Actuó con Moria, es hermana de Daniela Cardone y tía de Brenda Gandini, pero eligió el museo que fundó su mamá, en Valcheta

Se trata de Romina Rial, que encabeza una entidad que preserva un enorme patrimonio. Brilló en teatros de revista, pero volvió a su pueblo. "Cuidar el legado de mi madre me hace feliz" contó, desde la Línea Sur de Río Negro

En el museo de Valcheta está su historia familiar. Hay una ‘volanta’ (esos carruajes antiguos que traqueteaban al andar) en la que su hermana, la modelo Daniela Cardone, paseó por el pueblo, tras ganar su primer certamen de belleza. También una foto en la que su mamá, María Inés Kopp, parece Brenda Gandini, esa sobrina actriz que es hija de Dani. Pero «su prehistoria» cabe en una caja. En ella guarda fotos que la muestran entre sus 18 y 26 años, brillando en teatros de revista. Salen Miguel Ángel Cerutti, Nito Artaza, Isabel Sarli y Moria Casán. Con ellos llegó hasta Europa, pero decidió regresar. Hoy, con 45 años y dos hijos, trabaja en el espacio que fundó su madre. «Quería continuar con lo que ella arrancó-dijo-Este es mi lugar».

Romina Rial tiene los ojos celestes y grandes. Su pelo largo se resiste a quedar sujeto en una cola de caballo. Sonríe sin timidez, y se desplaza entre las vitrinas con agilidad.

Romina, en el escenario junto a Moria Casán

Desde hace tiempo conduce ese museo que lleva el nombre materno. María Inés, la que lo arrancó, lo abrió el 5 de octubre de 1978. Era docente, pero las vueltas de su vida (que fueron tan vertiginosas como las de Romina) la llevaron a trabajar con el arqueólogo Rodolfo Casamiquela. Por eso cuando llegó a Valcheta los fósiles que veía la asombraron. Las puntas de flechas fueron los primeros indicios, pero después los científicos posaron sus ojos en la ciudad, y los hallazgos crecieron.

Romina en el museo que fundó su mamá. Se recibió de museóloga en La Plata, y desde entonces trabaja por mantener activa esa institución

Hoy el sitio cuenta con un tesoro muy particular: huevos de dinosaurios fosilizados, restos de esqueletos de la misma especie, fósiles marinos y piedras con  improntas de plantas, que permiten imaginar el pasado tropical de ese lugar, que está surcado por un arroyo pero sigue desértico.

«Cuándo regresé volví con un título en comunicación social, pero arranqué la carrera de museología, que cursé a distancia, viajando cada tanto a La Plata, en Buenos Aires. Acá me reencontré con mi primer amor, y en esa época  nació mi primer hijo. Pero me esperaba un golpe grande. Mamá falleció de un infarto apenas me recibí, y me hice cargo de todo. De lo que teníamos que organizar como familia y del museo, que yo siempre sentí como un legado familiar» contó la mujer.

Romina, junto a la marquesina que la muestra en cartel

Ese recuerdo todavía duele.  Porque las muertes de sus padres la atravesaron. El día en que cumplió 11 años su papá falleció de un cáncer que lo consumió. Y su mamá «partió a los 65, con mucho por compartir» lamentó, emotiva.

Hoy afirma que asumió el rol que ella dejó vacante. «Soy la que une a todos mis hermanos. Me sale naturalmente eso de estar detrás, de averiguar como están…Y, entre Buenos Aires y Valcheta, pasan nuestros encuentros como familia» confió.

Otra foto junto a Isabel Sarli. Ella está a la derecha, junto a la vedette

Ese grupo es numeroso, porque viene de un ensamble. «Mami fue una adelantada en todo. Ella se separó y luego conoció a mi papá. Con su primer pareja tuvieron a Fabio y a Daniela-esa hermana famosa que es 15 años más grande-. Con papi nos tuvieron a Mauro y a mí. Además adoptaron a Jorge, que sigue viviendo acá (por Valcheta), como yo. Mauro estaba en España y ahora volvió a Buenos Aires. Dani también sigue allí. Favio lamentablemente falleció«.

Ese último hermano la conmueve. Padeció un trastorno mental y cayó en adicciones, con las que convivió hasta su muerte. Romi luchó muchas veces por sacarlo de la marginalidad, y eso la desgastó. «Nadie es consciente de lo que se sufre cuándo un familiar tiene un trastorno así. Y las leyes te dejan muy solo. Además la sociedad te juzga, como si no quisieras tender una mano. Es muy doloroso» reflexionó.

Con su hermana Daniela Cardone, en una producción para Revista Caras

Recordar su niñez volvió a llenarla de luz. «Mi papá era de Carmen de Patagones. Con mamá llegaron a Valcheta para criar caballos. Después él montó un negocio de ramos generales. Un pequeño almacén donde encontrabas de todo… Es como si lo viera detrás del mostrador, leyendo el diario. Con mami tengo recuerdos de las salidas a buscar puntas de flechas, en medio de la nada. Amaba esas aventuras» compartió, sonriente.

Con Daniela. «Mi mamá nos alentó a ser unidas» contó la museóloga

Su viaje a Buenos Aires para estudiar comunicación social fue su puerta al mundo. Tenía 18 años. Vivió en una pensión, que todavía visita. «El matrimonio que la administraba me abrazó. Se hizo un vínculo fuerte que continúa hasta hoy» contó

.

Ya instalada consiguió trabajo en una zapatería, y empezó a estudiar danza moderna. En sus ratos libres visitaba a Daniela, que había dejado transitoriamente el modelaje para brillar como vedette en la calle Corrientes. «Ahí me vió Nito Artaza. Estaba con Dani y justo se enfermó una bailarina. ‘Nena, vos que bailás, ¿no te animás a subir al escenario?’ me preguntó. Claro que me animé, y no me bajé por años» reconoció, orgullosa.

María Inés Koop, mamá de Romina, Daniela Cardone y tres hijos más. Fundó el museo en 1978

Sus actuaciones la llevaron a hacer temporadas por el país, y también viajó a España. En ese momento volvió a coincidir con su hermana, que había ganado un reality Show y estaba surfeando una oleada de reconocimiento. Esa bonanza cambió los planes de Romina.

El museo de Valcheta. Alberga mucha riqueza y diversidad de piezas

«Me propuso ayudarla a manejar una marca de ropa en la que invirtió el premio que obtuvo, y le djie que sí». La línea se llamó «CD» (las iniciales de la modelo), y fue muy exitosa. «Empecé a viajar entre España y Argentina. Mi departamento español estaba en Madrid» recordó. Sin embargo, no era feliz. La salud de su madre comenzaba a preocuparla y la idea de volver rondaba. La convenció de hacer las valijas el atentado a la estación de Atocha. Vivía cerca y las explosiones que causaron 192 muertos y 2000 heridos le reforzaron sus ganas de regresar.

«Ahí empezó otra historia, que nunca terminó, porque Valcheta está grabada en mi corazón. Era el lugar al que quería regresar» reconoció, feliz.


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