«Hay evidencias científicas de que fue un homicidio», afirmó la madre del soldado de Zapala
Se realizó la marcha de las banderas, al cumplirse tres meses desde que Pablo Córdoba fue hallado con dos disparos en la cabeza en el Grupo de Artillería 16.
La madre formuló serias acusaciones en la puerta del juzgado federal. (Captura de video)
Al cumplirse tres meses del fallecimiento del soldado Pablo Gabriel Jesús Córdoba (21) en el Grupo de Artillería de Zapala, su padre Juan José afirmó que «las pruebas de que mataron a mi hijo están, y siempre estuvieron. Quienes se encargaron de ocultarlas, háganse cargo». La madre, Natalia Uribe, dijo por su parte que «dentro del expediente hay elementos de calidad suficiente y contundente evidencia científica y objetiva, probatorias que indican que acá se cometió un homicidio».
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«Hoy vengo a ponerme aquí a gritar a viva voz que a mi hijo lo asesinaron, y vaya casualidad, en el mismo lugar donde mataron al soldado Omar Carrasco» en marzo de 1994, afirmó Juan José Córdoba, quien encabezó la marcha junto con la madre de Pablo y Daiana, la hermana.
La madre, en tanto, se dirigió al juez federal Hugo Greca: «no le acepto que siga perdiendo tiempo ante tantos contundentes resultados. Le exijo que cambie la carátula» de la causa, de muerte dudosa a homicidio.
El hombre, suboficial principal del Ejército, y la mujer, empleada, no detallaron a qué pruebas se referían. Pero se sabe que la familia y el abogado querellante, Maximiliano Orpianessi, están a la espera de los resultados de la ampliación de la autopsia. Una de las preguntas que deben responder los forenses es si Pablo pudo seguir con vida después de haber recibido uno de los dos disparos en la cabeza, cualquiera haya sido el orden.
La otra pericia que esperaban era la de residuos de pólvora en las manos de la víctima, que determinará si había y en qué cantidad. Por trabajar en un cuartel, lo razonable es que tenga rastros. Es un estudio orientativo.
El fusil sin huellas dactilares
Estas pruebas científicas se suman a la que ya se conoce sobre el fusil FAL: no tenía huellas dactilares, pese a que lo manipularon sin guantes por lo menos tres personas además de Pablo: el armero y los dos militares que se atribuyen, contradictoriamente, haberlo retirado de encima de su cuerpo.
En el discurso que pronunció hoy, Juan José Córdoba recordó que el 1 de junio «desde las entrañas del Grupo de Artillería 16 nos decían que nuestro hijo había intentado quitarse la vida».
«Despedimos a Pablo pensando en un accidente mientras escuchábamos a las autoridades hablar de un suicidio y tratando de introducir esta hipótesis dentro de la sociedad, a sabiendas antes de nosotros en qué lugar estaban esos disparos».
«Pasaron pocos días y mis sospechas fueron aumentando. Hoy vengo a ponerme aquí a gritar a viva voz que a mi hijo lo asesinaron y vaya casualidad, en el mismo lugar donde mataron al soldado Omar Carrasco».
Parado frente a quienes lo acompañaban, a metros del ingreso a la Guarnición Militar Zapala, Juan José agregó: «¿Cómo se puede actuar tan pasivamente ante un hecho tan trágico?».
«Mataron a un soldado en sus narices»
Dirigiéndose al jefe del Grupo de Artillería, teniente coronel Germán Isidro Green, dijo: «escúcheme, no fue un suicidio. Pero ¿qué le voy a contar a usted, si lo supo mientras me veía llorando en el suelo en el hospital?».
«Despiértese, mataron a un soldado en sus narices, este cuartel no puede derramar ni una gota más de sangre joven», exclamó.
Fue en ese momento en que afirmó: «las pruebas de que mataron a mi hijo están y siempre estuvieron. Quienes se encargaron de ocultarlas, háganse cargo. Sus manos están manchadas con la sangre de mi hijo, porque lo encontraron con dos disparos en su cabeza mientras cumplía con su deber. Nos deben una explicación como sociedad».
«Señor juez, usted tiene que dar respuestas»
La marcha culminó, como en otras ocasiones, frente al juzgado federal. Allí la que habló fue Natalia, y se dirigió directamente al magistrado.
«Usted es el responsable de dar respuestas, y realmente poco me importa si tiene más trabajo del que puede manejar. Esto no lo está haciendo gratis, cobra un sueldo», dijo.
«Todo lo que ronda en torno a la investigación se hizo y se sigue haciendo lento y mal. No sólo nos toman el pelo a nosotros como padres y a su hermana, sino a toda la sociedad zapalina», agregó.
Las irregularidades
Natalia reveló que «el acordonado» que se hizo para preservar el lugar del hecho «fue de dos por dos metros, usted secuestró el arma de mi hijo pero no la del personal que compartía la guardia; la disposición del cuerpo y su traslado para la autopsia fue enviado sin consigna, y del secuestro del celular seguimos esperando el resultado».
Le cuestionó su demora en presentarse en la Guarnición Militar para una reconstrucción e inspección ocular (lo hizo 37 días después) y sus diálogos con altos mandos del Ejército. «No se olvide que lo vimos», afirmó Natalia.
Luego le formuló una serie de preguntas. «¿No le llama la atención que los testigos tengan inconsistencias horarias o respecto de la ubicación del FAL, o que dos personas hayan manifestado que retiraron el fusil de encima de mi hijo en distinas oportunidades?».
«¿No le llama la atención que el FAL no tenga ni una huella cotejable, o que el cargador haya estado separado» del arma?
Natalia puso en cuestión también los «pases de jefes del Ejército en este momento» y pidió que se investigue «por qué en los días previos no estaba trabajando el jefe de la Base de Apoyo Logístico». El teniente coronel Enrique Lamas ya no cumple funciones en Zapala.
«Señor juez Greca, usted y yo sabemos que dentro del expediente hay elementos de calidad suficiente y contundente evidencia científica y objetiva probatorias que indican que acá se cometió un homicidio. ¿Va a seguir investigando si mi hijo tenía deudas, mal de amores, o angustia?», finalizó.
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