“La vida del ser humano la da y la quita Dios”

Antes que nada, un agradecimiento a este medio por permitirnos expresar lo que muchas veces no podemos hacer en otro lugar.

El 13/2/2016 murió mi hermano (79 años), quien se encontraba internado en el Hospital Plottier desde hacía casi un mes. Pasamos allí largos y penosos días de mucho dolor al ver tanto sufrimiento.

Si bien éramos conscientes y conocíamos muy bien la gravedad de su estado y el riesgo de muerte que corría, habíamos pedido a los médicos del servicio de internación de adultos que no queríamos le siguiesen haciendo intervenciones quirúrgicas ya que considerábamos que no tenía sentido, porque era sólo para alargarle su vida por unos pocos días más.

Lo que queríamos era que se le brindase el cuidado y la atención necesarios, como alimentación, hidratación y oxígeno, fundamental para su insuficiencia cardiorrespiratoria. Ello fue dado en principio, según lo solicitamos.

Todo bien hasta aquí, pero la gran indignación surgió cuando yo el miércoles 10/2, cuando llegue a cuidarlo, descubrí que la llave de oxígeno estaba cerrada, la bigotera estaba puesta como correspondía y así fue el resto de los días hasta su muerte.

El primer día pensé: si él ya no puede respirar, ¿por qué le cortan el suministro? Tuve la intención de preguntar al enfermero de turno, pero no lo hice. Su estado era desesperante, tanto para él como para mí, hubiera preferido no estar allí en ese momento. Abrí esa llave y le pregunté a una de las personas que lo cuidaba de noche y que vendría después de mí.

Me respondió que la doctora la noche anterior había dicho que no podía estar sin oxígeno, le comenté todo lo que me había pasado y le pedí que consulte al enfermero de turno noche por qué se lo habían cortado. Así lo hizo y más tarde, cerca de la media noche, me envío mensaje diciendo que ya se lo habían graduado. Ello lo pudo comprobar también mi hermana, quien estaba horas antes de su muerte.

Me mandó un whatsapp diciendo otra vez estaba cerrada la llave de oxígeno. Preguntó al enfermero de ese momento y le respondió que era para probar si podía estar sin él y que controlaban su oxigenación en el dedo. Pasado unos minutos, me avisó que ya había muerto.

Lo que más nos indigna es pensar que murió asfixiado. Pedimos asistencia hasta el último respiro, pero por muerte natural no por una muerte provocada.

Esto lo considero eutanasia, como persona cristiana repudio esta actitud. La vida de los seres humanos la da y la quita Dios. Los médicos y enfermeros no tienen derecho a quitarla, están para asistir a los enfermos. No doy nombres porque sé que cada uno se sentirá identificado con lo que aquí publico.

Magalí Fuentes

DNI 18.847.320

Plottier

Magalí Fuentes

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Plottier


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