Kirchner se fortalece

Actualizado a las 23:11

Buenos Aires (Télam).- El gobierno de Néstor Kirchner consiguió hoy un contundente triunfo en las elecciones legislativas, sustentado en la amplia diferencia que obtuvo en Buenos Aires la candidata a senadora Cristina Fernández, y las victorias que sumó en diecisiete provincias. El nuevo mapa político que determinaron las elecciones legislativas fortaleció al gobierno nacional y mostró a Mauricio Macri como un potencial concentrador para el armado de un polo de centroderecha, relegando al duhaldismo y al ARI, que si bien creció en votos, no logró resultados contundentes en los principales distritos del país.

«La gente acompañó un proyecto de país que está comenzando a cambiar la vida de los argentinos. Comienza una etapa de renovación. No vinimos en nombre propio, sino en representación de un proyecto que hoy gobierna la República Argentina», definió Cristina Kirchner cuando se afianzaba una diferencia del Frente para la Victoria por 25 puntos en la provincia. El triunfo del oficialismo se sustentó en las victorias que obtuvo en 17 de las 24 provincias argentinas, incluyendo a varios de los principales distritos como Buenos Aires y Córdoba, en una jornada electoral con alta participación de los ciudadanos, que rondó el 75 por ciento del padrón y en muchos casos, superó holgadamente el 80 por ciento de asistencia.

El gobierno nacional tendrá a partir de diciembre mayor juego en ambas cámaras legislativas, ya que contará con más de un centenar de diputados propios, a los que podrá sumar algunos bloques transversales, y manejará cómodamente el quórum en el Senado. La segunda fuerza en el Congreso continuará representada por el radicalismo, en tanto que el duhaldismo contará con una treintena de diputados y una raleada presencia en el Senado, con la voz de Hilda «Chiche» Duhalde.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernandez, trazó la lectura nacional del resultado y aseguró que «se está dando un fin de ciclo, una dirigencia política que concluye su paso; y se está abriendo una nueva etapa donde Kirchner definitivamente asume el liderazgo central». Esa definición marcó la línea dominante del discurso del oficialismo al destacar que el resultado electoral le da al gobierno «confianza para continuar con el cambio» y contrapuso el fortalecimiento del gobierno con «el fin de Duhalde en Buenos Aires; de Carrió en la ciudad de Buenos Aires, de Menem en La Rioja y de Luis Barrionuevo en Catamarca».

En tanto, con el resultado en la ciudad de Buenos Aires, la oposición quedó configurada con una fuerte referencia en el dirigente de Compromiso para el Cambio, Mauricio Macri, quien se impuso claramente, con una holgada ventaja sobre la referente del ARI, Elisa Carrió. Macri ya tiene anudada la continuidad del acuerdo con el líder de Recrear, Ricardo López Murphy y con el gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, y en el camino hacia 2007 podría sumar otros sectores del centroderecha afines al espacio y concentrar voluntades de partidos provinciales, sectores del menemismo y del duhaldismo.

«López Murphy es nuestro aliado y en el futuro queremos sumar a muchos dirigentes de sus cualidades. Nace la construcción de una alternativa nacional que la Argentina necesita», arengó Macri al consagrarse como triunfador en la ciudad y marcar sus próximos pasos hacia una futura postulación presidencial. La provincia de Buenos Aires fue el escenario preferido de la disputa electoral, ya que le otorgó al gobierno el mayor caudal de votos con una amplísima diferencia de Cristina Kirchner sobre la postulante del PJ, Hilda «Chiche» Duhalde.

El ex presidente Eduardo Duhalde, temprano, admitió implícitamente los resultados desfavorables en la provincia de Buenos Aires, y prefirió tender puentes hacia el oficialismo al señalar su disposición a «colaborar» con el gobierno «para sacar el país adelante», luego de la confrontación en las urnas.

«Si queremos sacar el país adelante todos los sectores deben acordar el proyecto de país. No creo ni nunca he creído en las políticas de confrontación. Yo estoy para colaborar», aseguró el ex presidente al mediodía cuando las tendencias en boca de urna ya pronosticaban un abultado triunfo del oficialismo. A las 21:30, «Chiche» Duhalde reconoció la derrota en el distrito y envió dos mensajes: su decisión de «empezar a reconstruir el justicialismo bonaerense de cara a la gente» y su posicionamiento frente al gobierno, al sostener que estará «señalando todo lo que hace falta» hacer en el país.

El contundente triunfo del oficialismo en la provincia de Buenos Aires cristalizó el repliegue del poder que Duhalde construyó en el distrito, con derrotas emblemáticas en su pago chico, Lomas de Zamora; Lanús y Tres de Febrero. Cristina Kirchner tuvo además resultados estridentes en el interior bonaerense, como en Chivilocoy, donde obtuvo el 66 por ciento de los sufragios, y en Olavarría, con el 59 por ciento de los votos.

El gobernador Felipe Solá, fuertemente enfrentado con el duhaldismo, fue el primer en celebrar públicamente la victoria oficialista: «Ha triunfado Kirchner y su proyecto de gobierno a través de la candidatura de Cristina Kirchner. Es un paso adelante hacia la transformación de la Argentina», se entusiasmó el mandatario. El oficialismo, bajo la denominación Frente para la Victoria o Partido Justicialista, se impuso en las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Misiones, Río Negro, Salta, San Juan, Santa Cruz, Tucumán y Tierra del Fuego.

El radicalismo, en tanto, se impuso en Chaco, Mendoza y Santiago del Estero, y el resto de los triunfos se repartió en fuerzas locales, como en la ciudad de Buenos Aires (PRO), Neuquén, con el Movimiento Popular Neuquino; el Frente Progresista de Hermes Binner, en Santa Fe, y el PJ dominado en San Luis por Adolfo Rodríguez Saá La difusión de los primeros cómputos oficiales se demoró por la gran afluencia de votantes que concurrió a las mesas a última hora, y si bien los centros de sufragio cerraron sus puertas a las 18, una importante cantidad de ciudadanos debió permanecer en los centros.

El interés por participar en la elección se vio reflejado en la abultada tendencia de concurrencia a las urnas, que superó el 75 por ciento, con picos de más del 80 por ciento en algunos distritos, como la provincia de Buenos Aires. El presidente Kirchner siguió desde primera hora de la tarde la evolución de los comicios desde la Casa de Gobierno, donde estuvo reunido con sus principales colaboradores, como el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; y el ministro del Interior, Aníbal Fernández.

Al cierre del comicio, se sumaron Cristina Fernández y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, para analizar las tendencias de voto y partir luego hacia el búnker del oficialismo, en el Hotel Intercontinental. Kirchner, Cristina Fernández y el ministro de Planificación, Julio De Vido, llegaron al hotel Intercontinental a las 19, mientras que el jefe de Gabinete permaneció en la Casa Rosada para monitorear la evolución delos resultados electorales.

El avance de las tendencias evidenció lo que se convertiría en una amplia victoria de las listas del Frente para la Victoria, la ratificación de liderazgos provinciales con Juan Carlos Romero en Salta; José Manuel de la Sota, En córdoba; Adolfo Rodríguez Saá, y marcaría el ocaso de varios caudillos provinciales, como Duhalde y Carlos Menem.


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