Las “órdenes de arriba” en la estafa de Temux

En la sucursal Buenos Aires del BPN, donde estaban las cuentas corrientes del grupo Temux, todos sabían que había “órdenes de arriba” para favorecer al grupo, pero nadie –que se sepa– le puso nombre y apellido al señor “arriba”.

jorge gadano jorgegadano@gmail.com

En febrero de 2005, cuando ya tenía estado público que entre el Banco de la Provincia de Neuquén y la exportadora de carnes Temux se había amasado una relación, por así decirlo, turbia, que según oscilantes cifras significaba que la provincia había sido estafada por un monto de entre 20 y 30 millones de pesos de aquellos tiempos, Hugo Nogués, hasta entonces subgerente general de Negocios del banco, era designado interventor en la sucursal Buenos Aires. La semana pasada, en una declaración de seis horas ante el tribunal que investiga la que, según admitió el gobernador Sobisch después de, inicialmente, negarse a hablar, era una estafa, Nogués dijo que las irregularidades que encontró en la sucursal se debían, según decían a coro jefes y empleados, a “órdenes de arriba”. También Moisés recibió esa clase de órdenes en el monte Sinaí, pero está claro en el Levítico bíblico que quien las dio fue el Supremo Hacedor. Por cierto que en el Neuquén emepenista siempre hubo un supremo hacedor, pero en este caso el testigo dejó a todo el mundo mirando hacia arriba, pero sin individualizar a quien dio las órdenes. Quienes las recibieron aplicaron, a juicio de Nogués, el principio de “obediencia debida” para evitar castigos. El presidente del BPN era, desde diciembre de 2003, Félix Racco. Había recibido el cargo de Luis Manganaro, designado ministro de Seguridad y Trabajo y encargado, por Sobisch, de repartir entre predilectos contratistas, sin licitación, los 50 millones de dólares (Sobisch lo dijo) que se gastarían en el Plan Integral de Seguridad. O sea que cuando el mal olor del asunto se esparció por toda la provincia Manganaro ya no estaba en el banco. Pero es muy probable que sí estuviera cuando se formalizó la relación con Temux, bastante antes de que, en abril del 2004, asomara el primer descubierto en la cuenta de la carnívora empresa. Es que había antecedentes para sospechar: uno de los hermanos Terrado, de roles protagónicos en la quiebra sucia del banco Extrader que presidía Marcos Gastaldi, yerno de Mirtha Legrand, era directivo de Temux. Al parecer, a Sobisch no le bastaba con tener a Manganaro en la presidencia del banco para estar debidamente informado de lo que se hacía con la plata. Tendría sus motivos. Lo cierto es que en abril de 2004, creó, mediante el decreto 445, un cargo de “Coordinador” en el área del Ministerio de Hacienda cuya verdadera función no era la de “coordinar” sino la de “controlar” los manejos crediticios en el banco y en el Iadep. El decreto ordenaba, en el artículo 1º, que quedaban bajo “dependencia directa” del ministerio de Hacienda (y, por lo tanto, del gobernador) ambos organismos. O sea que la autoridad legítima de los directorios pasaba, por un simple decreto, a manos del Ejecutivo provincial. Más “arriba” imposible. El ungido para controlar “en lo referente a todos los aspectos relativos en la gestión de los mismos” –el BPN y el Iadep– fue el contador Juan Pablo Bugner. O sea que cuando Racco, tres meses después, llegó a la presidencia del banco, tenía a alguien “arriba” suyo para controlarlo. El Día de los Inocentes Y no solo se trataba de controlar. Porque a fines de ese mismo año, el 28 de diciembre de 2004 (Día de los Inocentes) trepó el ultimo escalón y fue recibido –él, Racco y los demás directores– por Sobisch. ¿Para qué? La respuesta es de Bugner, quien se refirió al encuentro en su declaración indagatoria ante el juez de instrucción Marcelo Muñoz. Dijo que en la reunión se informó al gobernador que el directorio había decidido “buscar la regularización de la cuenta (de Temux) y no el cierre, porque los antecedentes ameritaban que la firma iba a tener capacidad de pago suficiente”. Enfatizó en que “al gobernador le pareció bien”. Bondadoso en un clima tan propicio, el banco aportó ayuda financiera con lo cual, si a la capacidad de pago se sumaban las ganas, el caso habría tenido un final feliz. Pero no fue así: tal vez por decisión propia de los directivos de la empresa, o por consejo de sus abogados –entre quienes, oh, se encontraba José Ignacio Gerez, hoy jefe supremo de los fiscales de la justicia neuquina– el final fue desdichado a pesar de la ayuda financiera que el banco aportó.

Félix Racco ocupaba el cargo de titular del BPN cuando se produjo la estafa. Ahora está sentado frente a la Justicia.

CASO TEMUX


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