La saga de Britney Spears

El martes, la cantante se internó por segunda vez en un centro de rehabilitación pero, menos de 24 horas después, pidió un auto y se escapó.

Britney Spears no tiene paz. Por segunda vez consecutiva, la cantante entró y salió de un centro de rehabilitación en menos de 24 horas.

Hasta ayer a la mañana, todos celebraban que la cantante hubiera finalmente decidido poner fin a la fiesta. Tras meses de excesos en celebraciones nocturnas, el fin de semana, la chica se rapó la cabeza ante los ojos del mundo y el martes ingresó en una clínica de rehabilitación.La familia de la cantante de 25 años esperaba que la ayuda profesional la ayude a reencauzar su vida. Pero fue en vano.

Ayer por la tarde, Britney llamó a un servicio de autos y, sin esperar siquiera las primeras atenciones, se fue.

Es la segunda vez en una semana que Spears entra y sale de un centro de tratamiento en cuestión de horas. La revista televisiva «The Insider» inicialmente reportó que Spears llamó un servicio de autos y se fue del centro de rehabilitación Promises la madrugada del miércoles. Más tarde, el programa de televisión «Extra» y el sitio de internet TMZ.com dijeron que la cantante de 25 años abandonó la institución mucho antes de la estadía usual, de 45 días.

Desde su separación de Kevin Federline, Britney sólo tuvo titulares escandalosos: fiestas interminables con Paris Hilton, un desmayo por exceso de champán en Las Vegas, minifaldas minúsculas sin ropa interior.

La can tante pop, madre de dos hijos, está viviendo ahora la rebelión de la adolescencia. Y antes de internarse,pasó un extraño fin de semana. El viernes, entró en una peluquería de Los Angeles y tomó ella misma la máquina rasuradora cuando la dueña, Esther Tognozzi se negó a cortarle el pelo.

Pero si la mujer se negó a raparla, no le puso el mismo énfasis a las ganancias que podría darle semejante publicidad. Rápidamente, Esther's Haircutting Studio montó una página en la red para subastar el pelo de la cantante y otros artículos que la cantante tocó, por un precio mínimo de un millón de dólares, dijo a AP J.T. Tognozzi, dueño de la peluquería.

«Aquí está, la oportunidad de su vida», dice el sitio BuyBritneysHair.com. El ganador obtendrá extensiones del cabello oscuro de Spears, el gancho que usó para cortárselo, la bebida Red Bull que tomó en el salón de belleza y su encendedor de cigarrillos.

Junto con sus rizos últimamente teñidos de castaño, Spears dejó atrás su imagen de lolita buena. «No quiero que nadie me toque. Me duele que todos me toquen», dijo como explicación a su nuevo peinado.

Eso suena a alguien que quiere escapar del revuelo en torno a su propia persona. Pero aunque es cierto que la malicia mediática era muy grande en las últimas semanas (El «New York Times» escribió: «La transformación de superestrella del pop en un alien rapado») incluso el observador más cínico se da cuenta de que su comportamiento es un pedido de ayuda.

Desde que ocurrieron esta serie de eventos, se multiplican las declaraciones de auténticos y autodenominados psicólogos. Podría tratarse de una depresión posparto no diagnosticada tras el nacimiento muy seguido de sus dos hijos, Jayden James y Sean Preston, dicen unos. Spears parece no haber superado la separación con Federline, dicen otros.

Pero lo cierto es que desde que tenía 11 años, Spears es una figura pública. Tras su paso por el show televisivo El Club de Mickey Mouse, en 1999 le llegó el éxito con su primer álbum, «Baby one more time», con tan sólo 18 años.

Justin Timberlake y Christina Aguilera, sus colegas de entonces, parecen haber conseguido dar el paso de niños famosos a una gran carrera, mientras que Spears hace años que no saca un nuevo disco.

«Es el perfecto ejemplo de una niña estrella que se desarrolla como adulta y no tiene a nadie que les diga qué hacer o que le dé el consejo y el apoyo apropiados», dijo Ian Drew, editor de la revista Us Weekly. «Básicamente empezó muy joven en un negocio competitivo».

Hasta ayer recibía ayuda en la clínica privada «Promises» (Promesas) en Malibú, por donde ya han pasado estrellas como Winona Ryder, Diana Ross, Ben Affleck, Robert Downey Jr. y Charlie Sheen.

Pero no aguantó.

Ni siquiera su madre, que fue la que la convenció de la nueva internación, logró que la estrella se quedara el tiempo necesario para recuperarse.

Habrá que ver ahora qué hace la impredecible Britney. Hasta dónde llega con su rebeldía y su falta de brújula.


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