La Camerata Bariloche fiel a su ciudad de origen

Elías Gurevich, director artístico, y Andrés Spiller, histórico miembro del grupo, hablan del pasado y presente de la Camerata.

Un día, los 16 músicos que integran la Camerata Bariloche, la primera orquesta de cámara argentina, volvió al lugar de sus orígenes. Con dos presentaciones en el Camping Musical Bariloche y la Catedral, ofreció un repertorio de compositores argentinos contemporáneos y una formación clásica de compositores del siglo XX.

La Camerata se formó allá por 1967 cuando el violinista Alberto Lysy creó una orquesta con los estudiantes del Camping Musical, junto con la Fundación Bariloche (de ahí, su nombre). La primera presentación fue en la sala de la Biblioteca Sarmiento pero la actividad se trasladó de inmediato a la ciudad de Buenos Aires.

“La camerata nunca residió en forma permanente en Bariloche. Estuvo vinculada a los cursos de verano pero los músicos que la conformaron, si bien eran de distintos lugares, vivían en Buenos Aires”, puntualizó Andrés Spiller, el único músico que formó parte del primer concierto de la orquesta en 1967 y que hoy, pese a estar ya jubilado continúa siendo parte de la Camerata Bariloche.

En 1966, este músico ingresó a la Orquesta Sinfónica Nacional como segundo oboe donde permaneció por 52 años hasta lograr la jubilación. “En la Camerata todavía sigo tocando. No sé por cuánto tiempo. Mientras me dé el cuerpo, acá estaré”, resumió orgulloso.

En cinco décadas, la agrupación realizó 35 giras por 33 países. Encabezó presentaciones en salas de conciertos como Carnegie Hall, en Nueva York, la sala Tchaikovsky, en Moscú, Musikverein, en Viena, Salle Pleyel, París, en el Festival de Salzburgo y en el Centro Internacional de la India en Nueva Delhi, entre tantas otras. Cuando el muro todavía dividía la ciudad de Berlín, la Camerata tocó en el sector este y a la noche siguiente, en la zona oeste.

Cada dos años tocamos en Bariloche”, subrayó el uruguayo Elías Gurevich, director artístico de la Camerata Bariloche que lleva 34 años en la agrupación tras la última presentación en el marco del Festival de Música Internacional de Bariloche (Fimba).

“Por algo la Camerata lleva el nombre de Bariloche, acotó Spiller, es nuestro lugar de nacimiento y para nosotros, es importante volver a tocar y mantener una relación con la ciudad”.

En su última presentación en la ciudad, los integrantes de la Camerata Bariloche fueron declarados huéspedes de honor e incluso, una calle del barrio El Cóndor recibió el nombre de la agrupación.

Los 16 músicos de la orquesta pertenecen, a su vez, a la Sinfónica Nacional, la orquesta estable del Teatro Colón y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. La mitad son argentinos (principalmente de Buenos Aires, La Plata y Córdoba) y la otra mitad, extranjeros (de Chile, Albania, Uruguay, Bulgaria, Rusia, Francia y España).

“La orquesta subsistió por el gran esfuerzo, las ganas y la voluntad de los músicos. No tiene esponsoreo oficial ni privado. Vivimos de cada una de las presentaciones que hacemos”, describió Gurevich.

El régimen de ensayos es de tres veces por semana en una sala prestada de un conservatorio ubicado en las calles Santa Fe y Ayacucho.

“La más emblemática orquesta de cámara a nivel de popularidad”, coinciden los expertos. “¿Y cómo se logró esto?”, preguntó “Río Negro”. Gurevich no duda en responder: “Se viajó mucho, hemos tocado con un sinfín de artistas populares y de otras líneas musicales, como el gordo (Eduardo) Falú, Fito Páez. Hubo salidas del ámbito clásico. La música es una sola y por la integración de la camerata fue fácil integrarse a otros proyectos de artistas de otras áreas musicales”.

Alberto Lysy fue alumno de mi padre (Ljerko Spiller, prestigioso violinista y director de orquesta). Un día, almorzaba en mi casa y me pidió que tocara algo con la flauta dulce”.

“Se entusiasmó y me invitó a participar en algunos de los conciertos que organizaba con la Asociación Amigos de la Música”, recordó Andrés Spiller, quien estudió oboe y flauta dulce.

A mediados de los 60, ya había nacido la idea de formar un conjunto de cámara para participar de conciertos en la Argentina y en Europa.

“Se juntó con los referentes del Camping y la Fundación Bariloche y se creó el Departamento de Música de la fundación y la camerata, como órgano de expresión”, agregó el músico.

Destacó que los primeros años, la Camerata realizó diversas giras por el exterior.

“Tuvo un arranque muy promisorio y después, vinieron años mejores y peores”.

“Pero todos buscamos la manera de seguir adelante y siempre hemos tenido el apoyo no solo de los integrantes permanentes sino de muchos músicos a los que, muchas veces, llamamos para colaborar, hacer alguna suplencia y siempre muestran la mejor disposición para trabajar con la Camerata”.


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