La intimidad de los gitanos en un video

El documental es de la realizadora viedmense María Grandoso.Testimonios de por qué mantienen intactas sus costumbres.El flamenco, el comercio ambulante y su éxodo a España.

VIEDMA (AV).- El video documental “Entre Gitanos”, dirigido y producido por la realizadora viedmense María Grandoso, será proyectado en pantalla grande mañana a las 22 en la sala mayor del Centro Cultural, con entrada libre y gratuita.

El filme, de 53 minutos, refleja con ritmo intenso y agudos testimonios la forma de vida de una comunidad gitana española radicada en pleno centro de Buenos Aires. Cultores del cante y el baile flamenco, conservan intactas sus tradiciones y ponen especial empeño en no mezclar sus costumbres con los “payos”, como llaman a quienes no son gitanos.

Este no es el primer video de María Grandoso, pero sí el más ambicioso en cuanto a la calidad de la realización y al tratamiento integral de un tema. Registrado en formato digital DV Cam, “Entre Gitanos” tiene una banda sonora grabada íntegramente por los protagonistas.

En élse abre a la comprensión del espectador el estilo de vida familiar y social de una comunidad de doscientos gitanos que viven en torno de la plaza Congreso, en Buenos Aires. “Un tiempo de observación despertó nuestro interés por desentrañar aquello que los anima a mantenerse unidos y a conservar intacta su cultura”, afirmó Grandoso.

Los hombres de la comunidad concurren al bar “36 billares”. Otro lugar de encuentro es el templo evangélico, que congrega al 85% de la comunidad. Su pastor es también gitano. Sus cantos religiosos tienen melodía flamenca”. Pero la plaza es su principal ámbito de reunión.

Acostumbrados a una defensa ante la discriminación y el rechazo, los gitanos han hecho del hermetismo un modo de supervivencia. Por eso, la confianza lograda en las entrevistas, realizadas en la mayoría de los casos en la intimidad de sus hogares y sin temas “tabú”, habla de la calidad del video.

Grandoso nació en Patagones y vivió en Viedma hasta hace tres años. Con larga trayectoria en la docencia, su vocación por el video se materializó en 1992, en el curso que dictó Teo Koffman. Se dedicó a la realización de videos institucionales, sociales y publicitarios. En Buenos Aires continuó su capacitación, especializándose en video documental. También tiene formación actoral, con Francisco Javier, Elio Gallípolli y Hugo Aristimuño.

A principios del 2000, Grandoso emprendió la realización de “Entre Gitanos”, junto a Sofía D’Andrea (periodista) y Cristian Gonzalez (camarógrafo y montajista), con financiación propia. Lo concluyeron en los primeros días de este año.

“No todos los gitanos son iguales”. Así lo advirtieron a poco andar. “Una entrevista con Jorge Nedich, de origen rumano y el único escritor gitano de Latinoamérica, nos hizo comprender la diferencia entre los gitanos que arribaron de los países del este europeo y los que llegaron procedentes de España. Y también nos muestra muchos de los motivos por los cuales no están preocupados por ‘aggiornarse’; por qué no tienen representatividad, y cómo practican, en algunos casos, una legalidad que nada tiene que ver con la instituida”.

“A causa de la crisis en nuestro país, ha comenzado una lenta y sostenida reemigración de gitanos a España. Documentar su vida en esta ciudad nos pareció un desafío interesante y creemos será el único testimonio de su estancia en estas tierras”.

El guión

El documental está basado en entrevistas. Una de ellas a Geromo Amador, de 75 años, referente de la comunidad, y otra a Jesús Maya Vázquez, comerciante y artista plástico, de 52 años quien señala que “teníamos muchos comentarios de la Argentina, que se vivía bien y que era un país muy tranquilo. Al venir nosotros, resultó que fue verdad.”

Se instalaron en el barrio del Congreso, caracterizado por su arquitectura europea de comienzos de siglo, y atravesado por la Avenida de Mayo.

Las mujeres y algunos hombres se dedican a la venta callejera de telas, mantillas, relojes o perfumes, en grupos de cinco o seis, en oficinas u hogares o en viajes al interior. Otro grupo se dedica al flamenco, como el cantaor Castor Amador, de 32 años. En el cante, los gitanos encuentran una forma de expresar sus temores, sus alegrías, su historia.

Luego de asistir al culto, a la noche, suelen ir a la Plaza de los Dos Congresos, testigo de sus conflictos y sitio del contacto, tan necesario para ellos. La educación es uno de las fuentes de conflicto. Ningún niño gitano termina el colegio primario, y algunos son educados por profesores particulares. El temor de sus padres a la discriminación y a la pérdida de sus tradiciones hacen que la comunidad se mantenga replegada. “Yo quiero que mis hijos se casen con gitanos como yo. Si empezamos a hacer eso, mezclarnos, desaparecemos los gitanos” dice en el video María del Carmen Serrano Heredia de Amador.

La condición de la mujer también ocupa el interés del video, con testimonios de ellas mismas y sus maridos.Y hasta muestra la intimidad de una fiesta de casamiento, con costumbres que llegan a un clímax cuando los hombres se rasgan unos a otros las camisas, como símbolo de fuerte emoción.

Las imágenes del video son variadas. Se filmaron espectáculos y la obra pictórica de Jesús Maya Vázquez y se incluyeron imágenes de archivo cedidas por la Oficina Española de Turismo, el Archivo General de la Nación y de la videoteca del Centro Cultural General San Martín. Además, “miembros de la comunidad nos facilitaron videos y fotografías de ceremonias festivas, y de su historia personal”, , explicó Grandoso.

Pero es la música el hilo conductor de esta historia. El flamenco, presente en todos los ámbitos de la vida gitana, es el rasgo que aporta un clima festivo y melancólico al trabajo.

Un pueblo perseguido

El origen del pueblo gitano no es conocido con claridad. Se sabe que en el año 300 antes de Cristo su zona de influencia era el centro de la India, que después fue abandonada para establecerse entre las llanuras del Pendjab y Cachemira. Acerca de los motivos que los impulsaron a emigrar, se conjetura de una violenta persecución, hambre, enfermedades o cuestiones religiosas. Alrededor del año 1000 iniciaron su marcha hacia occidente. Su itinerario se bifurcó en dos rutas: una por Siria, Palestina y Egipto, y la otra con rumbo a Turquía y Yugoslavia, siendo Grecia el primer asentamiento gitano occidental.

Desde ése entonces, comenzó a vincularse a los gitanos con el hurto y la buenaventura. Se vinculaba su aparición con rapiñas en aldeas, casos de magia y brujería, robos de niños y antropofagia, de los que fueron acusados a veces sin fundamentos.

Durante mucho tiempo se pensó que venían de Egipto, por lo que comenzó a llamárseles “egiptanos”, y luego “gitanos”. Este misterio quedó resuelto cuando el lingüista Grellman identificó al dialecto romaní. Eso aseguró su origen indio, también por sus costumbres y su sistema de castas, que no abandonaron jamás.

La aparición del pueblo gitano en la Argentina tampoco está claramente definida. Algunos sostienen que llegaron con la primera expedición española al Río de la Plata. Pero los primeros documentos que se refieren a ellos son de la segunda mitad del siglo XVIII. Señalan que vendían mercancías por las calles, decían la buenaventura y deambulaban con las vestimentas típicas ocasionando la indignación de los aldeanos porteños.

Las primeras entradas parecen haber sido las de Cuzco a través de Mendoza, mientras que otros clanes lo hicieron desde el litoral, cuando decidieron abandonar Brasil. La primera guerra mundial trajo gran cantidad de gitanos. Los mismo sucedió a partir de 1945, con el exterminio que produjo entre los zíngaros el fanatismo nazi. En la Capital Federal existen numerosas colectividades gitanas. En la provincia de Buenos Aires las ciudades de Mar del Plata, Tres Arroyos y Zárate son las que registran la mayor presencia de gitanos. También hay numerosas comunidades en el litoral, Neuquén, Río Negro y Cuyo.


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