¡Esto hay que revivírlo!: un documental busca darle vida a las fotos antiguas de Neuquén

“¡Shhhh!”, se suele escuchar en el cine cuando alguien cuchichea. Lo mismo pasa en una charla explicativa, la iglesia, una clase presencial, una reunión de trabajo… pero en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén, la proyección del pasado jueves 30 pasó algo diferente. El murmullo de unos en el público motivó a los de al lado, a los de la fila de atrás y así hasta el fondo. ¡Qué lindo es escucharlos así, compartiendo anécdotas!, dijo desde el micrófono Santiago Rosa, integrante del proyecto a mostrar y devenido en conductor del evento. Miraba a los espectadores enternecido, al ser testigo de lo que genera este retoño que intenta sacar a la luz junto a sus compañeros de equipo.

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“Neuquén Antiguo en 3D” es el nombre del documental en cuestión, que reunió a tres profesionales en lo suyo, con trayectoria y cariño por el pago que los vió nacer o que los adoptó. Se trata de Julio Vicente, músico “nacido y criado”, Alejandro Alcaráz, productor publicitario y realizador audiovisual, oriundo de El Chocón; y Santiago Rosa, periodista e investigador de Rosario, instalado en la Confluencia desde hace 15 años.

Encantado con todo lo que gira alrededor del 1900, fue Alejandro el que inició el proceso, en los meses de pandemia. “La idea concreta fue tomar fotos representativas de aquella Neuquén, para modelarlas y descubrir qué surgía de todo eso”, explicó. Este especialista de la imagen veía las recreaciones digitales de lugares históricos como Roma, en tiempos del imperio, y soñaba: ¿Por qué no?

Los presentes al momento de la cita en el MNBA también se permitieron que vuele la imaginación. Los que conocían algunos rincones, como la vecina Beatriz Fernández Carro, que pronto cumplirá sus 100 años; y los que sólo escucharon los relatos de sus abuelos, como en el caso de los adolescentes. Con sus gorros, sneakers y buzos anchos se encontraron admirando a la misma ciudad que impulsó a los que asistieron vestidos con saco y pantalón de vestir. La misma capital que soñaron los pioneros.

Anticipos

50 minutos es lo que llevan recopilado para el futuro documental. El material necesitó semanas y semanas de labor frente a la computadora. Consiguieron las fotos también gracias al aporte de los vecinos, incluído el invalorable intercambio en el grupo de Facebook “Neuquén del Ayer”. Por el momento sólo difundieron tres tráilers, donde se pudo espiar cómo era una noche lluviosa junto a la tranquera que separaba el “Alto” del “Bajo” frente al BPN, el arreo de animales por el pueblo y una copiosa nevada con el “Chateau Gris” y la barda de fondo. Sí, la barda, donde hoy no cabe un alfiler de tantos edificios, frente a la Municipalidad.

Como si estas joyitas no fueran suficientes, hubo tiempo para la música en vivo. Y ahí Julio Vicente dio cátedra. Él no formaba parte del proyecto originalmente, pero contó sin acomplejarse, todo lo que había insistido vía mail para participar. Tanta determinación le cargó energías suficientes como para salir de su rutina con la guitarra eléctrica, apostar a la criolla y poblar a “Neuquén Antiguo” de reminiscencias. La sala llena del Museo pudo oír dos temas originales: “Loncomeo” y “Linaje”, que “brotó” sin enredos, conectándolo con su abuelo, músico en la Banda del Ejército, y todo lo que vivieron en el medio. Buscó “representar el clima hostil, la soledad, el desarraigo, la nostalgia por sus orígenes, pero también la esperanza por construir un presente y un futuro prometedor”.

Pero fue incisivo al pedir que el Gobierno provincial invierta en la propuesta. “Esto no es publicidad, es la garra y la potencia de Neuquén”, concluyó. Carlos Cides, director Provincial de Patrimonio Cultural, ofreció buscar fondos, y mientras tanto, disponer los scanner del área a su cargo, para que los ciudadanos lleven sus fotos antiguas y dejen las reseñas de cada una.

Desde el equipo reconocieron que la tarea aún está en proceso, porque la tecnología es una limitante. Hacen falta mejores computadoras que soporten la renderización de tanto material. Pero siguen apostando y golpeando las puertas necesarias. ¡La historia lo vale!