Sergio Ávalos «fue retenido dentro de Las Palmas y trasladado a otro lugar para su ocultamiento», dijo el juez de Neuquén
La resolución de Gustavo Villanueva afirma que Patricio Sesnich, uno de los 19 procesados, "actuaba de propia mano en los conflictos, circunstancia que lo sitúan en un lugar de decisión y acción en el acontecimiento que vivió aquella noche Sergio Ávalos".
Sergio Avalos «fue visto por última vez en el interior del comercio ‘Las Palmas’ de Neuquén a horas 6:30/7:30, aproximadamente del 14 de junio del 2003, fue retenido dentro del lugar y posteriormente trasladado para su ocultamiento a otro u otros lugares, permaneciendo así hasta el día de la fecha, en circunstancias hasta el momento desconocidas».
Así lo afirma el juez federal Gustavo Villanueva en la resolución de 172 páginas mediante la cual dictó el procesamiento de 19 personas por la desaparición forzada del estudiante de Picún Leufú.
La mayoría de los imputados son militares y policías de Neuquén, retirados y en actividad, que trabajaban en Las Palmas.
También está acusado el dueño, Pedro Nardanone, y el encargado, Patricio Sesnich, que era su yerno.
El magistrado les impuso prisión preventiva pero no la ejecutará a menos que incumplan algunas reglas de conducta.
Sesnich: «actos de violencia»
Sobre Sesnich, el escrito del juez federal indica que «siempre estaba durante la noche, antes de la apertura y al cierre, y por otra parte los dichos de los testigos respecto de actos de violencia en los que participaba junto con Ítalo Soto, que permiten afirmar su actuar violento ante la situación de conflicto que se generara con el público».
«Se comprobó que su actuación no se limitaba -sin más- a recibir los reportes sino que también actuaba de propia mano en los conflictos, circunstancia que lo sitúan en un lugar de decisión y acción en el acontecimiento que vivió aquella noche Sergio Ávalos, a partir de lo cual desapareció».
El juez considera probado que Sergio «fue privado de su libertad el día indicado, a partir de las 6:30. Desde entonces nada se supo de él: no salió del lugar con sus compañeros, ni concurrió al día siguiente a su pueblo -como había acordado con sus amigos y familia para celebrar el día del padre-, ni a la casa de sus amigos o a la residencia universitaria donde vivía, ni fue visto desde entonces en ningún lugar o circunstancia».
«Tal afirmación permite circunscribir los acontecimientos a los sucesos de esa noche dentro del local que, pese a las afirmaciones de los imputados, no se trató de una noche tranquila y «sin novedades», sino que existió cuanto menos una pelea que generó la presencia de sangre en la enfermería, que una persona fuera golpeada por la seguridad en el denominado «túnel» y un altercado generado por el sistema de ticket-vaso», añade la resolución.
La falta de videos
En cuanto a las grabaciones de aquella noche, no existen «puesto que, según afirmaron los imputados, se acabó la cinta y no la repusieron, cuestión que no parece verosímil siendo que aconteció poco tiempo después de la apertura del lugar, y por el celo puesto de manifiesto por los protagonistas en tener todo bajo control».
En ese escenario, «no es posible afirmar -dice el juez- si alguno de esos eventos fue el que inició la secuencia que culminó con la desaparición de Sergio, ni tampoco qué fue lo que sucedió exactamente. Sin embargo, ello no impide formular el reproche puesto que la propia ley tampoco lo exige, en tanto sostiene que la privación de la libertad puede suceder «de cualquier forma».
«Lo cierto e incontrastable es que Sergio concurrió al lugar donde existieron actos de violencia, cuya seguridad estaba a cargo de personal policial y militar, con antecedentes probados de violencia hacia los concurrentes. Allí el joven ingresó y de allí no salió, nunca más se supo de él», agregó.
Ese accionar «fue seguido de la falta de información y la negativa de sus autores e involucrados a reconocer el hecho y/o informar sobre el paradero de la víctima, que aún al día de hoy continúa siendo una incógnita».
Diferentes roles
El juez resolvió que «serán vinculados al proceso quienes aquella noche ejercieron las funciones de seguridad dentro del lugar (Osvaldo Daniel Carracedo, Roberto Alejandro Costa, María Alejandra Siboldi, Irene Esther Fuentes, Juan Darío Arévalo Smith, José Luis Flores, Alfredo Humberto Cortínez, Pedro José Sepúlveda Palacios, Eugenio Alejandro Tarifeño, Rubén Ángel Ferreyra) y Patricio Sesnich, quien la organizaba, tomaba las decisiones y también participaba en esas actividades, como coautores de la desaparición de Avalos. Todos ellos, además, ocultaron la información sobre el hecho, escondieron el delito y provocaron a la postre la desaparición de Sergio».
En cambio, «policías y militares que no pudieron ser ubicados ese día dentro del lugar -Diego Alberto Herman, Cristian Rubén Cepeda, Rubén Gustavo Escobar y Pablo Martín Fantón- serán vinculados como partícipes primarios, puesto que supieron lo que ocurrió a Sergio Avalos y no lo denunciaron y, desde entonces, guardaron silencio».
Agrega el magistrado que «tal negativa a brindar información constituye un elemento esencial del tipo penal, que caracteriza a la desaparición forzada y permite que el delito continúe ejecutándose. Por consiguiente, si bien no se los puede vincular con aquello que sucedió dentro del lugar donde Avalos fue privado de su libertad, su aporte ha sido esencial para que el delito se continúe perfeccionando y no cese desde entonces».
Nardanone «manejaba a distancia»
Señala Villanueva que «quienes se desempeñaban en otras funciones que aparecen íntimamente vinculadas al conocimiento del hecho -limpieza del lugar y monitoreo de las cámaras de seguridad y grabación- y además estuvieron presente en el lugar la noche del hecho, serán vinculadas al proceso como partícipes necesarios en tanto cooperaron con su silencio, que como se explicó, constituye un elemento esencial del tipo penal en estudio».
«Tal la situación de Monsalve -encargada del área de administración y vigilancia-, Soto -de limpieza y mantenimiento- y Pacheco -trabajador de limpieza y mantenimiento-. Del mismo modo se procederá respecto de Nardanone, quien, si bien la noche del hecho no se encontraba en el lugar, todo indica que lo manejaba aún a la distancia y disponía los asuntos más importantes, era puesto en conocimiento de todo cuanto sucedía en el lugar, y por lo tanto supo lo ocurrido y también se negó a revelar lo sucedido».
Sergio Avalos "fue visto por última vez en el interior del comercio 'Las Palmas' de Neuquén a horas 6:30/7:30, aproximadamente del 14 de junio del 2003, fue retenido dentro del lugar y posteriormente trasladado para su ocultamiento a otro u otros lugares, permaneciendo así hasta el día de la fecha, en circunstancias hasta el momento desconocidas".
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