La producción de nueces se afianza en Picún Leufú
Con tecnología de punta, se desarrolla un emprendimiento privado en medio de un clima hostil. Ya hay 50 hectáreas plantadas con nogales. El objetivo es duplicar
PICUN LEUFU (AN).- Las nueces podrían signar un nuevo sendero de crecimiento para Picún Leufú. Un emprendimiento de capitales locales se propone llegar en pocos meses a completar 100 hectáreas de nogales en tierras hasta ahora baldías, abastecidas con un complejo sistema de riego presurizado y protegido con varios kilómetros de barreras contra el viento.
Saturno Hogar SA es una marca instalada en las provincias de Río Negro y Neuquén, pero no por las nueces sino por los electrodomésticos. Ahora encaró este más que ambicioso proyecto en tierras fiscales cedidas por el gobierno provincial, donde impresiona el grado de desarrollo, el nivel de las inversiones y –a simple vista– el paisaje de la meseta transformada por el trabajo del hombre.
Por ahora, los resultados son más que alentadores, tanto en lo que hace al desarrollo de las plantas como a las respuestas del suelo. A fin del año pasado se completaron las primeras 50 hectáreas plantadas con nogales injertados provenientes de Mendoza, y se espera continuar los trabajos hasta duplicar esa cifra. Serán los que dentro de unos cuatro o cinco años brindarán una producción en la escala esperada, según el proyecto.
Si se tomaran los valores de referencia en cuanto a la comercialización de la nuez con cáscara (más allá de los procesos industriales posteriores), se estima que este campo de Picún Leufú podría tener una producción bruta de unos 1.200.000 dólares.
El enemigo
El viento es el peor enemigo de los nogales en este predio de 150 hectáreas y de cualquier otra producción agrícola en Picún Leufú. Por ello, cualquier herramienta o medida contra las temibles rá
fagas puede ser insuficientes por más que parezcan exageradas.
Quizás por lo monumental del paisaje, lo primero que asombra con las barreras que se montaron con postes de más de cuatro metros de altura, surcados por cinco alambres que sostienen una malla rompevientos especial.
A ras del suelo, la protec
ción está dada por un cultivo de centeno que por ahora tiene una altura superior a los nogales y que el año que viene volverán a brotar gracias a un movimiento que resembrará las semillas.
Este cereal tapa, por ahora, el verde de las hojas de los nogales.
Como si todo ello fuera poco, ya crecen con hidalguía, a pesar del ataque despiadado de las hormigas, dobles hileras de álamos.
Estas barreras combinadas –malla y álamos– pueden verse en toda la extensión de las 50 hectáreas, no sólo en los bordes, lo que aumenta la espectacularidad del cultivo. El campo de nogales está ubicado hacia el sur de Picún Leufú, en la zona por donde corre el canal de riego La Picacita.
La inversión fue grande en materia de irrigación. El agua se toma, efectivamente, del canal que terminó de construirse en la segunda mitad de la década pasada, pero no actúa por gravedad sino que es bombeada.
La irrigación se realiza con un sistema presurizado de goteo, que es autocompensado, de manera que cada hilera recibe la misma cantidad de agua que la otra. De paso, el riego atraviesa también las hileras de álamos de cada cuadro, que, dicho sea de paso, libran una lucha denodada contra las hormigas.
Los inconvenientes no fueron pocos, en general relacionados con el abastecimiento de agua. No es una novedad que La Picacita tiene problemas, no sólo operativos, sino más bien genéticos. Los 3.800.000 pesos invertidos hasta ahora hablan de una apuesta de la empresa por el desafío de sacarle a la tierra yerma un valor agregado que hasta ahora era impensado.
Por ahora la inversión no contempló la asistencia crediticia del Estado. Puede decirse, entonces, que fueron los lavarropas y los televisores los que permitieron, tras muchísimos años de trayectoria en el mercado regional, financiar semejante proyecto en medio del desierto de Picún Leufú.
PICUN LEUFU (AN).- Las nueces podrían signar un nuevo sendero de crecimiento para Picún Leufú. Un emprendimiento de capitales locales se propone llegar en pocos meses a completar 100 hectáreas de nogales en tierras hasta ahora baldías, abastecidas con un complejo sistema de riego presurizado y protegido con varios kilómetros de barreras contra el viento.
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