Las canciones sin tiempo de Aristimuño
El cantautor viedmense Lisandro Aristimuño lanzó "Ese asunto de la ventana", su segundo disco editado por Los Años Luz. Un trabajo íntimo y de gusto exquisito, que confirmó todo lo bueno que sugería su debut, "Azules turquesas". Hoy se presenta con banda en el teatro España de Pata
VIEDMA (AV).- Luego de la edición del inicial «Azules turquesas» y su buena recepción por el medio musical y la prensa, a Lisandro Aristimuño se le vino encima muy pronto la revalidación de los puntos ganados en ese primer round. A un año y medio de aquel alumbramiento, sale al mundo «Ese asunto de la ventana», un disco que por apuesta y propuesta supera a su antecesor.
Aristimuño tomó el riesgo de abandonar la senda aplaudida de la primera obra -elegido dentro los 50 mejores discos del 2004 por «Rolling Stone» y «Los Inrockuptibles»-, y se adentró en una reivindicación absoluta de la canción; tiró por la borda el lastre de los maquillajes electrónicos circa 2000, y fue por los caminos que le dictaron las musas. En «Ese asunto…» suenan acordeones, contrabajo, violines, chelos, violas, charango, tabla y piano, a disposición de quince composiciones inspiradas y simples. Este es el trabajo que el músico viedmense presentará hoy en el Teatro España de Carmen de Patagones con entrada libre y gratuita, y el jueves 29 en la Vaca Profana -Lavalle 3683- en la ciudad de Buenos Aires.
Sobre el nombre del trabajo, Lisandro comenta que viene de su visión de la gran urbe: «Me sorprendió muchísimo la cantidad de ventanas en la ciudad; cuando llegué dije: ésta es la ciudad de las ventanas, y cada una es una familia que tiene su ángulo para mirar lo externo».
«La diferencia con el primer disco, es que en este tiempo me aclimaté y es más suave, muy de casa, muy casero. Ya estoy más tranquilo y acepté a la ciudad», explica Lisandro; «tuve encierros y fobias, estuve muy dentro de mi casa, porque esto va a mil y si no te resguardás te vas a la mierda». En «Lobofobia» hay un registro de esto que dice: «Hay afuera un lobo tan hambriento/ sin sentimiento/ esperando matarme/ comerme de a poco».
Y ese proceso se resolvió hacia la creación: «Por suerte la música es muy terapéutica para mí, me encerré a componer en un estado de terapia, y al concluir el disco ya había terminado con la locura, el miedo». Así es que en la etapa de composición de las canciones llegó a tener unas cuarenta que hacía rodar entre un selecto grupo de amigos; en el principio «tenía un poco la presión de que sonara como 'Azules…', pero después me hinchó y me lancé a hacer lo que quería».
Ese volantazo lo llevó a confirmar su lado más íntimo, el más refinado: «Me encantan los artistas cuyos discos no son iguales entre sí. Está bueno eso de ir creciendo disco a disco, y no usar la misma fórmula siempre como U2 o Coldplay». Claro, que antes que pronto, los medios de Buenos Aires le dieron el beneplácito: «Por suerte, el disco se recibió muy bien en todos lados», y lo demuestran notas y críticas en «Clarín», «La Nación» y la «Rolling Stone», publicaciones que resaltaron la calidad de «Ese asunto…».
Canciones sin tiempo
Las canciones de la placa fueron compuestas a partir de la guitarra y la voz, y sólo después se fueron adornando. Un signo del disco es su atemporalidad, la dificultad que tendría alguien sin datos para definir las coordenadas de su creación: «yo buscaba que el disco no tuviera tiempo, que no se supiera de qué año es en cuanto a los sonidos. Por eso es la búsqueda de la canción, de los sonidos naturales». Y salta a la vista el abordaje íntimo de las letras, ya que no hay referencias a la ciudad a excepción de un par de palabras; «siempre está la idea de dejarlo abierto; la ciudad está presente desde mi lado interno, no desde lo explícito. No es lo que yo veo de la ciudad, sino lo que siento acá», aclara el cantautor rionegrino.
Presentación y banda nueva
VIEDMA (AV).- Para la presentación oficial se eligió La Trastienda, show que para Lisandro «fue increíble, porque nunca había tocado solo y menos en un lugar así».
La ocasión sirvió para estrenar la banda formada por Carli Aristide -guitarras-, Ariel Polenta -teclados, gloken spiel, acordeón, melódica-, Martín Casado -batería-, Rocío Aristimuño -percusión y coros- y Mariano Domínguez -bajo-.
Con este sexteto, Aristimuño explica que «los temas fuertes ahora suenan más potentes, pero siempre mantengo lo atmosférico porque a la vez estoy menos roquero que antes; ahora las baterías son más percusivas».
El show de La Trastienda también sirvió para que los invitados de la grabación hicieran su aporte en vivo, como Kevin Johansen -que pone su voz en «Anochecer» y «Blue»- y Mariano Fernández -cantante de Me darás Mil Hijos- quien canta en la bella «El árbol caído».
El disco se completa con «La última prosa», «En mí», «Humo sobre el mar», «Cerrar los ojos», «Vos», «Flor del valle», «Luz divina», «Despertando a Dodó», «Agua», «Plug del sur», y cierra con «Hojas de camino», una baguala dedicada a su padre Hugo que es el único rastro de su etapa pre-Buenos Aires.
VIEDMA (AV).- Luego de la edición del inicial "Azules turquesas" y su buena recepción por el medio musical y la prensa, a Lisandro Aristimuño se le vino encima muy pronto la revalidación de los puntos ganados en ese primer round. A un año y medio de aquel alumbramiento, sale al mundo "Ese asunto de la ventana", un disco que por apuesta y propuesta supera a su antecesor.
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