“La sociedad debe redefinir el concepto de necesidades”

Entrevista con Ines Arancibia, máster en economía social

Elevar la mirada sobre la discusión del momento, permite abordar reflexionar ideas y conceptos que muchas veces se sostienen como verdad revelada. La definición de economía como la ciencia que estudia la asignación de recursos escasos para la satisfacción de necesidades infinitas, es uno de ellos. Ines Arancibia dedicó su último libro “El sujeto necesitado” a la reflexión sobre las necesidades, y en diálogo con PULSO desarrolló algunas de sus conclusiones.

PREGUNTA: ¿Cómo surge la pregunta sobre las necesidades?
RESPUESTA: Soy trabajadora social, y llegué a la economía partir del trabajo socio económico realizado en diversas políticas públicas en las que participé. La pregunta surge porque la discusión sobre las necesidades sociales en general está asociada a un tema distributivo. Las políticas sociales se piensan para solucionar carencias y ausencias básicamente relacionadas a la pobreza, que deben resolverse con políticas públicas. El libro se propone recuperar el sentido sustantivo de las necesidades, despojando ese sentido de la carga ideológica y de intencionalidad política que muchas veces tiene el “sentido común”. La definición tradicional de “necesidades”, no responde los “por qué” de los problemas que tenemos.

P: ¿Desde qué lugar parte la crítica a esa definición?
R: La teoría economía ha dado el sentido instrumental a la definición de necesidad, con una mirada marginalista y utilitaria. La investigación parte desde una revisión de todas las definiciones de economía que se vuelcan en los libros de texto universitario. De allí surgen todos los supuestos que deberíamos desarmar para llegar a una nueva idea de “necesidad”. Hay dos supuestos muy fuertes en la definición tradicional de economía, que no hacen solo a la ciencia económica, sino al sentido común ciudadano: los recursos son escasos y las necesidades infinitas.

P: ¿Son supuestos irreales?
R: Es que sobre ellos se estructura el poder económico. Las estructuras de poder económico requieren que todos sepamos que los recursos son escasos, y que por lo tanto las necesidades deben ser clasificadas y jerarquizadas, con una premisa de base: “no alcanza para todos”. Hay que decidir cuáles necesidades son más importantes y cuáles no. De allí surge la concepción de “necesidades básicas”, que son aquellas que medianamente hay que suplir para todos. Allí entra en trato diferencial de la pobreza. A los pobres hay que ayudarlos a suplir las necesidades básicas. El resto de la sociedad puede en términos meritocráticos, tener libertad para resolver sus necesidades “infinitas”.

P: La jerarquización de las necesidades, es de por sí utilitarista…
R: En efecto. El padre de esta mirada es el psicólogo norteamericano Abraham Maslow, autor de la célebre “pirámide de Maslow”. La pirámide postula con esta mirada utilitarista, que las necesidades se resuelven en forma lineal. Primero las necesidades de subsistencia alimentaria, lo necesario para no morir, después puedo pensar en necesidades de protección, después en cuestiones creativas, y luego solo para unos pocos en la punta de la pirámide, se encuentran las necesidades de auto realización. Solo un sector privilegiado se puede permitir esa última instancia.

Hay que democratizar los satisfactores de las necesidades. Dar la discusión acerca de lo legítimamente aspirable.

P: ¿El foco se pone habitualmente en la base de la pirámide?
R: El foco se pone siempre en los ingresos, de allí que esté tan arraigada la idea de los recursos escasos. Pero no se trata solo de ingresos monetarios, sino del conjunto de los recursos que hacen posible una reproducción ampliada de la vida. La teoría solo habilita la reproducción del capital. Ningún empresario invierte solo para recuperar el capital inicial. De la misma forma, la vida debería poder reproducirse de forma ampliada.

P: ¿Existe una teorización alternativa de las necesidades?
R: Por supuesto. En “El sujeto necesitado” tomamos parte del pensamiento de Max Neef, un teórico chileno que hizo el primer esbozo de una teoría alternativa de las necesidades. Max Neef habla de “necesidades fundamentales”, y reniega de la idea de necesidades infinitas. Por el contrario indica que las necesidades se pueden contar con los dedos de las manos: necesidades de subsistencia, de protección, de afecto, de entendimiento, de participación, de ocio, de creación, de identidad, y de libertad. Dice además que no existe jerarquía entre ellas, y que son una tan importante como la otra.

P: ¿Cuál es el primer paso para desandar el concepto?
R: Creo que hay que democratizar los satisfactores de las necesidades. Es decir, las formas de resolver necesidades deben estar democratizadas. Porqué razón solo ciertas clases tienen derecho a resolver sus necesidades de ocio, de realización o de libertad. Irse de vacaciones, hacer un viaje, comprar ciertos electrodoméstico. La discusión acerca de lo legítimamente aspirable.

P: Resuena la frase de Gonzalez Fraga: “le hiciste creer a un trabajador de clase media que podía viajar al exterior…”
R: Esa frase resume toda la construcción respecto a que las necesidades son derecho solo para algunos. Y para los demás rige la pirámide de Maslow. Primero resolvé tus necesidades básicas. Recién después vas a poder tener vacaciones o aire acondicionado. Una mirada utilitarista, pero además reaccionaria.

P: ¿Debe cambiar el sistema?
R: Es un proceso largo. El capitalismo ha generado un sistema donde hay mucho para pocos, y muy poco para el resto. Para aquellos que no llegan, dependiendo el perfil en cada país, el Estado se ocupa de que asistirlos. Claramente es un planteo que hay que transformar. Es una transformación que se hace desde adentro del propio sistema, buscando una economía centrada en el trabajo. Ya no se plantea una disrrupción revolucionaria como hace 100 años. Tal vez para algunos sea una pérdida de tiempo, pero creo que es posible un paradigma de justicia social que permita lograr un capitalismo más justo. Entiendo que en el mientras tanto, desde los sectores intelectuales, populares, trabajadores, hay mucho que se puede hacer para transformar y mejorar, inclusive respetando la propiedad privada y la rentabilidad de las empresas.

PERFIL: Ines Arancibia

Ines Arancibia es Licenciada en Trabajo Social (UBA) y Máster en Economía Social (UNGS).
Es Investigadora Docente en el Área de Sistemas Económicos Urbanos de la Universidad Nacional de General Sarmiento, (ICO-UNGS) y Docente Titular de Planificación Social Territorial de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ). Docente de Economía, Territorio y Sociedad de la Maestría en Economía Social (MAES-UNGS)
Es autora del libro “Sujeto Necesitado. Una crítica sustantiva al sentido y alcance del concepto económico de necesidad” (@EdicionesUNGS).


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