Juicio abreviado y prisión en suspenso para un hombre que roció con combustible a su pareja en Bariloche

En un primer momento, estuvo acusado de tentativa de femicidio y cumplió prisión preventiva. Pero las evidencias no fueron suficiente y tanto la fiscalía como la defensa acordaron una calificación más leve.

Un hombre que golpeó a su pareja, la roció con combustible y llegó a juicio acusado de tentativa de femicidio se benefició con una cambio de la imputación a una menos severa y terminó condenado a tres años de prisión en suspenso.

Luego de evaluar la prueba reunida, los fiscales Gerardo Miranda e Ignacio Ramilo pidieron cambiar la calificación del hecho que había sido sostenida por la primera fiscal del caso, Silvia Paolini, y formularon la acusación por amenazas agravadas por el uso de “arma impropia” y lesiones leves agravadas por contexto de violencia de género.

El juez Marcelo Álvarez Melinger aceptó la propuesta de juicio abreviado bajo las nuevas figuras penales, tal como lo acordaron los representantes del ministerio público con el defensor particular Luciano Magaldi, Y ante la falta de antecedentes el imputado, Miguel Ferreyra, aceptó imponerle una pena menor, de cumplimiento condicional, con pautas de conducta que incluyen la prohibición estricta de contacto con la víctima.

Ferreyra es empleado de Vialidad y se comprometió a pedir un traslado para evitar cercanía con su ex pareja. Ambos mantuvieron una convivencia de ocho años, tenían hijos en común y al momento de los hechos, en julio pasado, compartían una vivienda de la toma Alun Ruca.

Ese día, según relató el fiscal Miranda, la pareja entabló una discusión hasta que el imputado tomó un bidón con combustible y roció partes de la casa y también el cuerpo de la mujer, mientras la amenazaba de muerte. Luego intentó quitarle la ropa, según ella, para que no lo denuncie, e inició un forcejeo del que la mujer resultó con lesiones menores, comprobadas luego por el médico policial.

El fiscal dijo que había “un patrón sostenido de violencia” en la pareja y así fue documentado por la Oficina de Atención a la Víctima, pero no existían denuncias previas.

Para Miranda, “no quedó acreditado el dolo inequívoco de matar” por parte del imputado y, por lo tanto, no corresponde acusarlo por tentativa de femicidio. Señaló también que empleó un “arma impropia” en la agresión (por el bidón con nafta), pero “no había agente” para iniciar una combustión, ni se lo procuró en el momento. “Existía en el lugar una estufa apagada desde hacía varios días, los dos lo sabían, y Ferreyra no atinó a buscar fuego”, sostuvo el fiscal.

Por eso reconoció que correspondía modificar la calificación y en ese entendimiento avanzaron con una solución alternativa para cerrar el caso con una pena en suspenso.

Calificación “desproporcionada” y sin fundamento

El abogado defensor sostuvo que “desde un inicio” la calificación de tentativa de femicidio “fue desproporcionada y carecía de sustento probatorio”. A su entender,“se partió de una calificación muy alta solo para justificar la prisión preventiva” que debió cumplir su defendido durante buena parte del proceso. Pero para Magaldi, si bien existió una agresión en contexto de género, el delito cometido “siempre fue excarcelable”.

Cuando le dieron la palabra, Ferreyra manifestó su conformidad con la solución propuesta, con la condena que le aplicarían, y pidió “disculpas a la familia y allegados”.

Luego de un cuarto intermedio el juez convalidó el acuerdo, lo condenó a tres años de prisión de ejecución condicional y ordenó pautas de conducta que van desde la prohibición de contacto y acercamiento, la colocación de un“sistema dual” con dispositivos tanto en Ferreyra como en su expareja que alertan cuando la distancia entre ambos es menor a los 600 metros, la presentación cada tres meses ante el Instituto de Presos y Liberados, un tratamiento psicológico y la realización de un curso de “nuevas masculinidades”.


Un hombre que golpeó a su pareja, la roció con combustible y llegó a juicio acusado de tentativa de femicidio se benefició con una cambio de la imputación a una menos severa y terminó condenado a tres años de prisión en suspenso.

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