Dos policías de Neuquén se acusan mutuamente de golpear a un detenido

El juicio tiene detalles desopilantes, y se desarrolla en San Martín de los Andes. Este miércoles serán los alegatos.

El cabo Fernando Figueroa y el cabo primero Ariel Mena están siendo juzgados por el presunto delito de vejaciones calificadas, porque según la fiscalía el primero de ellos golpeó con un hierro en la cabeza a un menor de edad durante un procedimiento, mientras el segundo lo mantenía inmovilizado.

Lo sorprendente del caso es que en su alegato de apertura, el defensor oficial de Figueroa, Bernardo Areco, afirmó que «se pueden cometer errores, pero nunca incriminar a un compañero. El que le pegó cobardemente (a la víctima) fue Mena, y debe hacerse responsable, para sus compañeros y para la ley».

A su turno el abogado particular de Mena, Nahuel Urra, señaló que de lo único que tiene que defenderse su cliente es de la acusación de haber inmovilizado a la víctima.

Para cerrar el cuadro, Areco y Urra invocaron su experiencia como ex uniformados para dar lecciones sobre el proceder policial.

El caso es un papelón institucional y una nueva demostración de la falta de capacitación de la Policía de Neuquén, que cada vez golpea más y esclarece menos.

El hecho, según la fiscalía


Según la acusación que presentó la fiscal Rocío Rivero ante la jueza Bibiana Ojeda, el 30 de julio del 2020, en plena pandemia, a las 2:15 de la madrugada, los policías Figueroa, Mena y un tercero de apellido Quintrimin se desplazaban en una Chevrolet S10 cuando recibieron un alerta de un robo en una vivienda.

A la altura de la pasarela del arroyo Pocahullo se encontraron con el menor de 17 años (hoy tiene 20), su primo y un tercer joven que caminaban rumbo a sus domicilios.

Sin ningún motivo que lo justificara, les cruzaron el móvil policial para identificarlos. El cabo Figueroa dijo que podrían haberlos detenido por violar la cuarentena, pero lo cierto es que conocía al adolescente porque tenía antecedentes delictivos y los consideraron sospechosos del robo.

El hierro o la llave


A partir de allí las versiones sobre lo que sucedió son divergentes. Figueroa declaró que el menor llevaba encima un hierro de unos 10 centímetros que se le cayó al suelo, el cabo primero Mena lo levantó y le pegó en la cabeza, provocándole una herida que mereció cuatro puntos de sutura.

La víctima, en cambio, afirmó en el juicio que le pegó Figueroa con una llave para ajustar las tuercas de las ruedas que sacó de la caja de la camioneta.

«Desconozco»


El cabo Flavio Quintriquin dio la versión más insólita de todas: a pesar de que estaba en medio de la escena dijo que no vio a nadie golpear a nadie, y que el menor escapó corriendo antes de que lo pudieran identificar.

-¿Por qué no intentaron perseguirlo? -le preguntó la fiscal Rivero.

-Desconozco -respondió.

-¿Qué dice el procedimiento en esos casos?

-Hay que perseguirlo.

-¿Y no se hizo?

-No.

Las cámaras de vigilancia relevadas demuestran que la víctima no escapó corriendo, sino que llegó caminando al hospital Ramón Carrillo donde le tomaron placas del cráneo y le aplicaron los cuatro puntos de sutura.

Los dos jóvenes que lo acompañaban no vieron nada, porque los subieron de inmediato a otro patrullero. Uno de ellos declaró que lo soltaron horas después y le dijeron que le habían iniciado una causa por robo calificado, pero nunca más lo citaron.

El juicio continuará este miércoles con más testigos y los alegatos de clausura.


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