Enviaron el chaleco antibalas de Lucas Muñoz a peritar a Viedma

Además, mandaron el cargador y una ficha con huellas dactilares, que secuestraron en la comisaría 42 de Bariloche. Los elementos fueron hallados a finales de enero pasado en esa unidad. Allí, cumplía funciones el policía asesinado en agosto de 2016.

El hallazgo del chaleco antibalas que usaba habitualmente el policía Lucas Muñoz, cuyo crimen siniestro sigue impune, causó profundo desconcierto entre los investigadores que trabajaron en el caso. Fuentes judiciales informaron que ese elemento fue enviado hacia Viedma para ser sometido a una pericia.

No fue el único objeto que se mandó. Las fuentes señalaron que despacharon el cargador, las municiones y la ficha con huellas dactilares posiblemente de alguna persona arrestada, que encontraron en el chaleco.

Todos esos elementos fueron encontrados en el depósito judicial de la comisaría 42, donde Muñoz trabajaba. Lo extraño es que esa unidad policial se allanó en varias ocasiones y recién a finales de enero pasado el nuevo jefe de la comisaría advirtió que estaban esas cosas.

Las fuentes consultadas comunicaron que esos objetos secuestrados por personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria el 24 de enero pasado por pedido del Ministerio Público Fiscal se enviaron el lunes último a Viedma, “con un objetivo preciso que es la realización de pericias múltiples”.

Cuando Río Negro informó del hallazgo, desde la fiscalía de Bariloche confirmaron que habían “hallado en la Comisaría 42 el chaleco antibalas y un par de elementos de trabajo pertenecientes a Lucas Muñoz”. En esa comunicación habían anticipado que serían sometidos a pericias.

“En el marco de este hallazgo se realizaron otras diligencias. Se tomaron testimoniales en dependencias de la fiscalía a miembros de esa Unidad Policial y de la PSA”, comunicaron. “En paralelo se está llevando adelante una investigación enfocada al hallazgo tardío de esta evidencia”, destacaron. Aunque de esa investigación todavía no hubo novedades.

Muñoz desapareció el 14 de julio de 2016 cuando se dirigía a trabajar a la comisaría 42, ubicada en el barrio 2 de Abril de Bariloche. Por lo menos así se lo comunicó entonces a su novia que estaba de visita en esta ciudad. Pero nunca llegó a esa dependencia.

Su misteriosa desaparición generó todo tipo de sospechas y las miradas apuntaron a la cúpula de la Policía de Río Negro. Su cadáver apareció el 10 de agosto de ese año en un descampado, en cercanías de la ruta de Circunvalación de Bariloche, con un tiro en la nuca.

Estaba vestido con su uniforme, sin el chaleco antibalas, aseado y tenía todas sus pertenencias. Junto al cuerpo hallaron sus documentos, su celular y su arma reglamentaria . El cuerpo médico forense de la Corte Suprema determinó que Muñoz fue asesinado, entre las 12 del domingo 7 de agosto y las 12 del 8 de agosto de 2016. Lo ejecutaron de un disparo en la cabeza.

El crimen de Muñoz provocó un cimbronazo en el gobierno del entonces gobernador Alberto Weretilneck, que resolvió desplazar a varios jefes policiales.

El fiscal Martín Govetto se hizo cargo de la investigación. Indagó varias hipótesis, se hicieron numerosas pericias y diligencias, pero nunca se rompió “el pacto de silencio” que rodeó el homicidio. Muñoz tenía 29 años y tres hijos. El crimen sigue impune.


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