La escritura, el invento más importante

Gracias al aprendizaje de la escritura, la humanidad no solo pasó de la prehistoria a la historia, lo cual por si sólo ya es un dato de enorme repercusión que ningún otro invento a igualado. No es exageración. La mayoría de los demás grandes inventos fueron posteriores a la escritura.

Es lógico entonces que todo sea una consecuencia del reiterado ejercicio de escribir. Los “músculos” desarrollados con esta actividad potenciaron la mente y fueron motor para las creaciones de los grandes hacedores.

Con la escritura se activaron áreas cerebrales “dormidas”, y se ha producido un extraordinario cambio, aumentando la cantidad de conexiones alojadas en las distintas áreas de asociación.

En el acto de escribir se pone en funcionamiento todo un complejo proceso que integra los aspectos psíquicos, físicos, conscientes e inconscientes de la persona. Y muchos más, si profundizamos en algunos detalles, como en la importancia de la tonalidad muscular, necesaria para dar inicio a los movimientos, o las capacidades cognitivas, como la atención, la planificación o la posibilidad de ejecutar tareas relacionando informaciones en un corto tiempo, gracias a la memoria de trabajo. Pero también debemos nombrar a la memoria explícita y a la implícita. Es un ejercicio de todo el cerebro, por eso, en cada uno de los lóbulos se verifican acciones y aportes. Tanto el lóbulo frontal, occipital, temporal, o parietal, intervienen en fracciones de milisegundos para concretar el mágico impulso que da vida a los grafismos.

Gracias a la escritura en el desarrollo de la mente, hemos llegado a la inteligencia artificial. Con todo el avance que ello puede significar, la humanidad no debe dejar de lado el motor principal que ha permitido llegar hasta la actualidad: el ejercicio escritural. No es casualidad que, en los últimos 30 años, viene cayendo el coeficiente intelectual (o cociente), coincidiendo con los años en que se viene dejando de lado la práctica de escribir.

Hay tiempo de revertirlo. Escribir, es lo mejor que cada uno podemos hacer.

Jorge Luis Mora

Calígrafo Público Nacional

(extracto del texto enviado)

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