Los juzgan por matar a un joven para defender a su hermana, víctima de violencia de género

De los dos imputados, uno se responsabilizó por el homicidio ocurrido en Neuquén en abril del 2022. La defensa cuestionó la inacción del Estado para proteger a la mujer.

«Le tenía terror todo el tiempo. Julio me pegaba siempre, de la nada, y yo no sabía a quién contarle. Me tenía que esconder, a veces una semana, para que no me vieran las marcas. Nunca les quise decir a mis hermanos. Y ahora, verlos así… me siento muy culpable, se me parte el alma».

La que habla es M.N. (33 años) y como muchas mujeres que atraviesan ciclos de violencia de género se siente culpable, pero es víctima. Julio era su expareja, y sus hermanos están acusados de asesinarlo. Uno de ellos admite haber sido el autor, y su defensor argumenta que lo hizo para salvar la vida de la mujer por lo que debe ser absuelto.

El juicio comenzó este lunes ante el tribunal integrado por Lucas Yancarelli, Mauricio Zabala y Luis Giorgetti. La acusación está a cargo del fiscal del caso Andrés Azar, el asistente letrado Pablo Jávega, y el querellante particular Elio García. El defensor particular es Sebastián Perazzoli.

Todos varones, para juzgar un hecho donde la aplicación de la perspectiva de género será decisiva.

Los imputados son César Nahuelquén (35) y Alan Lucas Román Alveal (21), ambos con prisión domiciliaria. La víctima fue Julio Alfonso González Poo, de 19 años.

Violencia de género: qué dice la acusación


De acuerdo con la acusación, el 1 de abril del año pasado González Poo golpeó a M.N., quien le había comunicado reiteradas veces que no deseaba continuar la relación iniciada meses antes. Ambos eran vecinos en Toma Norte.

La paliza fue tremenda, y lastimó también a una hija de 4 años de la mujer. Hubo una (otra) denuncia en la comisaría 18.

A la 1 de la madrugada del 2 de abril, González Poo se cruzó con los hermanos de la víctima, César y Román. Intercambiaron insultos, hubo una corrida, y el joven recibió «13 lesiones punzocortantes», describió el fiscal Azar.

La mayoría de las heridas fueron defensivas salvo una que le afectó la arteria femoral y le provocó la muerte.

Violencia de género: víctima y testigo


El testimonio central de la primera audiencia fue el de la víctima de violencia de género. Hizo un enorme esfuerzo para sobreponerse al dolor, le pidieron detalles que no pudo brindar -«me da mucha vergüenza contar lo que viví, no se lo deseo a nadie»- y exhibieron fotos de su cuerpo marcado por los golpes.

M.N. tiene 8 hermanos, siete de ellos varones, y una madre que fueron su contención toda la vida. Perdió al padre cuando era bebé. Es madre de una adolescente de 15 años, un preadolescente de 12, producto de una relación, y de una nena de 5 con otro padre. Con González Poo no tuvo hijos.

Comenzó su vínculo con el ahora fallecido «y al poco tiempo le dije que quería terminar, pero él no lo aceptó».

«Todo el tiempo, de la nada, me pegaba. Yo no entendía por qué. Le tenía muchísimo miedo a esta persona», agregó.

«Les pido perdón a mis hermanos»


«Tengo muchos hermanos que me cuidan, porque no tengo papá, pero no quería contarles nada», dijo.

Desde el sillón de los testigos, levantó la vista hacia el lugar donde estaban sentados César y Román junto a su defensor, custodiados por dos policías, y lloró: «me siento mal por verlos así, me siento culpable, les quiero pedir perdón».

En una audiencia realizada el año pasado, dirigiéndose a otro tribunal, César Nahuelquén afirmó: «Todo esto se podría haber evitado, pero ustedes no hicieron nada» (…) «yo no estoy reclamando que me den la libertad, pero no sean tan severos conmigo. Yo lo hice porque él (González Poo) dijo que iba a matar a mi hermana. La arrastró por la calle, le pegó a una nena de 4 años. La justicia tendría que haber actuado antes y todo esto se podría haber evitado».

Violencia de género: abandonada por el Estado


En efecto, la víctima-testigo relató este lunes que sus denuncias policiales y ante el juzgado de Familia no le sirvieron de nada. La asistencia psicológica que recibe es por el apoyo de la colectiva feminista La Revuelta, ya que el Estado la dejó librada a su suerte.

«Yo tenía mis hijos, mi trabajo, que lo cuidaba mucho, mi casita, lo único que quería era vivir tranquila. Después de esto perdí todo, me quedé con lo puesto, estoy pagando cosas que no tengo, como la heladera», dijo.

El abogado Perazzoli señaló que su vivienda fue saqueada luego del homicidio de González Poo.

La perspectiva de género


El fiscal Andrés Azar dijo en su alegato de apertura que los motivos que llevaron a los imputados a cometer el homicidio «se tendrán en cuenta como atenuantes», pero «no debemos usar a la violencia de género como escudo para lograr la impunidad».

En similares términos se pronunció el querellante Elio García: dijo que falta el elemento de la inmediatez para justificar la legítima defensa de terceros. Es porque el homicidio ocurrió varias horas después de la paliza de González Poo a la hermana de los imputados.

El defensor Perazzoli señaló, por el contrario, que «la víctima de violencia de género se encuentra siempre en peligro. La inmediatez debe analizarse de otra manera. La vida de M.N. corría peligro siempre, no solamente ese día. Había radicado denuncias y no había tenido ningún tipo de acompañamiento ni asistencia estatal. González Poo sabía en qué domicilios se refugiaba, y la iba a buscar para amedrentarla o golpearla».

El juicio oral continuará toda la semana.



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