Las “catangas” o “juanitas”

Se alimentan de caracoles, babosas, orugas y pupas de polillas.

Cuando hablamos de “cascarudos” (familia Coleoptera) lo hacemos en términos generales de una serie de insectos que casi nunca vuelan y por el contrario se arrastran por el suelo. Otra característica es que tienen una caparazón muy dura, que los protege y los hacen parecer a “acorazados de bolsillo”.

Dentro de los Carabidos (cascarudos) tenemos una amplísima cantidad de representantes (ver recuadro) y por lo general lo primero que hacemos cuando los vemos es sacudirles un chancletazo, porque su aspecto nos intimida. Pero entre ellos hay algunos que son realmente muy útiles como predatores de -especialmente- caracoles y babosas, aunque no le hacen asco a orugas y otros insectos que se les cruzan en su veloz carrera, especialmente en los atardeceres o de noche.

La mayoría son de hábito nocturno y se mantienen escondidos durante el día. Por eso son difíciles de detectar, buscando esconderse lo más rápido posible.

GÉNERO CALOSOMA

Son muy habituales en nuestro país y las conocemos como “catangas” (del quechua “acatanca”) y “juanitas”. Se caracterizan por tener un lomo multicolor y emitir un olor desagradable al ser molestados. Los carábidos tienen importancia como predadores, puesto que atacan a un número importante de plagas, incidiendo en forma significativa en el control de éstas. En este sentido el género Calosoma es uno de los más destacados, al destruir de manera eficaz caracoles, babosas, orugas y sus pupas.

El Calosoma argentinensis es el miembro más común dentro de este género. Tanto los adultos como las larvas son activos predadores. Destruyen larvas y pupas de distintas polillas. Desarrollan su actividad durante la primavera y el verano.

Los adultos, que son de hábitos más bien nocturnos, se movilizan rápidamente por el suelo o ascienden a los tallos en busca de orugas y cuando se les toma con las manos expelen un olor particular, el que también se puede reconocer en los cultivos donde estos insectos abundan. Las larvas pasan por tres estadios y se desarrollan con rapidez, trasformándose en pupas en aproximadamente dos semanas. Viven a expensas de orugas, pero también de prepupas y pupas que se encuentran en el suelo. Cuando se crían en cautiverio se atacan entre sí, mostrando un marcado canibalismo. Las pupas permanecen enterradas en el suelo a pocos centímetros de la superficie; los adultos emergen en algo más de una semana. Luego pasan el invierno dentro de galerías en el suelo y recuperan la actividad en primavera.

—————-

Fuentes:ingeniero agrónomo Darío Fernández, INTA Alto Valle.

Hans Steiner. “Utiles en el jardín”. 1985.

Carlos Betancourt e Iris Staconi. “Enemigos naturales”. Uruguay

TEODORICO HILDEBRANDT

ELJARDIN@RIONEGRO.COM.AR

jardinería

Adultos y larva de Calosoma argentinensis y sus coloridos caparazones, que despiden un olor desagradable al tacto.

Con sus enormes pinzas atrapan y devoran especialmente caracoles, babosas y orugas conocidas como “gatas peludas”.


Cuando hablamos de “cascarudos” (familia Coleoptera) lo hacemos en términos generales de una serie de insectos que casi nunca vuelan y por el contrario se arrastran por el suelo. Otra característica es que tienen una caparazón muy dura, que los protege y los hacen parecer a “acorazados de bolsillo”.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora