Keiko ganó por Fujimori
Ganó Fujimori”. He ahí un titular que Sudamérica no esperaba volver a ver en las tapas de los diarios. Sin embargo, el resultado de las elecciones peruanas de primera vuelta realizadas el 10 de abril pasado representa menos una shockeante sorpresa que la maduración final de un ciclo político inaugurado justamente por Alberto, su padre. Desde que Alberto Fujimori renunciara al gobierno desde Tokio vía fax en el 2000, Perú tuvo tres presidentes: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. Todos ellos fueron electos en base a una promesa de cambio, de inclusión política para las mayorías populares y estabilidad. Alejandro Toledo ofrecía esperanzas por ser el primer presidente del Perú moderno hijo de una familia de campesinos; Alan García parecía poder resucitar al APRA como partido de centroizquierda moderno, Ollanta Humala ganó ofreciendo insinuaciones de un posible giro a la izquierda, tanto es así que fue sospechado de amistad con Hugo Chávez. Sin embargo, todos ellos terminaron de la misma manera: con gobiernos que se agotaron sin lograr grandes cambios, que culminaron con baja evaluación de la ciudadanía y sin posibilidad de instaurar un sucesor. En el libro sobre el giro a la izquierda de América Latina publicado por Steve Levitsky y Kenneth Roberts (“The Resurgence of the Latin American Left”) el capítulo sobre Perú del politólogo Maxwell Cameron tiene uno de esos títulos que dan envidia por lo perfectos: “Perú: la izquierda que no fue.” Esa frase describe como nadie el rol, o mejor dicho el no rol, de Perú en la era “rosa” de la región. Como marca Cameron, mientras que Sudamérica toda giraba hacia la izquierda, dos países no lo hicieron: Colombia y Perú. (No casualmente, los dos estados de la región en donde “izquierda” sigue siendo mala palabra por la herencia de la guerra de guerrillas.) Sin embargo, lo llamativo de Perú es que cada candidato a presidente prometió, si no un giro total, al menos una mayor apertura… y ninguno lo hizo. Perú no giró a la izquierda porque Perú, en definitiva, no giró hacia ningún lado. Vista retrospectivamente y a pesar de la sorpresa, la victoria en primera ronda y probable triunfo en la presidencial de Keiko Fujimori adquieren un aura de inevitabilidad: que ganara Keiko era posible porque las condiciones políticas que creó Alberto siguen en pie. Como dijo recientemente el politólogo peruano Martín Tanaka, el fujimorismo destruyó el sistema de partidos peruano y nada ha nacido desde ese entonces que pueda reemplazarlo. A pesar de que Perú en estos años creció a buen ritmo, la mayoría de los habitantes vive de la economía informal (68% en el 2012) y, sin partidos políticos, la política queda reducida a un puñado de figuras. (Si bien el porcentaje de votantes es alto, el ausentismo viene creciendo en las últimas elecciones.) La victoria de Keiko Fujimori se explica en este contexto por tres cuestiones: la primera, el buen recuerdo que el gobierno de su padre aún mantiene entre las poblaciones más pobres y más excluidas del país basado en el hecho de que, bien o mal, el fujimorismo supo invertir masivamente en programas de asistencia social focalizados en los más desposeídos; la segunda, el aura de eficacia que aún mantiene el fujimorismo gracias a haber sido el único en poder eliminar definitivamente la violencia política de Sendero Luminoso, y la tercera, ser una candidata conocida en todo el país (esto es central en Perú, en donde la costa y la sierra son políticamente dos países diferentes). Podrá decirse que no es mucho, pero en un contexto de personalización y atomización del voto puede ser suficiente. Es probable que Keiko Fujimori resulte electa, aunque hay algunas encuestas divergentes que pronostican una victoria de Pedro Kuczynski por un par de puntos. De ganar Keiko, podrá decirse que Perú ha sido la izquierda que no fue y la derecha que sigue siendo. (*) Profesora Universidad Nacional de Río Negro
Opiniones
María Esperanza Casullo (*) @mecasullo
“Como dijo recientemente el politólogo peruano Martín Tanaka, el fujimorismo destruyó el sistema de partidos peruano y nada ha nacido desde ese entonces”.
Datos
- “Como dijo recientemente el politólogo peruano Martín Tanaka, el fujimorismo destruyó el sistema de partidos peruano y nada ha nacido desde ese entonces”.
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