La simple historia de un folclorista de alma

Canciones propias, “modernas y muy folclóricas”.

NEUQUÉN (AN).- Detrás del folclore hay historias personales que merecen ser contadas. Ernesto Guevara es un guitarrista, cantante y compositor de 32 años que desde que aprendió a hablar comenzó a cantar sin parar. Recién a los siete años tocó por primera vez una guitarra “de verdad”. Compartió guitarreadas con Alfredo Ávalos, el padre de Peteco, Carlos Carabajal y Chingolo Suárez y formó parte de la banda de Raly Barrionuevo. Sus composiciones son interpretadas por Dúo Coplanacu, Horacio Guaraní y Raly Barrionuevo. El año pasado cumplió su sueño de grabar un disco solista. “Eterna fantasía” son trece canciones sutiles, dulces y muy folclóricas, que fueron grabadas “en viaje”. Guevara presentará su obra prima el viernes a las 18, en el auditorio del Museo Nacional de Bellas Artes. Su disco fue grabado entre show y show, cuando Ernesto tocaba junto a Barrionuevo. Había que aprovechar al máximo los escasos momentos libres de la gira. “El ingeniero de sonido de Raly se instaló tres días en Neuquén y grabamos algunas bases. Después de seis meses grabamos otro poco, arriba de una combi, en una habitación de un hotel de Cosquín, en el garaje de la casa de Raly en Unquillo, Córdoba; en Tucumán y finalmente en la casa del sonidista en Olavarría, Buenos Aires. Se terminó tres años después”, contó el guitarrista. Pese al tiempo, el producto final es muy bueno y en palabras de su autor “sencillo musicalmente, moderno y folclórico”. Para llegar a esta instancia de su carrera, Ernesto recorrió un camino con varias paradas. En el pueblo de La Florida, en el este de la provincia de Tucumán, entre ingenios azucareros y plantas de mandarina, Ernesto comenzó a afinar su voz. Luego la familia se mudó a San Miguel y allí por primera vez sus dedos se deslizaron por una guitarra verdadera y escuchó el primer casete de folclore. “Por esas cosas de la vida, cayó a mi casa un amigo de mi papá y me acompañó a cantar con su guitarra. Después me llevaba todos los fines de semana a guitarreadas y asados a Santiago del Estero, que está a 180 kilómetros de Tucumán. Entre partidos de fútbol y pileta, me llamaban para cantar. Resulta que en esas reuniones había gente muy importante del folclore que yo no conocía. Mucho después me fui dando cuenta de quiénes eran. Sin duda esa experiencia me ha marcado en mi forma de sentir y de vivir la música”, recordó el músico. Fue allí, en Santiago del Estero, donde se cruzó en una peña, con Raly Barrionuevo que lo invitó a formar parte de su grupo. Guevara en ese momento tenía un dúo que se llamaba Vislumbre. Actualmente vive en Neuquén porque se enamoró y porque su novia, ahora esposa, le hizo beber agua del río Limay.


Exit mobile version