La ardua tarea de cambiarle la cara al espacio público de Bariloche

Los paseos del Este, el Sur y el Oeste siguen un patrón estético con cintas de hormigón que sirven para peatones y ciclistas. Los ingresos a la ciudad van cambiando su aspecto.

Las obras de pequeña escala que inició el municipio hace casi tres años para mejorar los accesos principales a la ciudad y otros espacios públicos se incorporaron de a poco a la vida cotidiana de los barilochenses, que las aprovechan para hacer actividad física, disfrutar un momento al aire libre o enseñar a sus hijos a andar en bicicleta.

El llamado Paseo del Este fue el primero y es el que mejor luce, con una parquización ya consolidada, iluminación, bancos, cestos, aparatos para ejercicios y numerosas plantas y arbustos. El Paseo del Sur, sobre la avenida Juan Herman, también aportó un cambio visual y funcional a los barrios más postergados de la ciudad y la última intervención es en el denominado Paseo del Oeste, que va desde Virgen Misionera a la rotonda del kilómetro 8 de Pioneros y está en plena expansión hasta Virgen de las Nieves.

Todos esos espacios siguen un patrón estético común que está a la vista, con cintas de hormigón que sirven como vereda y bicisenda, vegetación adaptada y piedras de distinto tamaño agrupadas en distintos puntos para sortear desniveles o asegurar escurrentías de agua.

El artífice de ese tratamiento ornamental es el subsecretario de Espacios Públicos del municipio, Juan José Arenas, quien trabaja en el mejoramiento constante de los tres paseos. Según confesó, debe hacerlo “con muy poca plata” y la necesidad de optimizar al máximo los recursos disponibles.

El paseo del Sur mejoró la seguridad para peatones y ciclistas. Foto: Alfredo Leiva

Explicó que las piedras son descartes de la cantera municipal y los bancos, pérgolas y otros implementos de madera son confeccionados en el aserradero propio con los árboles extraídos por las cuadrillas municipales en otros puntos de la ciudad. “No se compra nada, salvo clavos y pintura”, aseguró.

Arenas es ingeniero agrónomo, nativo de Trenque Lauquen y estudió en Balcarce. Cuando llegó a Bariloche trabajó en varias estancias y después también tuvo su propia empresa de jardinería. Acumuló así una amplia experiencia en paisajismo y con ese bagaje se incorporó al municipio, para trabajar en Parques y Jardines.

Dijo que en el embellecimiento de los paseos “existe mucho de ensayo y error y también de trabajo en equipo”. Aseguró que “hay gente que acerca propuestas” y el mejoramiento de los lugares es “una tarea de todos los días”. La “devolución” de los usuarios es un estímulo importante, según reconoció Arenas. “Cuando uno ve que a la gente le gusta, la alegría es fuerte”, aseguró.

Arenas dijo que en el paseo del Oeste (el proyecto que hasta hoy tuvo menos avances) está planificado colocar árboles frutales, que le darían una fisonomía particular, especialmente en época de floración.

En el Oeste hay food truck y puestos de venta de frutas y verduras. Foto: Alfredo Leiva

En el resto de los espacios intervenidos plantaron tanto árboles de especies nativas como exóticas. “Hay que ver según cada caso, todas sirven, no soy extremista para ninguno de los dos lados –aseguró el ingeniero–. Igual, si quisiéramos poner 500 árboles todos autóctonos no hay ningún vivero que los tenga”.

En el paseo del Este tuvieron algún roce con ambientalistas, que cuestionaron el criterio elegido. Allí optaron por dejar pequeñas “islas” de pastizales y vegetación natural, que contribuyen también en el aspecto visual.

Las especies que pusieron en los paseos del Este y del Sur son roble pellín, acer, abetos, algunos maitenes, radales, abedules, olmos, prunus y robles americanos.

Arenas dijo que la provisión de árboles es también un tema crítico y trabajan en un acuerdo con Parques Nacionales para que abastezca al municipio con el vivero de Isla Victoria, a fin de reforzar el arbolado en las calles de la ciudad.

Todas las especies sirven. Si quisiéramos poner 500 árboles todos autóctonos, no hay ningún vivero que los tenga”.

Juan José Arenas, subsecretario de Espacios Públicos del Municipio
El paseo del Este se transformó en un espacio con mucha concurrencia de los barilochenses. Foto: Alfredo Leiva

Las obras fueron afrontadas por la municipalidad con dineros de la tasa que pagan todos los turistas. Pero ese fondo ya se agotó y este año, debido a la pandemia de covid, tuvo recaudación cero en los últimos siete meses.

La responsable de esas obras, Daiana Roth, dijo que los planes ya están en ejecución y buscarán terminarlos de algún modo. Señaló que la parquización es imposible sin riego y que la provisión de agua suficiente requiere inversiones importantes, lo mismo que la iluminación.

“Se llegó hasta donde se pudo y hay cosas que quedan pendientes”, admitió Roth. En la búsqueda de financiamiento externo, el municipio presentó carpetas para completar la obra con apoyo de algún programa nacional.


La provisión de agua es clave para parquizar


Los ejes viales de acceso a la ciudad estuvieron siempre abandonados y las colectoras de las rutas Herman (al sur) y Piedrabuena (al este) eran extensos baldíos llenos de piedras. En alguna medida todavía lo son, pero el municipio se propuso cambiar esa lógica y darles otra aptitud para el uso comunitario.

El factor excluyente para dotarlos de vegetación es disponer de agua. En el paseo del Este es donde mejor se resolvió, ya que fue construida una toma con bombeo desde el lago Nahuel Huapi, un acueducto y cañería de riego que va paralela a la ruta, todo con aspersión automatizada. El costo (a valores de 2019) superó los 12 millones de pesos. El resultado ya está a la vista, con amplias zonas cubiertas de verde.

El paseo del Oeste está en plena expansión, en la zona de Pioneros a la altura del kilómetro 8. Foto: Alfredo Leiva

Arenas dijo que está previsto que el equipamiento allí instalado sirva para regar ambos flancos de la ruta (en el lado Norte todavía no empezaron), desde la Terminal hasta la rotonda de la ruta 40.

En el Paseo del Sur por ahora riegan con camiones y en la rotonda de Pasaje Gutiérrez se emplea parcialmente agua de red, a un alto costo. La idea original de construir una toma en el arroyo Ñireco por ahora no prosperó y la salida técnica más viable sería una perforación y una cisterna, que garantice entre 30 mil y 50 mil litros/hora.

“Allí colocamos 500 árboles y parecen que fuera nada, pero hay que mantenerlos”, aseguró. Piensan avanzar con “algunos manchones de césped, optimizarlo hasta donde se pueda e ir probando”.

En el paseo del Oeste, hay un estudio de factibilidad en marcha, para obtener agua del arroyo Gutiérrez en Virgen de las Nieves e impulsarla por bombeo hasta Virgen Misionera.

Sin una provisión asegurada, explicó Arenas, es imposible garantizar una cobertura de césped y se dificulta también el mantenimiento de arbustos y árboles.


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