Las medidas que economistas y empresarios plantean con urgencia

Para Curia el atraso cambiario se ha profundizado: la solución “debe ser gradual e inteligente”. Abram propone “moderar la suba del gasto: por exprimir al Banco Central hay altísimo impuesto inflacionario”. Los riesgos que corremos.

ESPECIAL

UN NUDO GORDIANO.- El economista Eduardo Curia advirtió que en la Argentina hay “una inflación efectiva alta y un atraso cambiario que se ha hecho profundo”, pero advirtió que una corrección inmediata de ambos problemas podría acarrear “severas consecuencias políticas y sociales”, por lo que propuso una solución “gradual, muy inteligente, muy cuidada y muy prudente”.

El ex secretario de Coordinación Económica admitió que la situación económica del Brasil y los precios internacionales de los commodities agrícolas podrían tener una incidencia negativa, pero señaló que “son los problemas endógenos los más graves de la macroeconomía”.

Al respecto, destacó como los problemas principales “una inflación efectiva alta y un atraso cambiario que se ha hecho profundo”, en lo que en buena medida “inciden y convergen la administración de la política fiscal y monetaria”.

Esa combinación constituyen a juicio de Curia “un nudo gordiano que repercute en el frente externo y en el debilitamiento del stock de reservas” del Banco Central.

“Estamos en una situación de restricción externa reprimida a través del racionamiento de divisas”, señaló Curia al referirse al cepo cambiario que, añadió “está para taponar la demanda, pero estamos flojos en la generación de divisas”.

Curia reconoció que “en abstracto, uno podría decir que habría que hacer una corrección muy severa de precios relativos, es decir una devaluación acompañada de un ordenamiento fiscal y tasas de interés por lo menos en el inicio bien arriba”, pero que esos enunciados “tienen severas consecuencias políticas y sociales”.

Por eso se manifestó partidario de “visiones gradualistas, pero como el problema de fondo es importante, en el gradualismo uno tendría que ser muy inteligente, muy cuidado, muy prudente”.

“Esa visión gradualista no será severa pero no deja de ser requerida y quizás no sea simpática, pero sin ese tipo de acción nos exponemos cada vez más a problemas más graves”, finalizó.

LOS RIESGOS QUE CORREMOS. El economista Aldo Abram sostuvo que, más allá de las “soluciones coyunturales” para atender la situación cambiaria, el Gobierno deberá moderar la suba del gasto público, que derivó en un “altísimo impuesto inflacionario” que se financia “exprimiendo” al Banco Central.

Para Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, el problema “más importante” que enfrenta la presidenta Cristina Fernández tras reintegrarse a sus funciones “es el cambiario, por la inconsistencia que significa la instrumentación del cepo, que está generando una continua pérdida de reservas insostenible en el tiempo”.

“Algo van a tener que hacer al respecto -confió Abram en diálogo con DyN- y creo que lo que harán será una profundización del cepo, con un esquema de apunte a un desdoblamiento del mercado de cambios, que implique un dólar diferenciado para el turismo y para algunas importaciones”.

Para el economista, “eso traerá un alivio coyuntural, pero no resuelve el problema de fondo. Para eso hay que moderar la suba del gasto público y de esa manera presionar menos al Banco Central, ya que por haberlo exprimido a más no poder, tenemos un altísimo impuesto inflacionario”.

No obstante, Abram manifestó no cree que el gobierno “esté dispuesto a desacelerar el ritmo de incremento del gasto en forma relevante. Para el año que viene el aumento del gasto primario será del 28 por ciento, lejos del 15,6 por ciento dibujado en el Presupuesto”.

“Es probable que se haga algo en materia de transferencias para subsidiar servicios públicos y se aumenten las tarifas, pero va a ser mínimo”, evaluó.

Sin embargo, Abram alertó que “por este camino corremos el riesgo de entrar en una crisis o dejarle un problema enorme al próximo gobierno, que va a tener que corregir estas distorsiones”.

“Hay que volver de la manera más ordenada posible a un mercado único y libre de cambios. En los últimos 70 años hubo más de treinta programas de control de cambios y todos terminaron mal, no veo por qué ahora vaya a ser distinto”, finalizó.

DyN


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