Por un insólito motivo fue acusado de un hecho gravísimo y estuvo preso un mes: lo sobreseyeron, en Neuquén

Una humilde familia quedó atravesada por un drama que casi le cuesta la vida a un niño de 5 años. El padre preso, la madre apartada de su hijo, todo a partir de una confusión que no debió existir.

El matrimonio asistió en silencio a la audiencia en la cual se puso fin a cuatro meses de un proceso kafkiano que los mantuvo angustiados. Para la jueza Natalia Pelosso, todo pudo deberse a un error de interpretación o una confusión. El abogado defensor Pablo Gutiérrez tiene otra mirada: «la única situación que los trajo a esta instancia es que son migrantes y pobres».

Esta historia comenzó en el hospital Castro Rendón de Neuquén el 27 de septiembre del 2023, cuando un niño de 5 años ingresó con heridas en diversas partes del cuerpo. Lo trasladaban de una chacra de Plottier, donde vive en comunidad con sus padres y familiares.

Al niño le preguntaron qué le había pasado, y según el relato de los operadores del servicio de asistencia 102, dijo: «Casi me muero yo, mi papá no pudo parar, casi me muero yo porque mi papá no paró».

¿Cinturón, manguera, palos?


La interpretación de las palabras del niño fue lineal. El papá quedó detenido y al día siguiente la fiscalía lo acusó de «agredir con puños y patadas, con un elemento tipo cinturón, manguera, o palos, a su hijo de 5 años». El delito que le imputaron fue lesiones graves agravadas por el vínculo, y le impusieron un mes de prisión preventiva.

El padre fue preso, y la madre quedó impedida de tener contacto con su hijo. Tampoco sus tíos pudieron visitarlo. El objetivo era preservar a la víctima para no contaminar su relato y que se pudiera expresar con libertad en cámara Gesell.

Cómo fue el accidente


La declaración oficial del niño fue casi un mes después, el 20 de octubre del 2023. Y quedó muy claro lo que había sucedido: relató que su padre había dado marcha atrás con su vehículo, un antiguo VW Golf, no lo vio y lo atropelló. Así sufrió las lesiones.

«Mi papá no paró» fue su manera de explicar que el papá no paró el auto, pero los operadores lo decodificaron como «no paró de pegarme».

La fiscalía citó al profesional que atendió a la víctima en el hospital, para preguntarle si se podía congeniar lo que el niño supuestamente dijo en el hospital cuando lo internaron, con lo que declaró un mes después en la Cámara Gesell. «Pudo ser un accidente, y es lo que pudo haber referido al decir ‘no pudo parar'», concedió el especialista.

Sin embargo, el profesional insistió con que el niño había mencionado que sus padres ejercían violencia física contra él. Ese supuesto no se probó jamás: ni en el jardín de infantes, ni en el entorno social, ni en los propios dichos del chico, se corroboró que hubiera sufrido malos tratos.

Migrantes y pobres


Los padres asistieron a la audiencia, realizada este viernes en la Ciudad Judicial. El defensor Gutiérrez remarcó que «toda la información reunida en esta causa da cuenta de un accidente».

«No es un niño maltratado ni abusado. Están los padres aquí escuchando y para ellos es importante que se aclare: lo único que tienen es que son pobres, trabajan en la chacra donde se produjo el accidente, esa es la única situación que los trajo a esta instancia».

Continuó: «Son migrantes, pobres, no pudieron expresarse sobre cómo sucedió esto». Afirmó que los profesionales de la línea 102 del hospital «dieron cuenta de una situación irreal», y los padres «esperan que les pidan disculpas».

La fiscalía, luego de cuatro meses de investigación, pidió el sobreseimiento del hombre. La jueza Pelosso le hizo lugar.

La confusión


La magistrada intentó justificar las medidas tomadas en los primeros minutos, allá por septiembre del año pasado: «Había que preservar la situación, podría haberse prestado a confusión qué era lo que había sucedido. Cuando el niño fue entrevistado, pudo haberse malinterpretado» lo que dijo. «Su expresión fue no paró, no pudo parar».

Añadió la jueza que recién en la cámara Gesell se llegó a una interpretación lógica de lo que había sucedido. «Si bien pasaron cuatro meses, era necesario llevar a cabo una serie de medidas. Quizá hubiera sido ideal que se resolviera antes, pero llegamos hasta acá, y se pudo despejar esta inquietud».

120 días después de aquel dramático episodio, la causa penal se cerró definitivamente.


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