La muerte de Micaela todavía es un misterio

Desapareció el 2 de abril en Cipolletti y la hallaron sin vida en un descampado.

CIPOLLETTI

CIPOLLETTI (AC).- El 10 de abril, era el día del cumpleaños de Alberto y, aunque la estaba buscando no esperaba lo peor. A la tardecita escuchó una noticia en la radio que lo estremeció: habían encontrado a una joven muerta, en la zona este de Cipolletti y todo hacía suponer que era Micaela Schwarz, su hija que estaba desaparecida desde hacía nueve días. La última vez que la familia supo de ella fue cuando se ausentó de su hogar por una “fuerte” discusión con su pareja.

La joven, de 26 años, desapareció en Cipolletti a principios de abril y fue hallada sin vida en un descampado del barrio Mercantil, en la calle Nicaragua 2.300. Todavía no está claro cómo llegó hasta ese sector ni porqué sufrió un paro cardiorrespiratorio, que es la causa de la muerte, según la autopsia.

A tres meses de su fallecimiento, los padres la recuerdan como una chica que tenía muchas ganas de vivir, amable, sonriente, trabajadora y la que ayudaba a criar a sus cinco hermanos. “Tengo 44 años y me siento una señora de 70. Me arruinaron la vida. Mica era mi muñequita”. Mabel es una madre que siente que le arrancaron todo. La muerte de su hija Micaela fue un antes y un después en la familia Schwarz. Alberto, su marido, asegura que es el “cacique” de la casa y que debe juntar fuerzas para salir en busca del pan de cada día, aunque reconoce que el dolor a veces es más fuerte que cualquier responsabilidad.

Los días previos al hallazgo, mucho se hablaba de un “femicidio”. Los integrantes de diversos movimientos sociales se movilizaron y reclamaron justicia por la joven oriunda del Anai Mapu. Aunque los resultados de la autopsia arrojaron que el cuerpo no tenía signos de violencia, o lesiones que marcaran algún mecanismo de defensa, los más cercanos dicen tener “muchas dudas” respecto a su deceso, aseguran que “no confían en nada” y que por estos motivos iniciaron una investigación paralela.

Con la mirada cansada, Mabel recuerda los momentos felices. Mientras conversa permanece prácticamente pegada a la chimenea, para calefaccionarse con el calor de la leña. “Micaela era una chica feliz”, dice. Cuenta que era la mayor de todos los hermanos, y siempre estaba dispuesta a ayudar al que lo necesitara. Los encuentros de los Schwarz eran “comilonas largas”. La casa ubicada en San Antonio Oeste al 1800 era el lugar de encuentro para pasar un rato con los vecinos, amigos de los chicos y todos los familiares. Hace tres meses todo cambió.

“Hay gente que ya no viene, porque no saben qué decirnos. Yo les digo que se suelten y digan lo que sientan. Te soy sincero: le ponemos ganas, pero hay días que no podemos dormir”, asegura Alberto. “Ahora disfruto cada momento con mis nietos, juego con ellos de una forma más intensa, me detengo en cada momento, pero lo peor viene cuando ellos se van”, dice por el vacío y el silencio que queda después de cada visita.

Mabel recuerda que, al igual que Alberto, su hija tenía problemas cardiacos, pero “no se hacía ver”. Cada vez que la joven tenía una arritmia, llamaba por teléfono a su madre para que la calmara a través de la charla y después de unos minutos todo continuaba normalmente. Es por eso que, a Mabel, no le convencen los resultados de la autopsia. “Si hubiese estado con algún problema (cardíaco) Miki me hubiese llamado, como lo hacía siempre”, explica.

La última vez que tuvieron contacto con Micaela fue el 2 de abril, cuando llamó a su madre diciendo que se había peleado con su pareja, con quien convivía desde hace dos años, en las 1200 viviendas. “Me dijo que se había separado, llorisqueó un poco y me aseguró que venía a verme a la tarde”. Ese día nada más se supo de ella. Los días pasaron, en el medio hubo una denuncia por desaparición de persona, un llamado extorsivo exigiendo una elevada suma de dinero y un gran movilización en las redes sociales pidiendo por algún dato certero que aporte información sobre el paradero de Micaela. El 10 de abril, por la tarde noche, se encontró el cuerpo de una muchacha, con similares características a las de “Miki”.

-Mabel ¿fuiste al lugar dónde encontraron a Micaela?

-Sí, pero no fui el día que la encontraron. Fui varios días después, con una amiga. (…) Aunque me digan que Mica estuvo todos esos días estoy segura de que es imposible. Yo fui al lugar, durante el día, y es transitado. Cuando fui había niños jugando, y por la descomposición que tenía el cuerpo es imposible que nadie se hubiera dado cuenta que Micaela estaba ahí.

-Y usted Alberto, ¿volvió a lugar?

-Yo sí. Muchas veces.

-¿Muchas veces? ¿Por qué?

-Lo que te voy a decir te va a sonar fuera de lógica, pero busco que me hija me hable. No lo he logrado mientras duermo, entonces trato de buscar en el lugar donde ella estuvo para ver si me puede tirar la punta del ovillo.

Belén Coronel

bcoronel@rionegro.com.ar


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