El mensaje premonitorio de Juliana: «van a matar a un inocente»

Se realiza en Neuquén el juicio por el asesinato de Juliana Palma, ocurrido el 19 de diciembre del 2021 en Villa Ceferino. Hay tres imputados. La crisis económica, la ausencia estatal, el avance del narcomenudeo y la corrupción policial forman parte del paisaje.

Silvia Roggetti era docente de educación física en la escuela 197 de Villa Ceferino, Neuquén, donde se dictaban clases pese a que estaba en obra y debía permanecer clausurada. Se lastimó con un saliente de malla sima, estuvo internada y murió el 9 de julio del 2000. En su homenaje, la escuela lleva su nombre.

Allí cursó la primaria Juliana Palma, nacida en el 2001, año emblemático para el país por el derrumbe del sistema económico. Ya por entonces, en el barrio de calles irregulares aferradas a la barda eran conocidas dos familias, los Martínez y los García.

Eran épocas de feria del trueque y de economía informal. Las dos familias se dedicaban a la venta de huevos, y por decantación los conocían como «los hueveros». Pero cuando Juliana tenía entre 5 y 6 años de edad se dividieron y desde entonces, hace 15 años ya, son bandos irreconciliables.

Los Hueveros y los Poca


Los Martínez se quedaron con el apodo de «los hueveros»; los García se hicieron conocidos como «Poca» o «Poka». Las razones de la división no están escritas en ninguna parte. Según la policía, se disputan el territorio para la venta de droga al menudeo: la calle Combate de San Lorenzo es el límite, para el este y para el oeste.

La Policía no es la fuente de información más confiable. Según surgió de la investigación de la justicia federal en 2020, la comisaría Tercera, que tiene jurisdicción sobre Villa Ceferino, estaba infiltrada por la banda de narcopolicías. Que estos dos grupos sigan dirimiendo sus diferencias a tiros después de 15 años sólo se explica por una colosal ineptitud o por complicidad estatal. No debería sorprender: si bien ocurrió en circunstancias por completo distintas, la sociedad aún espera conocer a cuál de esas dos razones se debió la muerte de la maestra Silvia Roggetti.

Los Hueveros y los Poca o Poka andaban en las suyas, mientras Juliana creció, llegó a la adolescencia y a los 15 años formó pareja con Santiago Martínez. Dos años después tuvieron un hijo.

Se dedicó completar el secundario, a cuidar a su niño, y cuando perdió a su padre durante la pandemia por Covid, se hizo cargo de ayudar a su madre en el cuidado de su hermano más pequeño.

El violento 2021


Llegó el año 2021, que fue particularmente violento. Los tiroteos a viviendas se hicieron más frecuentes, algunas veces con heridos de bala, y la comisaría Tercera abría investigaciones de oficio porque nadie presentaba denuncias.

Ni siquiera hoy los vecinos hablan abiertamente, aunque parecen saber quién estaba detrás de cada arma, quién conducía cada moto, cada automóvil que escapaba a toda velocidad en la madrugada dejando un surco en la calle de tierra después de rociar a tiros una puerta o una ventana.

Agresores y agredidos viven en un radio de pocas manzanas, separados por metros unos de otros. Se conocen desde la infancia, compartieron las amistades, en algunos casos fueron familia. Esos niños que corrían juntos por el patio de la escuela, hoy se amenazan en videos de whatsapp exhibiendo una Glock con cargador de 50 tiros.

No fue de un momento a otro. Fue una construcción. Y pasó delante de la vista de todos.

La cancha de Villa Ceferino


Muy cerca de la escuela Silvia Roggetti hay una cancha de fútbol que perteneció al club Villa Ceferino donde, al menos en 2021, se jugaban partidos entre aficionados. Pudo ser un lugar de contención para pibes del barrio, en algún momento extravió ese objetivo.

En diciembre de 2021 Juliana concurrió con su pareja Santiago Martínez y con su hijo, y los atacaron a balazos. Él recibió un plomo en la cintura, el nene se salvó porque lo escondieron detrás de unos árboles.

El miércoles 15 de diciembre, ella le escribió por Facebook a uno de los agresores: «van a terminar matando a un inocente».

19 de diciembre, 7AM


El domingo 19 de diciembre, a las 7 de la mañana, estaba en la vereda de la casa de los Martínez, en Pedro Moreno y Rawson, junto a Santiago. Desde un automóvil les dispararon por lo menos siete veces con dos armas de distinto calibre.

Santiago, de 22 años, sufrió una perforación de los intestinos y sobrevivió. A ella uno de los plomos le impactó en el cuello. Alcanzó a correr unos metros, y falleció. Tenía 20 años.

Los imputados


Hay tres imputados sometidos a juicio por su homicidio: Cristian Emanuel García Lillo, alias Poca o Poka; Gonzalo Daniel Monsalve, alias Gonzalito, y Joaquín Ezequiel Vilches Ojeda, alias Castor. El jueves 22 serían los alegatos.

Muchos de los testigos que declararon esta semana pidieron hacerlo sin la presencia de los imputados. Los ataques en el barrio, con armas y a través de las redes sociales, siguen. La ineptitud para canalizar el conflicto a través de vías pacíficas, también.


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