Crimen del soldado en Zapala: «se demostró que la reconstrucción fue una payasada»

La familia de Pablo Córdoba convocó a participar de las actividades por el 24 de Marzo en Zapala.

Un equipo de especialistas presentó un informe lapidario contra la reconstrucción del homicidio del soldado Pablo Córdoba, ocurrido en Zapala el 1 de junio del 2023. «Reviste cero de validez probatoria en calidad de documento de recreación fiel. Solo se han montado escenarios de episodios aislados, dirigidos y totalmente subjetivos carentes de tecnicismos», dice en sus conclusiones, agregadas al expediente.

La reconstrucción fue organizada por el cuestionado juez federal subrogante, Hugo Greca, quien está siendo investigado por presunto abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público en parte debido a su comportamiento durante esa diligencia judicial. Maltrató a Daiana, la hermana de Pablo, a la que echó a los gritos porque no es querellante; al padre Juan José Córdoba Salto a quien también obligó a retirarse, y a la madre Natalia Uribe.

Greca le encargó la reconstrucción al comandante principal de Gendarmería Leonardo Rafael Iglesias, quien utilizó como hipótesis excluyente que Pablo se suicidó, cuando todas las pruebas científicas reunidas hasta ahora descartan esa posibilidad.

Sin apoyo en el expediente


«Se demostró que la reconstrucción fue una payasada», dijo Juan José. En diálogo con diario RÍO NEGRO, informó que presentaron en expediente una metapericia, es decir, encargaron a especialistas un estudio de la reconstrucción del hecho. Las conclusiones son demoledoras.

El abogado querellante Maximiliano Orpianessi indicó por su parte que en la reconstrucción «hicieron suposiciones sin punto de partida en nada que esté en el expediente».

Orpianessi contactó al equipo de investigación científica forense Gesevi, que elaboró un detallado informe sobre esa diligencia que se realizó el 26 de diciembre en el Grupo de Artillería 16 de Zapala.

«Fue con una 9 milímetros»


Pablo recibió dos balazos en distintos sectores de la cabeza. Uno le ingresó por el mentón y el otro por la sien derecha. Los plomos no se recuperaron y se ignora el calibre. El padre, que conoce de armas por su profesión de militar, dijo a este medio que «estoy convencido que el del mentón fue con una 9 milímetros; el otro tengo algunas dudas, no muchas».

El joven de 21 años estaba haciendo guardia a las 6 de la mañana. Lo encontraron en agonía y hay dudas respecto de la posición del fusil FAL que portaba (sobre su cuerpo o a un costado). Lo más escandaloso es que el arma no tiene huellas, y en las manos del soldado no hay rastros de pólvora.

Por otra parte, el cargador estaba salido de su lugar, la escena no fue preservada y los casquillos aparecieron con el paso del tiempo.

La posición del cuerpo


La metapericia señala: «Si se analiza el informe de análisis de las prendas, al momento de los disparos, el cuerpo pudo haberse encontrado de pie, de rodillas o sobre el plano del suelo decúbito dorsal (boca arriba). Al no haberse analizado patrones de salpicaduras en la escena, no se pueden generar hipótesis potables de la dirección de los mismos».

«No se hallaron los proyectiles disparados el día de la inspección ocular, con lo cual no puede hacerse una identificación o relación categórica entre proyectil-arma», continúa. «Debido a la descripción y relatos de testigos, la escena ha sido concurrida, modificada, recorrida y transitada por varios actores, lo cual indica que el lugar puntual de hallazgo de las vainas no reflejaría la posición final de las mismas luego de la eyección al momento del disparo».

La insistencia con el suicidio


El Ejército intentó instalar la hipótesis del suicidio desde el primer momento y al lugar del hecho no concurrieron expertos en criminalística. El mismo juez Greca dejó pasar el tiempo, y se presentó en el cuartel para una inspección ocular casi 40 días después.

El informe oficial de la reconstrucción está enfocado a intentar demostrar la hipótesis del suicidio, sin tener en cuenta los resultados de dos autopsias en el cuerpo, una autopsia psicológica e innumerables informes que la descartan. Incluso utiliza audios que ya está demostrado que no tienen relación con el caso. «El juez intenta ensuciar la memoria de nuestro hijo», denunciaron los padres.

Los errores que se cometieron


Las expertas contratadas por la familia dicen en forma categórica todo lo que se hizo mal. «Los elementos encontrados deberían haber sido secuestrados en el mismo momento, minutos posteriores al hecho, en la primera inspección. Por la documentación puede establecerse que una vaina servida y un cartucho fueron recogidos el día 2 de junio, y otra vaina servida el día 20 de junio. Hay 19 días de diferencia entre los dos levantamientos. Se debe tener estricto cuidado con el resguardo del arma en ese periodo del tiempo. No se visualiza la cadena de custodia del arma secuestrada, y no hay registro de dónde se almacenó hasta su peritaje».

Añade en el mismo sentido: «En cuanto a la escena del hecho no hay un correcto resguardo ni preservación, ni de personas físicas ni de eventos fortuitos climáticos. El rastrillaje debió haberse extendido a un diámetro mayor al limitado en las fotografías, ya que lo correcto habría sido buscar rastros los proyectiles que impactaron sobre la cabeza del Sr. Córdoba, restos biológicos o cualquier otro indicio que pudiese haber sido relevante o aportar a la causa. Si bien estamos frente a un hecho el cual el sesgo de confirmación voluntario o involuntario sucedió, aún estamos a tiempo en localizar nuevos puntos investigativos para dar con la mecánica del hecho más próxima a la realidad con individualización de o los ejecutores».

Los tres escenarios explorados


La reconstrucción exploró tres escenarios: el suicidio; el suicidio forzado y el suicidio asistido. «Se debería haber considerado mínimamente una cuarta hipótesis, en la cual se plantee que ambos disparos fueron efectuados por otro sujeto, tratándose de un homicidio», dijeron las expertas del Gesevi.

Hay detalles que rozan el absurdo. En la metapericia se destaca que durante la reconstrucción «Pablo fue representado por lo menos por tres personas distintas según consta en las imágenes relevadas. Dicha información no solo es de suma importancia para evaluar la posición de los elementos encontrados como cargador, vainas y cartuchos sino para darle seriedad, validez y viabilidad a la reconstrucción misma».

Y fundamentan: «En una reconstrucción deben reproducirse, en cuanto sea posible, todos los mínimos detalles, que arrojarán información sobre cómo ocurrieron los hechos por repetición, a veces en más de una ocasión para evaluar posibles resultados. No deben dejarse variables al azar, y las condiciones deber reproducirse lo más fiel posible a las originales».

La conclusión


«En base a lo mencionado y descripto, es posible afirmar que la labor de reconstrucción realizada por el comandante principal Leonardo Rafael Iglesias no ha sido cumplida», dice el informe en su parte final.

Y concluye: «La presente reconstrucción reviste cero de validez probatoria en calidad de documento de recreación fiel. Solo se han montado escenarios de episodios aislados, dirigidos y totalmente subjetivos carentes de tecnicismos, sin apoyo de material forense como lo es la autopsia de Pablo Córdoba, ya que en esta es viable sostener por lo menos una hipótesis de homicidio. Solo se arriban a los posibles hechos sucedidos a través de interpretaciones varias, que no han aportado información relevante».


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