Estaba prófugo desde diciembre y lo hallaron oculto en el altillo de una casa en Bariloche

El personal policial lo encontró durante un allanamiento en un domicilio de un barrio de Bariloche por una denuncia de robo y de abuso de armas. Se le revocó el arresto domiciliario que le habían concedido el año pasado y le impusieron prisión preventiva. También lo imputaron por otros delitos, junto a otras personas.

Por cuestiones del azar, policías hallaron la noche del 9 de julio último a José Luis Tato, que estaba prófugo de la Justicia rionegrina desde principios de diciembre pasado. Lo encontraron en un allanamiento en una vivienda, que estaba ubicada en la calle Michay al 705 de Bariloche. Estaba oculto en el entretecho de la casa.  

No es la primera vez que la Policía encuentra a un prófugo por razones fortuitas. En otras ocasiones no sucede.

Franco Luengo estuvo prófugo desde el 2 de junio de 2024 hasta el 16 de abril pasado, cuando lo hallaron muerto, en un vivienda del barrio Virgen Misionera. Estaba sospechado del homicidio de Brian Obreque.

Fernando Abel Ñancufil se entregó el 1 de julio en el penal de Bariloche tras permanecer prófugo desde el 14 de noviembre del 2022, cuando rompió la tobillera electrónica que le habían colocado porque cumplía prisión preventiva con la modalidad domiciliaria. La semana pasada lo imputaron por varios hechos delictivos y quedó con prisión preventiva.

José Evaristo Chávez Aguilar estuvo prófugo desde principios de marzo del 2024. En esa fecha acccedió al beneficio de las salidas transitorias, pero no retornó al penal de esta ciudad. Lo capturaron la noche del 18 de octubre del año pasado tras haber asesinado de un tiro a Sebastián Ojeda Ferro. El junio pasado lo condenaron a 12 años de prisión por ese crimen.


El caso de Tato


Tato fue imputado el viernes por el fiscal de feria Gerardo Miranda por la evasión. El fiscal relató que el 5 de diciembre último, el imputado rompió la tobillera electrónica y huyó de la vivienda, donde cumplía la prisión preventiva.

El tribunal de juicio de Bariloche que lo condenó a principios de septiembre del año pasado a 4 años y 10 meses de prisión por intento de robo doblemente agravado por el uso de un arma de fuego (apta para disparar) y porque fue cometido en poblado y en banda. La misma pena le impusieron a su compañero de causa Juan Emanuel Nesteruk.

El tribunal les concedió cumplir la prisión preventiva en sus domicilios respectivos hasta que la sentencia condenatoria quedara firme. Tato no esperó. Se evadió y todo indica que durante meses estuvo en la ciudad.


Una detención que no estaba en los planes


Miranda relató ante el juez de garantías Ricardo Calcagno que la tarde del 9 de julio último dos personas que circulaban en un Fiat Cronos, gris, habían sustraído una cartera de un vehículo, que estaba estacionado en un sector del barrio Vuriloche de esta ciudad.

Una pareja fue la damnificada y siguió el Fiat Cronos en un intento por recuperar sus cosas.  El auto llegó hasta el domicilio de Michay al 705 y dos personas entraron a esa vivienda.

La pareja llegó hasta esa dirección. Los sospechosos arrojaron las cosas hurtadas, pero desde el interior de la vivienda efectuaron disparos con arma de fuego. La pareja se retiró y denunció el hecho.

Por eso, Calcagno autorizó el allanamiento en ese domicilio, que se hizo de noche y Miranda estuvo mientras se hizo esa diligencia. Contó que el personal policial entró a la vivienda y tras inspeccionar el domicilio encontró un arma de fuego oculta en el entretecho. Allí, estaba Tato, escondido. También, incautaron una caja de municiones. Los policías detuvieron a tres varones y dos mujeres.

El fiscal les atribuyó a Silvina Andrea Llanca y a Natalí Stefanía Cuadrado el encubrimiento de pruebas. Como no tenía antecedentes recuperaron su libertad tras la formulación de cargos.


Nuevos hechos y otros imputados


Miranda imputó a Manuel Armando Soto Soto, Exequiel Llanca y a Tato la tenencia ilegal del arma de fuego, que tenía 9 proyectiles en el cargador. A Soto Soto y a Llanca les atribuyó además el delito de encubrimiento al ocultar a un evadido. A los cinco, el fiscal los imputó por tener en su poder elementos robados. Y a Tato la evasión.

Los cinco fueron defendidos en la audiencia por el abogado Manuel Mansilla, que cuestionó algunos hechos atribuidos a sus asistidos. También, planteó la nulidad de la requisa a las dos mujeres que ocultaban entre sus ropas los celulares de los sospechosos. El juez rechazó sus planteos.

Calcagno admitió los cargos y autorizó que se investiguen los hechos por cuatro meses. Le impuso preventiva a Tato y a Soto Soto, que tiene una condena de 3 años de prisión en suspenso por otro hecho y una de las obligaciones que debía cumplir era no cometer delitos. Las dos mujeres y Llanca recuperaron la libertad.

Después, en otra audiencia, el juez Gregor Joos le revocó a Tato la prisión domiciliaria. Tato fue asistido por Mansilla. El imputado explicó que rompió la tobillera porque le habían entrado a robar a su casa, donde cumplía la domiciliaria, y además le sacaron a sus hijos. El magistrado lo escuchó, pero advirtió que no era justificacion para evadirse de la justicia.


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