Hallaron el chaleco antibalas del policía asesinado Lucas Muñoz en una comisaría de Bariloche

Lo encontraron a finales de enero pasado, junto con un cargador con municiones y una huella dactilar en un papel que usa la Policía para fichar detenidos, en la unidad 42, donde trabajaba la víctima, cuya crimen sigue impune. Los objetos fueron secuestrados y enviados a Viedma para peritarlos. El hallazgo suma desconcierto.


El siniestro homicidio del policía Lucas Muñoz, que fue ejecutado de un tiro en la nuca a principios de agosto de 2016 tras haber estado privado de su libertad durante varios días, aún está impune. Y el pacto de silencio para encubrir al autor o los autores del crimen sigue sin desmoronarse a pesar del paso del tiempo. A finales de enero pasado hubo un hallazgo desconcertante. El jefe de la comisaría 42 alertó al Ministerio Público Fiscal que había un chaleco antibalas que usaba Muñoz en esa unidad.

No fue el único hallazgo. Fuentes con conocimiento del caso revelaron que en un armario de esa dependencia policial encontraron además un cargador con municiones y una huella dactilar, en un papel que la Policía usa habitualmente para registrar las impresiones dactilares de las personas detenidas.

El hecho se mantuvo en absoluta reserva hasta que trascendió en los días últimos. Las fuentes confirmaron a RÍO NEGRO que el dato surgió en plena feria judicial y el fiscal jefe Martín Lozada coordinó las diligencias, que en el terreno ejecutó la fiscal de feria Silvia Paolini.

Desde el Ministerio Público Fiscal dispusieron que intervenga la PSA para el levantamiento de esas pruebas y garantizar la cadena de custodia correspondiente para las pericias correspondientes, que se harán en Viedma.


La misteriosa desaparición


Muñoz trabajaba en la comisaría 42 y desapareció el 14 de julio de 2016 -en horas del mediodía- cuando se dirigía justamente a su trabajo. Nunca más se lo volvió a ver con vida. Su cadáver apareció el 10 de agosto de ese año en un descampado, en cercanías de la ruta de Circunvalación de Bariloche.

Tenia 29 años, era oficial ayudante y se desempeñaba en la mesa de entradas de esa unidad policial, ubicada en el barrio 2 de Abril de Bariloche, que tiene jurisdicción en una zona que comprende numerosos barrios del Alto de esta ciudad. Tenia 3 hijos y estaba separado. Su novia hizo la denuncia de su desaparición en la comisaría Segunda el 14 de julio.

Cuando lo hallaron tenía un tiro en la nuca. Estaba vestido con su uniforme, aseado y tenía todas sus pertenencias. Junto al cuerpo estaban sus documentos y hasta su celular. A corta distancia encontraron su arma reglamentaria con varios proyectiles en el cargador. Las condiciones en la que abandonaron el cuerpo sorprendió a los investigadores y profundizó el misterio.

El cuerpo médico forense de la Corte Suprema determinó que Muñoz fue asesinado, entre las 12 del domingo 7 de agosto y las 12 del 8 de agosto de 2016. El disparo en la cabeza fue el causó la muerte. Por eso, los investigadores creían que había estado por lo menos 25 días con vida, privado de su libertad.

En torno a la desaparición de Muñoz se tejieron todo tipo de conjeturas. Algunas descabelladas sin ninguna evidencia que las confirmara. Lo cierto es que más de 6 años después de aquél aberrante crimen los investigadores no pudieron resolver el rompecabezas. Aún no se sabe donde lo tuvieron oculto o cautivo durante tantos días.

Los padres de Lucas Muñoz, junto a sus hermanos, reclamaron justicia y que el crimen no quedara impune. Foto: Archivo

Causa desconcertante


Lo desconcertante es que la Policía de Río Negro y después la PSA allanó en varias ocasiones la comisaría 42 en busca de evidencias para la investigación. Esas diligencias se hicieron mientras Muñoz estuvo desaparecido y también después de que apareció su cuerpo sin vida.

Los investigadores exploraron casi todas las hipótesis posibles para tratar de encontrar al autor o los autores de un crimen que conmocionó a la sociedad de esta ciudad y del resto de la provincia de Río Negro. El homicidio de Muñoz hizo tambalear la cúpula de la Policía de Río Negro. El entonces gobernador, Alberto Weretilneck, desplazó a varios jefes policiales. Algunos fueron imputados e investigados por presunta vinculación con el hecho. Meses después, fueron sobreseídos por la justicia. Lo insólito es que el día del hallazgo del cadáver de Muñoz, el mandatario provincial se encontraba en Bariloche, pero resolvió irse.

Este diario consultó en el Ministerio Público de Bariloche. “Fue hallado en la Comisaría 42 el chaleco antibalas y un par de elementos de trabajo pertenecientes a Lucas Muñoz. Fueron evaluados por la Unidad Operativa de Bariloche y están siendo objeto de peritajes en Viedma en los Laboratorios Técnicos Científicos de la Procuración General”, informaron desde el MPF.

“En el marco de este hallazgo se realizaron otras diligencias. Se tomaron testimoniales en dependencias de la fiscalía a miembros de esa Unidad Policial y de la PSA”, comunicaron. “En paralelo se está llevando adelante una investigación enfocada al hallazgo tardío de esta evidencia”, destacaron.

Explicaron que hasta no tener certezas sobre los elementos hallados y el resultado de los peritajes, “vamos a ser reservados con la información”. Aseguraron que la familia de Muñoz había sido notificada del hallazgo de estos elementos.

Este diario intentó comunicarse con Javier Muñoz, hermano de la víctima, pero no fue posible. La abogada Karina Chueri, que representa a la familia del policía asesinado en la causa, confirmó que estaban al tanto de lo ocurrido en la comisaría 42.

El fiscal Martín Govetto sigue a cargo de la investigación del crimen. Asumió esa responsabilidad a partir de finales de julio de 2016. Desde la formalidad, seis años y seis meses después del homicidio, la causa sigue en la etapa de investigación preliminar. Tal vez con el hallazgo de estas nuevos elementos surja alguna nueva pista.

Las sospechas de los investigadores apuntaron casi siempre hacia integrantes de la Policía de Río Negro. Pero nadie aportó información que ayude a esclarecer el caso. “La gente que lo hizo estaba perfectamente preparada, y tuvo tiempo de planificarlo, de ejecutarlo y de saber cómo actuar para no dejar evidencias”, sostuvo en julio de 2017 Govetto. Advirtió en ese momento que se requiere de una logísticas importante para tener 25 días a una persona cautiva.

“Mi mayor miedo es que se olviden de la causa y que esto quede en la nada”, admitió el 14 de julio de 2019, Javier Muñoz.


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