La infancia robada

DOROTHEE JUNKERS (DPA)

Ishmael Beah vivió en el infierno. Cuando era un chico de pueblo, a los 13 años fue reclutado a la fuerza en Sierra Leona y tuvo que unirse a la cruel guerra civil de los años 90.

En un libro conmovedor, Ismael -ahora de 26 años- describe cómo bajo el efecto de las drogas mató y ultrajó a innumerables personas. Beah fue simultáneamente autor y víctima de delitos: fue niño soldado.

Así como él, en el mundo hay unos 250.000 menores de edad que fungen como soldados, según calculan organizaciones de derechos humanos.

Ayer en Freetown, capital de Sierra Leona, por primera vez en la historia de la justicia penal internacional fueron condenados tres ex líderes rebeldes a altas penas de prisión por utilizar a niños soldado, entre otros motivos. Para la experta Corinne Dufka de Human Rights Watch (HRW), se trata de una sentencia judicial de significación histórica. «La condena abre nuevos horizontes, también anuncia más allá de Africa que es un crimen robarles la infancia y humanidad a los niños», dijo la ex fotógrafa de guerra que estuvo cinco años en Sierra Leona y actualmente trabaja para HRW en Senegal. «Los tres hombres cometieron crímenes de guerra increíblemente crueles de todos los tipos. El peso de las pruebas es abrumador», apuntó.

En la «Lista negra de niños soldado» de la ONU no sólo figuran países africanos sino también Colombia, Nepal y Chechenia. Sin embargo Dufka explicó que donde más se abusa de los menores como niños soldado, tanto por la frecuencia como por la forma sistemática, es en Africa.

En la justicia penal internacional -por ejemplo en los tribunales especiales para la ex Yugoslavia o para el genocidio en Ruanda- hasta ahora no hubo una sentencia al respecto. «Además creció muchísimo la atención» al tema, señaló.

Defensores de derechos humanos esperan que la sentencia tenga un efecto disuasorio y que en otras regiones de conflicto se persiga el uso de niños soldado. En Chad por ejemplo, y pese a la promesa del gobierno en Yamena, menores de edad siguen peleando con el uniforme, incluso también niños de ocho años. Ishmael Beah -el ex niño soldado que se convirtió en autor de un bestseller- hizo un aporte significativo: «Prestó un servicio extraordinario al personalizar la lucha de un niño que perdió infancia y humanidad, y llevarlo al papel con un buen lenguaje», dijo.


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