comunicación que va surgiendo que no te podría decir en qué, pero que se nota, parece que es una charla que está ocurriendo frente a vos por primera vez. Y ya la hicieron más de 500 veces (se ríe).
La obra dura –tiene un intervalo- o duraba dos horas en septiembre de 2013. En Mar del Plata, la semana pasada, porque hubo un montón de aplausos a telón abierto, duró dos horas cinco. La verdad es que no cambió la obra. Lo que vos decís que el teatro es vivo… lo que sí cambia es de función a función. Y tiene que ver no con otros factores, sino con el público. Hay públicos que se tiran más a la risa y que se ríen hasta en los momentos más dramáticos y hay públicos que se tiran más a la emoción y no se ríen tanto.
Alguna función puede ser más intimista que otra. Esas cosas que tienen que ver no con el transcurso del tiempo sino con la reacción de cada público.
PARA AGENDAR
La pieza “Parque Lezama” tendrá cuatro funciones en Neuquén: hoy viernes, a las 21.30, en el Teatro Español, será la primera. Luego, el sábado subirá dos veces a escena: a las 19, y a las 22. La gira termina el domingo, con la función de las 19. Entradas de 400 y 450 pesos.
Ginger Webitz
guiadelocio@rionegro.com.ar
UN PAÍS EN DOS MITADES
El director se mostró siempre interesado por los procesos políticos y sociales. Lo manifiesta en su producción audiovisual, por ejemplo, y en su activa participación en Twitter, la red en la que tiene 421 mil seguidores (@juancampanella).
-¿Es una ficción que tiene pinceladas de realidad?
– Hay varias cosas con respecto a nuestra realidad hoy en “Entre caníbales”. Primero, desde ya, no queríamos que ningún personaje fuera la representación de la realidad, sino que fueran personajes propios. Segundo, todo lo que ocurre en la serie son cosas que han ocurrido en la realidad, que han salidos en los diarios. O sea, que no las inventamos. Obviamente, estoy hablando de las cosas de la parte política de la serie. Y, además, conocemos muchos políticos: creo que los políticos mucho no hablan porque se han sentido tocados un poco. Quizás, o quizás porque a esa hora están durmiendo (ironiza). Imaginate si están durmiendo en una represión, cómo no van a estar durmiendo en una peli…son prácticas que se hacen, indiscutiblemente, nadie te puede decir eso no ocurre ni ocurrió nunca ni ocurrirá. Y lo otro es que tampoco queremos que sea una serie antipolítica, esa fue una crítica que recibimos mucho del campo oficialista porque, obviamente, es mi opinión personal que el grupo oficialista no acepta ningún tipo de claroscuro, “todo es luz en nuestro país” (risa) Entonces, cualquier cosa que no lo sea se lo toman como que es en contra de ellos, cuando en realidad es una serie que trata de trascender: como te dije, es un objetivo muy importante que alguien lo vea dentro de diez años y se enganche de la misma manera que se engancha ahora. No hay kirchnerismo, ni macrismo, ni massismo en la tira. Cuando se habla de presidencia se menciona “la corona”, ni siquiera hablamos del sexo del presidente, así que hemos estado –justamente- muy enraizados en la realidad de hacer algo que trascienda esta coyuntura.
-Tuviste algunos intercambios fuertes en Twitter
– Muy violentos. Los estoy bloqueando a todos (risas). La verdad es que veo a Twitter como un lugar de charla, no de pelea, así que en cuanto detecto que alguien tiene ganas de la más mínima pelea, lo bloqueo. No me interesa. No me interesa tener muchos seguidores. Soy consciente que muchos son truchos, no sé si hay un programa que lo averigüe, pero sé que todo el mundo tiene seguidores que son truchos, por ahí son cuentas que no existen o que existieron en su momento y se han abandonado. Lo sufrí con mucha violencia, obviamente desde el oficialismo y con ataques muy, muy fuertes
–¿Cómo intuís el futuro?
-Creo que ya están las cartas echadas, los votos decididos, no tengo más ganas de pelearme, ni de debatir. Ya hemos peleado mucho, hemos debatido mucho y ya estamos entrando en un punto en que las discusiones, a las cinco frases, terminan en la irracionalidad. En la creencia, yo le creo, yo no le creo. En este momento ya estamos en la fe, en el voto puramente emocional, mi voto ya lo tengo decidido, lo dije en Twitter, no tengo ningún problema. Es muy difícil leer al país, tan reñido está todo que si redondeamos números hay una mitad de un lado y la otra mitad del otro. Ni siquiera hay una mayoría clara: sé que gane quien gane no va a ganar de manera aplastante, va a ser un cabeza a cabeza. O maduramos y comenzamos a consensuar y a dejar de pelearnos, a abandonar el tono épico o va a andar mal.
– ¿Qué hay de tus proyectos?
– En el futuro inmediato, empezar a escribir una película con Eduardo Sacheri, que nos puede demorar un año y un par de proyectos más de teatro, pero están un poco verdes.-
Datos
- “O maduramos y comenzamos a consensuar y a dejar de pelearnos, a abandonar el tono épico o va a andar mal”. Juan José Campanella.
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